La inclusión de mujeres en los diferentes niveles de la escalera corporativa y de gobierno genera mayor valor en cuestión de seguridad, salud y bienestar
María José Treviño
Directora general de Acclaim Energy México.
*Las estadísticas mencionadas en la presente columna provienen de datos
Las mujeres constituimos el 49.6% de la población, sin embargo, existen países donde aún pesan los sesgos culturales que nos alejan de las oportunidades, limitan nuestro potencial e impiden la diversidad de género. El Pabellón de la Mujer en la Expo Mundial Dubai 2020 vislumbró el avance como sociedad, al margen de los datos que muestran el largo camino que aún nos falta por recorrer.
Patrocinado por Cartier, el pabellón se centró en un concepto vertebral: “cuando la mujer prospera, la humanidad prospera”. Se trata de eliminar las normas negativas de género que dictan el futuro de las niñas e impiden un mundo equilibrado.
En los últimos 25 años, el acceso a la educación ha mejorado, de tal manera que 180 millones de niñas lograron iniciar su formación educativa. Sin embargo, aún restan 132 millones de niñas que no asisten a la escuela; en áreas rurales, el 61% de las niñas no acude a la secundaria.
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A nivel mundial, el 20% de las mujeres entre 20 a 24 años fue forzada al matrimonio en su niñez; además a la mayoría se les impidió continuar con su educación.
Importancia de la educación STEM
En el sector energético, somos fieles creyentes de que la educación STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) es la base para lograr un ambiente laboral diverso. La exposición a estas áreas del conocimiento debe iniciar desde edad temprana para que, con el tiempo, se desarrollen habilidades y conocimientos ligados a dichos temas.
Elegir las materias mencionadas no solo es improbable debido a sesgos culturales, sino que además existe la problemática fundamental de acceso a la educación, un derecho común que todos merecemos. Precisamente, la Declaración Universal de los Derechos Humanos afirma que la educación es un derecho humano fundamental que busca eliminar la discriminación.
Con el tiempo, las barreras culturales se han podido abatir, aún en regiones dónde el rol de la mujer es muy limitado. Sin embargo, todo parte del acceso a la educación, por ejemplo, la primera universidad a nivel mundial fue fundada por una mujer musulmana en Marruecos y en Emiratos Árabes se emitió un decreto presidencial para exigir la igualdad salarial para hombres y mujeres y se hizo efectivo en septiembre del 2020.
Avance ha sido lento
Vemos avances, pero no suficientes. En los últimos 25 años, a nivel global, el número de mujeres participando en parlamentos se ha duplicado, no obstante, solo una mujer ha negociado y firmado un acuerdo de paz, aún y cuando está comprobado que las mujeres aseguran un mayor número de relaciones a largo plazo. Además, solo existen 22 países de los 193 liderados por mujeres, a pesar de la evidencia creciente de que las mujeres mejoran los procesos de toma de decisión política.
Se ha comprobado que cuando a las mujeres se les otorga el poder de decisión tienden a promover proyectos que abordan problemáticas sociales y ambientales, que generan no solo un bienestar común, sino también un beneficio económico y de valor sostenido a largo plazo. Este fenómeno se debe en parte a la relación histórica de la mujer con la sociedad, por lo tanto, esta diversidad de experiencia es lo que genera valor.
Las mujeres administran el agua, las fuentes de combustibles, la alimentación y la agricultura, solo por nombrar algunas actividades. Producen más del 50% del alimento en los países en desarrollo a pesar de algunas leyes de herencia que les impiden poseer y arrendar tierras y obtener préstamos o seguros; sin embargo, de los 690 millones de personas que sufren de hambre crónica en el mundo, 60% está constituido por las mujeres.
Mayor vulnerabilidad ante cambios ambientales
Por otro lado, las mujeres son particularmente vulnerables a los cambios o amenazas ambientales porque sus vidas se centran en los recursos naturales. La obtención de estos recursos resulta para ellas un problema más agravado. Por ejemplo, el acceso al agua limpia se ha incrementado de manera importante, sin embargo, mujeres y niñas aún dedican 200 millones de horas al día en la recolección de agua potable. En las últimas tres décadas, la pobreza ha decaído 75%, a pesar de ello, las mujeres tienen más probabilidad de caer en pobreza extrema.
Algunos estudios han demostrado que los desastres naturales afectan de manera desproporcionada a las mujeres y acorta su esperanza de vida, especialmente donde los niveles de pobreza son más pronunciados. Aunado a esto, desde el 2000, la tasa de mortalidad materna ha decaído 38%, 810 mujeres murieron diariamente por complicaciones en el parto.
Para concluir, una de cada tres mujeres ha vivido una experiencia de violencia física. El 58% de mujeres jóvenes reporta acoso o abuso en línea, el 65% de las víctimas de trata es mujer, no obstante, las leyes que se han establecido sobre violencia doméstica en 155 países no son suficientes. Asimismo, la voz de las mujeres en la toma de decisión en distintos ámbitos se ha marginado y esto es peligroso en todo sentido.
Cifras de la desigualdad
Actualmente, más del 47% de los trabajadores es mujer, sin embargo, aún son remuneradas un 16% menos que sus colegas hombres y solo uno de cada tres negocios son propiedad de mujeres. Las mujeres dedican tres veces más tiempo al trabajo no remunerado, equivaliendo a 4.1 horas al día, de hecho, esta situación se hizo evidente debido a la pandemia del COVID-19.
Más del 70% de los trabajadores de salud de primera línea es mujer, su riesgo de infectarse es tres veces mayor que los hombres. A pesar de la experiencia acumulada, las mujeres componen solo el 24% de los miembros de los comités de respuesta al COVID-19. Asimismo, cerca de 40% de las mujeres empleadas trabaja en sectores gravemente impactados por la crisis sanitaria. De hecho, en un año, las mujeres perdieron 800 mil millones de dólares en ingreso global y en el 2021, 47 millones de mujeres cayeron en pobreza extrema.
Mujeres y sostenibilidad
La inclusión de mujeres en los diferentes niveles de la escalera corporativa y de gobierno genera mayor valor en cuestión de seguridad, salud y bienestar. El acceso a la educación es fundamental para empoderar e independizar a las mujeres, además de prepararlas para la toma de decisiones que generen sostenibilidad. Aunado a ello se requiere dotarlas de equipo y tecnología, otorgarles el derecho a ser propietarias de tierra, permitirles el acceso a financiamiento y a los mercados.
El Banco Mundial indica que 155 de las 173 economías que cubre tienen al menos una ley que impide las oportunidades económicas de las mujeres, incluido el acceso al crédito, lo que las limita a avanzar de muchas maneras. Estas acciones podrán ayudar a resolver los problemas mundiales de cuidado de los recursos, de alimentación y pobreza.
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Nuestro deber es reconocer la problemática, visibilizarla, buscar alternativas, implementar cambios donde se requiere, normalizar, influenciar y repetir. La base es la educación en etapas tempranas.
Ngozi Okonjo-Iweala, directora general de la Organización de Comercio Mundial comenta que:
“Si invertir en mujeres genera una buena economía, invertir en las niñas genera una mejor economía aún.”
Esto, en sintonía con el Pabellón de la Mujer, “Cuándo la mujer prospera, la humanidad prospera.”