La Comisión Reguladora de Energía (CRE) está siendo parte importante de la contracción del negocio de Pemex.
Ramsés Pech
Grupo Caraiva – León & Pech Architects
El mercado de los combustibles en México no tiene más de 5 años de existencia. Ante este neófito han surgido muchas confusiones sobre en dónde está el negocio de los combustibles. Para dejarlo claro: está en las terminales de almacenamiento y reparto (TAR); las cuales tienen un peso preponderante, del 44 al 47% del precio unitario que observamos en las estaciones de servicio hoy día.
Actualmente, la nueva visión que el propio mercado tiene de México es una diversificación de marcas, imágenes y selección; que puede tener cada consumidor para escoger a quién o qué producto comprar. Se antepone la calidad del combustible y pasando a segundo término el precio.
La calidad está ligada a los litros por Km recorrido y, a mediano plazo será por los contaminantes que emanen de la combustión; ante nuevas alternativas que darán lugar a tener carros eléctricos, híbridos o aquellos que usen combustible con hidrogeno (apenas en desarrollo). Establecido que el negocio no está en las estaciones de servicio, cada empresa dentro de la cadena deberá decidir en qué parte estar o influir.
Muchos consideran que el éxito de la venta del combustible está en la imagen que el consumidor observa. Esta realidad virtual se modificó en México, a partir de la entrada de nuevas marcas de combustibles; los clientes ya no compran por la imagen.
Nuevas regulaciones de la CRE
Hay que dejar en claro, una marca no es igual a la imagen. La primera quiere transmitir sobre sí misma, la expresión de su personalidad y su esencia visual; mientras que la imagen corporativa es la forma en la que el público percibe a la marca. Al cliente en México, el mercado le da la oportunidad de tener diferentes marcas combustibles que provienen de refinerías de Pemex; importaciones que privados y/o la empresa productiva realizan para el mercado. El diferencial se define por la calidad de los combustibles, que el cliente o dueño de una estación nota; al ver la preferencia de cada consumidor.
La CRE dentro de sus funciones garantes del mercado y apoyo al consumidor, es parte importante de la contracción de la marca Pemex. Al no haber nuevas estaciones de servicios, se limita el crecimiento de esta empresa ante una imagen visualmente desgastada; y que el consumidor o dueño de una estación espera que esté al nivel de las otras que hoy en día están en el país. Marcas como Valero, Shell, BP, Exxon y otras que han logrado posicionarse en el mercado mexicano; ofrecen gasolinas con mayor octanaje, aditivos en los combustibles, rendimiento del motor y vida útil. Además de ofrecer un soporte directo a cada estación que tiene la imagen de la marca.
La CRE solo otorgó 52 nuevos permisos a estaciones de servicios de enero a agosto. Esto originó que los dueños de estaciones migraran a nuevas marcas con imágenes diferentes a Pemex; lo que ocasionó en ocho meses una pérdida del 11% en marca y del 12% en imagen. Al ritmo actual, esto podría llegar en ambos rubros por arriba del 20%.
En 2020, empresas como Exxon y Valero incrementaron el número de estaciones con su marca e imagen; destacando Valero que de 2 estaciones pasó a 50. Valero espera cerrar con más de 110 a finales de año.
¿Las estaciones de servicio son negocio para PEMEX?
En el mercado se continúa limitando el número de estaciones de servicios que pueden establecerse; en lugares analizados por cada grupo, marca o persona que visualiza negocio al colocar una estación; Pemex tendrá que cambiar la estrategia. Al haber un número limitado de estaciones, el empresario podría decidir sobre quién le da el mejor precio o calidad de combustible; en función de la percepción que se observa en cada marca, sin importar si el combustible se produce o no en México.
Finalmente lo que importa es que el producto genere ganancia y una mayor venta del volumen. Se debe recordar que el margen ganancia neto de cada estación de servicio, actualmente no es mayor al 3% del precio unitario.
La decisión de la inversión de una estación de servicio es a cuenta y riesgo de un privado. La selección de la marca y de la imagen a seleccionar es decisión propia, en función de lo que es mejor para su negocio; sin contratos forzosos que limiten o creen un vínculo dependiente.
Cada estación genera compra de combustible a un comercializador o distribuidor; el cual lo adquiere de un centro de almacenamiento y lo reparte a donde está el negocio. Esta cadena generan impuestos, mercado de extracción de crudo para refinar y un incremento de la demanda. Limitar significa que alguien perderá parte del negocio al no tener capacidad de adaptación rápida en función de carecer de recursos financieros para hacer frente.
Asimismo, con los combustibles fósiles habrá una contracción de su utilización, siempre y cuando se dé una diversidad en los tipos de combustible; que faciliten su oferta en un mayor número de estaciones de servicio en el mercado.
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