La práctica indiscriminada de la salmonicultura conlleva grandes daños a los ecosistemas naturales en donde se lleva a cabo
La provincia argentina Tierra del Fuego oficializó la prohibición de la salmonicultura en la región a través de un proyecto de ley que, en lo general, impone un veto a la práctica de producción controlada de peces salmoniformes (salmones y truchas).
El procedimiento de esta crianza acuícola se califica como perjudicial para el medio ambiente y también para los habitantes de la zona; debido a la falta de transparencia del ejercicio, que solo es factible en áreas naturales de características específicas, como el Canal Beagle en Argentina. En efecto, este canal es hoy es sometido a importantes presiones para el desarrollo de la industria de la salmonicultura.
En este sentido, el gobierno argentino y el de la provincia de Tierra del Fuego, suscribieron un acuerdo de colaboración con el reino de Noruega (líder global en salmonicultura) en 2019, para implementar la salmonicultura.
La decisión jamás tuvo el apoyo de la comunidad local, quienes con apoyo de organismos ambientalistas argentinos y foráneos, realizaron múltiples manifestaciones en detrimento de este convenio. En sintonía, el legislador provincial Pablo Villegas presentó un proyecto de ley, de la mano de la vicegobernadora de Tierra del Fuego, Mónica Urquiza, que prohíbe el accionar de la industria salmonera; la aprobación por unanimidad de este proyecto de ley se dio el 30 de junio del presente años.
Al respecto, Martina Sasso, líder del programa marino de la Fundación Rewilding Argentina, ‘Sin Azul No Hay Verde‘ (SANHV), declaró:
“Esta ley nos demuestra que, si nos involucramos y trabajamos activamente como sociedad, apoyándonos en aquello que nos une, todo es posible. Todos los cambios son significativos, si podemos convencer a un legislador de hacer las cosas distintas o al líder de nuestra comunidad, estamos cambiando el mundo”.
Secuelas de la salmonicultura
La práctica de la industria salmonera sin regulación y transparencia, deriva en varias afectaciones al ecosistema que la contiene. Entre los principales daños posibles, destacan la elevada mortandad de salmones, el aumento de toxicidad en el agua; la introducción de especies ajenas al entorno, así como pérdida de la fauna local.
En su oportunidad, un representante de la comunidad Yagán, (comunidad local que comparte el canal con la provincia Tierra del Fuego) David Alday, exteriorizó lo siguiente:
“En 30 años veo al archipiélago abundante en especies, rodeado de parques nacionales, potente, con una visión y un mensaje poderoso al mundo de cómo debemos cuidar y mantener nuestra naturaleza…”
Mediante el rechazo a la salmonicultura, el gobierno argentino denota congruencia con la atención a la crisis global del medio ambiente; misma que puede afrontarse con políticas públicas específicas y contundentes en pro del bien común en las comunidades.
Sin duda se trata de un modelo a seguir por varios países con fuerte presencia de esta industria; como Chile, en donde se tienen numerosos reportes de desastres ambientales a causa de la explotación de los ecosistemas a lo largo del tiempo.
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