Escrito por: EH 360°, María José Treviño, Opinión, Sustainability & CSR

Esperanza ante la COP26

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A pesar de las críticas, la importancia de la COP26 radica en reconocer y aceptar la realidad, revisa avances e inspira a seguir actuando

María José Treviño
Directora general de Acclaim Energy México.

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26) celebrada hace algunas semanas en Glasgow, Escocia, líderes políticos, empresarios, activistas, científicos y negociadores discutieron sobre la importancia de contener el aumento de temperatura a 1.5º C; para lo cual, los países se comprometieron a soluciones y metas especificas. Para muchos, en estos eventos relucen la incongruencia entre la política, la acción (o inacción) y la ciencia. Algunos expertos concluyen que las medidas planteadas en esta 26ª reunión no son suficientes para combatir el Cambio Climático.


 

Perspectiva

A pesar de las críticas, dichos encuentros son de gran importancia, pues reconocer y aceptar la realidad, alinea objetivos, revisa avances e inspira a seguir actuando. El combate contra el Cambio Climático no es esfuerzo de una persona, ni de un solo país o región, sino que requiere de la voluntad de todos con acciones que multipliquen y generen un impacto en todos los niveles. Se trata de generar conciencia, para que los pequeños esfuerzos se vuelvan significativos y se traduzcan en resultados, de tal manera que se genere cierta esperanza de bienestar para las futuras generaciones.

La crisis climática impacta de manera transversal toda actividad, desde los alimentos que ingerimos, dónde vivimos, cómo nos movilizamos y qué respiramos. Afecta a todos y a su vez, todos contribuimos. Partiendo de ahí, es responsabilidad de la humanidad a cualquier nivel, cooperar y seguir los esfuerzos que se presentan en estas reuniones, partiendo del enfoque de disminuir la temperatura del planeta. Es difícil imaginar lo que significa llegar a este grado de Calentamiento Global si no nos comprometemos.

La temperatura del planeta

La ONU declara que para el 2100, en 79 años, este nivel de temperatura significará tener, en promedio, 2 meses y medio de sequía y 41% más espacio incluido en incendios forestales, por lo que la producción de trigo, maíz, arroz y soya se verían afectados. Además, el escenario del aumento de 48 cm de nivel de mar no solo disminuiría los arrecifes de coral en 70-90%, sino que también desplazarían a 46 millones de personas.

Esto significa que hoy tenemos que empezar a preparar a las ciudades para estos cambios, en infraestructura, en área habitacional, en almacenaje de alimentos. Por lo tanto, no solo se debe de trabajar en la mitigación, sino que se debe de contemplar la evolución del mundo ante distintos escenarios en combinación con las tendencias del consumidor, la evolución tecnológica y la disponibilidad de recursos naturales.

Dar pasos hacia adelante

La COP26 es solo un instrumento utilizado cómo puente, una vía a la aplicación del multilateralismo, donde se llevan a cabo negociaciones según las fortalezas y carencias de las distintas naciones o regiones considerando sus recursos naturales, capital financiero, movilización, acceso a alimentos e infraestructura. Aunque se considera la ciencia, no se cuenta con todas las respuestas y si bien se plantean escenarios para hacer frente a tanta incertidumbre, aún falta mucho por descifrar. Cada COP significa dar un gran paso, en cada cumbre se reconoce la obligación de adaptarse a las necesidades cambiantes, de tal manera, que, con frecuencia, se vuelve a empezar.

También se impulsa la colaboración entre gobiernos, asociaciones civiles, instituciones financieras y empresas, y por lo tanto, pretende catalizar acciones en todos los niveles. No solo debe procurar la motivación en gobiernos estatales y locales, sino también lo deberá hacer con todo ente político y la sociedad civil. Las organizaciones empiezan a entender que se requiere asumir un rol de liderazgo, adoptando prácticas de sustentabilidad y entrenando a su personal a ejercer una cultura más alineada a este enfoque.

Negocios se reorganizan

Los negocios se están reorganizando ya que mucha de la materia prima de la cual dependen desaparecerá por ser contaminante o bien por ser un recurso natural con riesgo a escasez. Los consumidores están responsabilizando a las organizaciones y en consecuencia, se está creando una demanda por productos de baja emisión de contaminantes. Muchas industrias ya están exigiendo una reducción en la huella de carbono en toda la cadena productiva y por consecuencia, están auditando el cumplimiento con precisión para evitar el lavado verde, mejor conocido cómo “greenwashing”, a raíz de la congruencia que se pretende. Los grandes y medianos consumidores de energía también se ven firmando contratos de suministro de energías renovables a corto, mediano y largo plazo, muchos de ellos dejando a un lado el caso de negocio y centrándose en la importancia de asegurar la sustentabilidad.

Inspiración y voluntad

La inspiración y voluntad mueve, sin embargo, también el aspecto económico. Dicho esto, será muy costoso financiar la transición energética y el combate contra el Cambio Climático.

En general, para los negocios implica impactos en Capex que no se estimaban, en depreciación y en mantenimiento de activos, además de costos de manejo de residuos, de nuevas tecnologías de generación de energía, en materiales más costosos, en investigación, entrenamiento, soporte, cumplimiento, penalidades, transformación y resiliencia. El riesgo climático se traduce en riesgo financiero, y, por lo tanto, los negocios en cualquier industria se deben de preparar. Lo mismo sucede con la infraestructura citadina, se ve afectada por el desgaste provocado por el Cambio Climático, además de que pronto quedará obsoleta a raíz del progreso en movilidad, cómo la electrificación.

Uno de los temas principales en la COP26 fue el acceso al financiamiento, especialmente para aquellos países más vulnerables. De hoy al 2050, existen alrededor de 100 trillones de dólares de capital privado destinados a financiar la transición, de estos; la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés) mencionó que más del 20% se enfocará en mercados emergentes. Para el Banco Mundial, el 35% de sus inversiones harán frente al Combate Climático.

Financiamiento

En general, se estima que la mayor parte del financiamiento se encaminará hacía la mitigación y el restante a la adaptación. El reto será convencer a los inversionistas institucionales de financiar también la transición energética, involucrarse en proyectos sobre el saneamiento del agua, la calidad del aire, la educación y el uso de energías renovables. Será crítico entender la tolerancia del riesgo a invertir en nuevas tecnologías dirigidas a resolver problemas contra el Cambio Climático, y, para esto, se requerirán reglas claras y enfoques congruentes por parte de los gobiernos que apoyen a liberar estas exposiciones. Será interesante no solo medir la inversión económica sino también el impacto que ese capital generará en emisiones de gas efecto invernadero para medir el beneficio real, de tal manera que se incentive la inversión.

Mucho trabajo por hacer

La COP26 sirvió para establecer ambiciones en una década donde nos vemos forzados a actuar en cualquier nivel. El mensaje sobre la acción climática es rotundo, sin embargo, aún resta mucho trabajo por hacer, especialmente, en definir las distintas rutas que nos llevarán a cumplir las metas. Desde política energética, hasta el diseño de mecanismos de sanciones; falta definición, voluntad, rigor y responsabilidad. Cada vez las metas y la ambición serán mayores, y, por lo tanto, la necesidad de actuar es urgente, no solo para la adaptación, mitigación y transición, sino para la inclusión y la democratización. Como ciudadanos del mundo, debemos exigir responsabilidad a nuestros gobiernos en el diseño de políticas, uso de la energía y recursos, como el agua, de mecanismos que nos lleven hacía la descarbonización para poder ser congruentes y lograr nuestros compromisos frente a las futuras generaciones.

Reunir alrededor de 40 mil personas a discutir, negociar y acordar sobre la ruta a seguir para combatir el Cambio Climático inspira y genera cierto grado de esperanza y optimismo para los niños, y comunica que nuestra generación está realizando esfuerzos máximos y tomando decisiones responsables para permitirles vivir como lo hacemos nosotros ahora.

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