Escrito por: Opinión, Ramsés Pech

T-MEC, la importancia para México

México

México no produce su propia tecnología y solo ensambla la de otros países. El sector automotriz mexicano está compuesto por tecnologías de otras naciones, y en las últimas décadas han contribuido al crecimiento del país, y se han colocado sus exportaciones como la principal divisa a la nación

Ramsés Pech

Grupo Caraiva – León & Pech Architects

Según un estudio realizado en Americas Quarterly, este indica que, para América Latina podrían llegar 78 mil millones de dólares por el nearshoring (relocalización), y México sería beneficiado con el 45 % de estas inversiones. La presente suma de recursos dará lugar a intercambios comerciales bilaterales entre diferentes naciones de América Latina, con el propósito de intercambiar mercancías, productos y tecnología ensamblada con los Estados Unidos; y que requieren una mayor cantidad de socios comerciales para satisfacer la demanda de sus diversos mercados.

En la actualidad, el vecino del norte ha estado examinando los incrementos de los costos del transporte, derivados de las guerras energéticas en el medio oriente; Rusia-Ucrania y las comerciales entre las potencias. Las cuales han aumentado los riesgos en los diferentes cruces en el mundo, a través del aumento de los plazos de entrega de mercancías, productos y tecnología.

El resultado visto por el país de las barras y las estrellas es que no importa la proximidad de un país con sus diferentes mercados para reducir los costos. Lo esencial de un país es tener una clara comprensión de las leyes jurídicas para los negocios, normativas, reguladoras; seguridad, respeto a la propiedad intelectual y disponer de una baja prima de riesgo para las inversiones.

Algunos países de América Latina podrían competir por inversiones de empresas de EU, y estaría en riesgo la hegemonía actual de México con su socio comercial. Creando en el corto plazo, nuevas rutas comerciales marítimas, y reduciendo los riesgos que México tiene actualmente en el transporte.

t-mec

En el informe mencionado, México tiene un índice de -0.9 en cuanto a la parte jurídica en todo el sentido comercial, y la parte de seguridad -1.2. Esto podría cambiar en 2025, debido a que son datos calculados al cierre del 2023.

En 2024, al iniciar las primeras platicas y en el próximo año, donde serán las negociaciones que permitirán una adaptación de acuerdo con las modificaciones actuales por México. Sin importar quién sea la presidenta o presidente en los EU, los acuerdos serán ríspidos y posiblemente no buenos para el país. Tenemos presente que algunas compañías de Estados Unidos están llevando a cabo el Reshoring (reubicar las operaciones comerciales de nuevo en el país de origen de la empresa), lo cual es parte de las promesas de ambos partidos para poder competir con China.

México dispone de una ventaja comercial en el T-MEC, y que podría sucumbir, debido a la percepción actual, ante los cambios en la reforma energética, en el poder judicial, en los órganos autónomos; los cuales aseguraban la certeza jurídica, política, social y comercial de la firma de este en 2020.

México es el principal exportador hacia los Estados Unidos, y del total de exportaciones, el 82 % van a los mercados de este país, y un 3 % a Canadá. Nuestro país depende del 85 % en exportaciones por el tratado del libre comercio firmado con ambos países. A estos dos países solo importamos el 45 %, y el 43 % provienen de EU. Esto no genera un déficit positivo de entre el 45 y el 55 %. ¿A quién le conviene el T-MEC?

Ante esta situación, los socios actuales de México están tomando en consideración lo siguiente, y que debe ser parte de las condicionantes que estarán en las negociaciones en los próximos meses:

La logística no se limita a su origen, siempre y cuando sea de un país de América Latina. México ha comenzado a dejar de ser una opción, ante los incrementos de los costos de un 20 a un 40 % en el transporte por vía terrestre; debido a la falta de seguridad en las carreteras y a una infraestructura deficiente de movilidad en las mismas. Es de suma importancia destacar que, en México, el 65 % de las exportaciones son transportadas a través de medios terrestres, seguido de un 19 % marítimo, un 12 % ferroviario, y solo el 4 % aéreo.

El costo de un barco desde Brasil, Chile, Argentina, Costa Rica o Panamá podría ser prácticamente idéntico, al reducir los costos adicionales que hay en Mexico por la inseguridad, y mejorar los puertos en cuanto el tipo de régimen fiscal de libre comercio.

Los Estados Unidos y Canadá se encuentran en la búsqueda de socios comerciales que puedan establecer una conexión y dejar de depender de productos con tecnología china, y que se ajusten a las políticas actuales que la Unión Europea está considerando; ante la posible dominancia de China en el comercio y la tecnología en el mundo.

Se ha revisado y evaluado por estos dos países, tanto dentro como para el T-MEC, debido al incremento de las importaciones de México al país asiático, lo cual representa el 20 a un 25 % del total importado por nuestro país, lo que representa casi la mitad de lo que importa de sus socios en el tratado. México presenta un déficit negativo del 90 % con China, y la tendencia se incrementa, debido a la introducción de vehículos eléctricos e híbridos, aunque los aranceles estén del 15 al 20 % para estos, y que la estrategia de la secretaria de economía deje de adquirir a este país mercancías en el corto plazo. ¿Será suficiente para nuestros socios para renegociar el T-MEC?

México depende de ensamblar carros, y la principal fuente de las divisas es la exportación de carros, piezas, y todo lo necesario para el mercado de EU, en la parte automotriz. México no ha entendido, el cambio de rumbo, y solo será usado por EU, para poder ser un mercado alterno de importación de carros eléctricos, dentro de tres décadas. EU hay 280 millones de automóviles circulando, y el 1.25 % son eléctrico (EV). 2023 vendieron 14 millones de automóviles, y el 8 % fueron eléctricos.

En el año 2011, se establecieron 2.000 estaciones con centros de carga, mientras que en el año 2024 se registraron más de 80 mil. Estados Unidos, podría llegar, antes del 2050, a poder vender entre el 25 a un 30 % del total de ventas de automóviles. Se construirá un porcentaje alto dentro de los EU, y pueda estar entre un 40 a un 50 % del total de los vendidos. La consecuencia inmediata sería la disminución de las importaciones de vehículos de gasolina, especialmente procedentes de México; convirtiendo a nuestro país en un importador de vehículos eléctricos del país del norte.

Al menos que China incremente el número de vehículos importados a México; o ensamble su tecnología, solo para el mercado mexicano. Al evaluar los acuerdos comerciales, el porcentaje de arancel que México tiene actualmente podría aumentar o alcanzar el 100 %, al igual que en EU y Canadá, si hay acuerdos.

El diálogo con inversionistas recientes por el gobierno mexicano, y de acuerdo con el documento de CEO Dialoge, puede afirmar que es la continuación de lo presentado en 2020 por parte de la SHCP, y en el cual la realidad, solo indico:

México dará acceso al nearshoring, para él ensamblando tecnología de otros países. ¿México seguirá siendo una economía golondrina?, sin tecnologías propias.

En el sector de Energía, solo se permitirá a los privados en el mercado de la generación de energía eléctrica, en cuanto la capacidad instalada, y no el cuánto, a lo que genera para poder comercializar en el mercado.

No fue explicado, si habrá más apertura al mercado de combustibles, almacenamiento y estaciones de servicio. Donde está la competencia real a Pemex, por la inversión privada.

México al ser un ensamblador de tecnología, y principalmente en la parte de Automotriz. Se requiere garantizar la seguridad de la movilidad de mercancías, a partir de la creación de los polos establecidos por la secretaria de economía. Los cuales en su mayoría mueven la mercancía por transporte terrestre. ¿Puertos a dónde quedaron? Ante la competencia de otros países de América Latina.

Fue el momento correcto en hacer estos cambios realizados al poder legislativo, energético y entidades autónomas, y abrirnos, antes de saber con quién negociaríamos en el 2025; ante los cambios políticos, administrativos y geopolíticos que tendrá nuestro principal socio comercial.

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