El gasto presupuestal, los pasivos laborales y la amortización de deuda interna y externa de la CFE y PEMEX representan un esfuerzo fiscal significativo para las finanzas públicas
INTRO: El diagnóstico de la nueva administración considera que las empresas productivas del Estado fueron abandonadas y en muchos casos desarticuladas a propósito para favorecer a particulares. El objetivo ahora será apuntalar a CFE y PEMEX mediante su eficiencia operativa y financiera, pero la tarea presenta varios desafíos.
El fortalecimiento de las empresas productivas del Estado puede representar un juego de suma cero para las finanzas públicas. Los ingresos petroleros en proporción del PIB se estiman en 4.2% para el cierre del 2019, aunque su participación en relación a los ingresos presupuestales totales podría alcanzar el 19% (ésta relación se registró en la última década un promedio de 27%; sin embargo, la caída de los precios del petróleo experimentada desde mitad del 2014, en combinación con una menor producción, provocó que la relación fuera de 16.7% en 2018). Los ingresos generados por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en relación a los ingresos presupuestales totales cerraron en 7% en 2018. Sin embargo, el gasto presupuestal, los pasivos laborales y la amortización de deuda interna y externa de la CFE y PEMEX representan un esfuerzo fiscal significativo para las finanzas públicas. Además, debemos recordar que la política de estímulos del IEPS sobre gasolina y diésel para amortiguar los movimientos en las referencias internacionales de crudo y tipo de cambio restan margen de maniobra; más aún, si consideramos la disminución en el IVA en la zona fronteriza. Todo lo anterior, obliga al Servicio de Administración Tributaria a mejor su eficiencia recaudatoria en un entorno donde las proyecciones económicas muestran un descenso de la actividad económica para el 2019.
El descenso de la calificación de PEMEX incrementa el costo de financiamiento de la empresa, pero también pone en alerta la calificación soberana de México con sus posibles impactos en las tasas de interés de referencia. El recorte en dos escalones en la calificación crediticia de PEMEX y su perspectiva negativa realizada por la calificadora Fitch Ratings (BBB- desde BBB+, en el límite del grado de inversión), el pasado 29 de enero, aumenta los costos de financiamiento de la compañía y reduce el margen de maniobra para impulsar el programa de inversiones. Recordemos que el sector petrolero por definición es de alto riesgo e intensivo en capital, por lo que el financiamiento es clave. La eventual conclusión del proceso de normalización de la política monetaria de la Fed podría dar un respiro al alza de tasas en dólares; aunque Banxico podría tener menor margen de maniobra en la tasa de referencia en pesos, si los inversionistas consideran que el programa de apoyo a PEMEX y CFE reduce la capacidad fiscal del gobierno. La incertidumbre podría reflejarse en ajustes temporales de corto plazo en el tipo de cambio que presionen la inflación y la prima de riesgo, situación que requeriría de una respuesta monetaria de Banxico para mantener estable la tenencia de extranjeros en valores gubernamentales.
El programa de fortalecimiento de PEMEX requerirá de transparencia, comunicación constante con los inversionistas y reforzar el gobierno corporativo de la empresa. La visita realizada por los nuevos funcionarios de PEMEX y la SHCP a Nueva York, el pasado 9 y 10 de enero, para reunirse con la comunidad financiera internacional fue una experiencia que debe dejar importantes lecciones a futuro. Sin duda, se requiere de análisis técnicos bien fundamentados que respondan a las preguntas recurrentes hechas por especialistas del sector sobre el flujo de efectivo negativo de la empresa, alto endeudamiento, caída persisten de la producción, el uso del fracking, el futuro de las licitaciones petroleras y la reforma energética, detalles del programa de inversión para entender sus potenciales resultados operativos y financieros (acciones anunciadas el 28 de enero y 15 de febrero de 2019). Además, de refrendar su compromiso con mejorar el gobierno corporativo de la empresa, sus consejeros independientes y un marco regulatorio que genere certidumbre y reglas claras para todos los jugadores. Sin duda, es enriquecedora una discusión propositiva y con rigor académico que permita mejorar a los órganos reguladores en beneficio de todo el sector, es claro que siempre hay áreas de oportunidad.
La CFE deberá seguir en la línea de ser una empresa de clase mundial en materia de operación y finanzas, que le permita retomar su sentido social y alcanzar su nuevo objetivo de garantizar la electricidad como un derecho humano (bien público). Los desafíos de la Comisión no son menores, ya que deberá cumplir con su meta de que el 40% de la electricidad sea generada por tecnologías limpias y renovables en 2035. La tarea no será sencilla, ya que la generación de electricidad sigue concentrada en las plantas de ciclo combinado, 50% de la generación (seguimos teniendo una gran dependencia del gas natural de EUA); mientras las hidroeléctricas (10%), eólica (3%) y solar (2%) mantienen una baja participación en el total de la generación, en un entorno donde comienzan a registrarse llamados a limitar su uso en regiones específicas por grupos ambientalistas. Las interrogantes sobre el futuro de las subastas eléctricas, el manejo de los pasivos laborales (incluidos los de extinta Luz y Fuerza del Centro), el aumento de las pérdidas técnicas y no técnicas; así como los impactos financieros de mantener las tarifas en línea sólo con la inflación serán constantes.
Por Dr. Pablo López Sarabia
Profesor-Investigador de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey, Campus Santa Fe. E-mail: plsarabia@tec.mx
CFE y PEMEX, anclas del desarrollo económico en el actual sexenio
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