Escrito por: Academia, EH 360°

Buscan que residuos de la construcción se puedan reutilizar


Con estos materiales, en el Instituto de Ingeniería fabrican bloques o ladrillos: María Neftalí Rojas Valencia. No requieren cocción, por lo que disminuyen las emisiones de gases de efecto invernadero, refirió

Cada día se generan en la Ciudad de México aproximadamente 14 mil toneladas de residuos de construcción y demolición; de esta cantidad únicamente mil toneladas se reciclan.

En tanto, cada año tan sólo en la alcaldía Miguel Hidalgo se originan 400 mil; en Álvaro Obregón más de un millón; y Benito Juárez, supera 200 mil, por ejemplo.

Lo anterior es un grave problema, expuso la investigadora del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM, María Neftalí Rojas Valencia. Sin embargo, también se presenta como oportunidad para utilizarlos como materia prima, a fin de elaborar productos útiles para nuevas edificaciones.

Debido a la gran cantidad que se produce, explicó la experta en ingeniería ambiental, vemos que se depositan inadecuadamente, en lugares incluso clandestinos, a pesar de que la normativa lo prohíbe. Por esa causa se contaminan ríos, aire y suelos, y se propicia el crecimiento de fauna nociva.

El reto actual para las construcciones sustentables que requieran certificaciones por parte de la Secretaría del Medio Ambiente es hacerlas sin desperdicios, usar tecnologías y materiales sustentables, tener buenas prácticas a partir del inicio del proyecto, y utilizar reciclables en sustitución de los convencionales.

La científica y sus colaboradores han fabricado bloques o ladrillos con diferentes formas y tamaños, para aprovechar los desechos de la construcción y los residuos más pequeños obtenidos de la tala, en una mezcla donde se utilizó un elemento innovador: el mucilago, sustancia viscosa del nopal, para sustituir el uso de agua y cal, desarrollo que está patentado.

Productos sustentables

En México, las 17 mil ladrilleras artesanales fabrican de 30 a 50 por ciento de la producción nacional: en Puebla se ubican aproximadamente cuatro mil 300; Jalisco, dos mil 500; y Guanajuato, dos mil 360. En varias de estas los empleados laboran en condiciones precarias, ya que realizan las mezclas con las manos y pies. Además, los 323 millones de unidades por año, se obtienen con altos índices de contaminación.

“En otras investigaciones que hemos continuado desde 2015, hemos hecho mezclas de residuos de construcción con aserrín, desechos de las industrias azucarera y papelera, PET, vidrio y cartón, con buenos resultados”, añadió Rojas Valencia.

Las combinaciones son sometidas a diversas pruebas, entre ellas de erosión e intemperismo: en una cámara se simulan los rayos ultravioleta y la lluvia ácida, y se determina qué les pasa a los nuevos materiales; incluso se proyecta lo que les ocurrirá a futuro.

“Tenemos la fortuna de contar con especialistas y equipos en el Instituto de Ingeniería donde nos ayudan a hacer pruebas de los ladrillos, como las de resistencia a la compresión. Con todo ello cubrimos lo que solicita la normativa, de manera eficiente y controlada”, afirmó la universitaria.

Los ladrillos con agregados reciclados presentan excelentes resultados y tienen múltiples ventajas: disminuyen las emisiones de gases de efecto invernadero porque no requieren cocción, se reduce la explotación de bancos de materiales vírgenes, se minimiza el costo de transporte y se pueden modificar tamaños y formas, de acuerdo con las necesidades, entre otras ventajas, acotó la especialista.

Otra innovación que hemos trabajado, precisó Neftalí Rojas, son los desecadores solares para secar los ladrillos, pero sin originar gases de efecto invernadero, porque no se utiliza leña, llantas o aceite, como se elabora de forma convencional.

Diversas aplicaciones

Con los que fabricamos en el Instituto se elaboraron macetas y jardineras, así como bancas, guarniciones y otro mobiliario urbano. Además, con residuos de construcción, relató Rojas, se colocaron banquetas mezcladas con vidrio; aún después de un lustro de trabajo rudo, siguen en perfectas condiciones.

Mediante la utilización de restos de edificación también se pueden conformar terrenos; “no se requiere triturar, sino elegir los fragmentos más pequeños”. De igual forma, han sido empleados en tecnosuelos.

“En Bordo Poniente, donde antes era un depósito de basura, se ha puesto una cama de residuos de construcción, luego una de composta que ahí mismo se produce, tierra, y se ha logrado sembrar con éxito diferentes vegetales. En la planta de composta de Ciudad Universitaria también se pueden ver; ahí se han trabajado en colaboración con el Instituto de Geología”, argumentó.

Con los agregados finos de concretos reciclados, continuó la especialista, se pueden edificar andadores o ciclopistas. “Ya tenemos alumnos del doctorado en urbanismo integrando toda la información que se genera, para trabajar en parques urbanos con base en la normativa”.

En el II también se han fabricado muestras de gaviones que se emplean para evitar la posible caída de rocas y piedras en las superficies de las carreteras y vías de ferrocarriles. En lugar de romper el cerro o usar la roca del lugar, podemos aprovechar esa gran cantidad de residuos.

Alternativa

Debido a que en las remodelaciones se crean aún más que en la construcción, se requieren alternativas viables para reutilizar y reciclar estos materiales, recalcó la investigadora. Por lo regular se revuelven con el resto de desechos y los contaminan. “Es una actividad oculta, sin inventarios”.

Se trata de residuos de fibra de vidrio, algunos solventes, cristales recocidos y templados, asbestos, lámparas fluorescentes con mercurio y zinc, restos de pintura y esmaltes que contienen metales pesados, entre otros. Para el trabajo de tesis de una alumna hemos aprovechado los de Tablaroca y obtenido terminados para interiores, por ejemplo. Alumnos de Ingeniería Civil y Arquitectura estudian este aspecto para proponer otros modelos.

Alexandra Ossa López, también investigadora del II, efectuó mezclas que se pueden utilizar en carpetas asfálticas de vialidades urbanas. Este y otros proyectos con buenos resultados demuestran que el aprovechamiento de los sobrantes de construcción en interiores y exteriores es factible, en zonas urbanas y rurales, subrayó Neftalí Rojas.

En nuestro equipo colaboran alumnos de Ingeniería Civil, Urbanismo, Arquitectura, incluso “químicos, porque tenemos que hacer la caracterización de nuestras mezclas”, concluyó.

 

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