A menos de dos semanas de su toma de posesión, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, apuntaló contra el sector eólico global. Declaró su intención de implementar políticas para que “no se construyan molinos de viento” bajo su mandato, describiendo los aerogeneradores como un “desastre”
Con ello encendió el debate sobre el futuro de la energía eólica con declaraciones que han sacudido los mercados. Esto durante una conferencia de prensa realizada en su complejo turístico en Florida.
“Es la energía más cara que existe. Es muchas, muchas veces más cara que el gas natural limpio, así que vamos a intentar tener una política en la que no se construyan molinos de viento”, afirmó Trump.
Su crítica se extendió al impacto visual y ambiental de las turbinas: “Ensucian nuestro país, están esparcidos por todo el país como si tiraran papel, como si tiraran basura en un campo (…). Se oxidan, se pudren, se cierran, se caen (…) Y ponen otras nuevas al lado porque nadie quiere derribarlas, porque ¿por qué iban a derribarlas? Es muy caro derribarlas”.
Estas declaraciones generaron incertidumbre en el mercado eólico
Este sector clave en la transición hacia energías renovables está en incertidumbre. Las acciones de los mayores promotores de parques eólicos marinos, como la danesa Orsted y la alemana RWE, registraron caídas de entre 2.9% y 7.3%. Los fabricantes de turbinas como Siemens Energy, Nordex y Vestas también se vieron afectados. Al igual que empresas estadounidenses como GE Vernova, TPI Composites y American Superconductor Group.
Para Adam Crisafulli, fundador de Vital Knowledge, el impacto de la postura política en el mercado eólico rezagó las acciones. “Las acciones vinculadas a la energía eólica están rezagadas por los comentarios de Trump sobre los molinos de viento”, señaló.
Por su parte, Douglas Lindahl, analista de DNB Markets, comentó que podría ser difícil para Trump implementar sus planes dada la relevancia de la energía eólica en estados republicanos como Texas.
Ponen en “jaque” la industria eólica estadounidense
El panorama también refleja un choque con las iniciativas de la administración saliente de Joe Biden, quien impulsó la Ley de Reducción de la Inflación para fomentar las tecnologías verdes. Este marco regulatorio había generado optimismo en sectores como el solar, eólico y del hidrógeno.
Con su arremetida, Trump no solo pone en jaque al sector eólico global sino a la industria eólica estadounidense, la segunda mayor del mundo después de China, sino también crea una ola de incertidumbre global sobre el futuro de las energías renovables.
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