Luego de más de doce años de la tragedia de Fukushima Daiichi, Japón empezó a liberar al mar un millón de toneladas de agua contaminada que han servido para enfriar los reactores de la planta nuclear, lo que ha generado protestas en el país y en el mundo. Entre ellas, la oposición abierta de parte del gobierno de China
Tsunami desató catástrofe
En el 2011 un sismo sacudió el noreste de Japón. El cual provocó un tsunami que acabó con la vida de 18,500 y obligó a 360 mil a abandonar sus casas. Las enormes olas golpearon la central nuclear desatando que los sistemas de enfriamiento fallaran y se liberaran toneladas de material radiactivo. Es considerado el peor accidente nuclear desde Chernobil en 1986.
Posteriormente, las autoridades comenzaron el desmantelamiento de la central. Algo que podría llevar cuatro décadas sin completarse. Desde aquel momento la Compañía de Energía Eléctrica de Tokio (TEPCO), encargada en operar la planta, comenzó a bombear agua para enfriar los reactores nucleares. Se producen a diario 170 toneladas de agua contaminada que se almacena y después se filtra para disminuir la cantidad de sustancias radiactivas; sin embargo, la capacidad de almacenamiento alcanzó su límite. De ahí que Japón ha comenzado a tirar esta agua al Océano Pacífico, aunque podría tardar hasta 30 años en completarse.
Según TEPCO, se prevé que la liberación en Fukushima sea de 1,500 becquerelios (medida de radiactividad por litro). Pues de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) el estándar de este químico en el agua es de 10,000 becquerelios.
Debido a que esta agua pasa por un proceso de filtrado, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) le dió el visto bueno al plan y señaló que si se sigue con el plan tendría un impacto insignificante en el planeta.
China se opone y pide apoyo internacional
Geng Shuang, sub-representante permanente de China ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pidió a la comunidad internacional exigir conjuntamente que Japón paralice la medida de Fukushima Daiichi. Es “para evitar causar daños y riesgos impredecibles al entorno marino y la salud y bienestar de las personas en todo el mundo”, indicó.
“El vertido del agua radiactiva tiene implicaciones transnacionales y de ninguna manera se puede considerar un asunto privado de Japón. Es extremadamente egoísta e irresponsable por parte de Japón ignorar los intereses generales y transferir abiertamente el riesgo de contaminación nuclear al mundo entero, incluidos los países insulares del Pacífico”, declaró Geng.
El representante del gobierno chino, destacó las preocupaciones crecientes sobre el impacto de esta medida en el ecosistema marino, la seguridad alimentaria y la salud humana.
“La parte japonesa tiene que ofrecer una respuesta todavía a las principales preocupaciones de la comunidad internacional sobre la fiabilidad del equipo de tratamiento de agua a largo plazo; la veracidad y exactitud de los datos sobre aguas radiactivas; y la consistencia y efectividad del programa de monitoreo”, detalló Geng.
Prohiben compra de marisco y pescado japonés
El portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Wang Wenbin, dijo que “la agresiva iniciativa de Japón para liberar agua contaminada es injusta, irracional e innecesaria. Aconsejamos a Japón que no priorice sus propios intereses y transfiera el riesgo de una contaminación nuclear a toda la humanidad“. De ahí que China haya prohibido la compra de todos los mariscos o pescados japoneses.
Manifestaciones de medioambientalistas
Grupos ambientalistas se manifestaron en Suva, la capital de Fiji, el viernes 25 de agosto, para protestar por la liberación al mar de agua radiactiva tratada de la planta nuclear de Fukushima por parte de Japón. De igual modo,
Asimismo, especialistas en el océano dicen que son necesarios más estudios sobre cómo verter esta agua durante tres décadas, ya que puede afectar al océano y a la vida marina. Para algunos, la medida de Japón es precipitada y éste debería mantener el agua en los tanques. Con esto aseguran se ganaría tiempo para desarrollar nuevas técnicas de filtrado y se permitiría que cualquier radiactividad restante se reduzca de forma natural.
En tanto, en Corea del Sur el gobierno dijo no tener objeciones al plan, pero muchos salieron a protestar y según una encuesta el 80% de los surcoreanos son críticos con la medida.
En Japón la industria pesquera está en contra y expresó su preocupación por cómo esto puede afectar su modo de vida, ya que temen que los consumidores eviten tomar productos del mar.
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