Entre este ruido mediático, hemos vivido como país, una serie de eventos que hablan de la debilidad de nuestro sistema
Rosanety Barrios
Analista independiente de Energía
y fundadora de Voz Experta.
A lo largo de los últimos dos años, el sistema energético mexicano (por considerar hidrocarburos y electricidad), ha estado atrapado en un discurso político que nos divide como opositores y simpatizantes. Parecería no haber nada en medio.
Sin embargo, entre este ruido mediático que nos distrae, hemos vivido, también como país, una serie de eventos que hablan de la debilidad de nuestro sistema: la escasez en el suministro de gasolina en enero de 2019, cortes eléctricos regionales a lo largo de estos años, un apagón nacional en diciembre y en febrero, una serie de cortes regionales como resultado de un evento climático ocurrido en Texas y que provocó la disminución del flujo de gas natural a nuestro país y un alza en los precios sin precedente.
La operación de los sistemas energéticos no es un tema popular. Al ciudadano común le interesa contar con la energía para poder llevar a cabo sus actividades cotidianas y pagar por ello lo menos posible. Sin embargo, las interrupciones en los servicios han traído a la discusión pública una preocupación legítima: ¿esto va a seguir ocurriendo?, ¿qué hacer para evitarlo?
Es fundamental que retomemos un término que ha sonado muy poco recientemente, desplazado por otros como soberanía y autosuficiencia, seguridad energética que se refiere al poder de contar con la energía necesaria sin interrupciones, con calidad y a precios razonables. Esta definición imperó en la segunda mitad del siglo XX. En el XXI, resultó indispensable agregar una condición de sustentabilidad, para garantizar que todo lo que haya que hacer para lograr la seguridad energética se realice en estricto respeto a la salud y el medio ambiente.
Seguridad energética y sustentabilidad
Las siguientes son las condiciones mínimas indispensables para lograr la seguridad energética con sustentabilidad:
A) Diversificación
Es la clave que la ciencia recomienda para disminuir el riesgo de depender de una sola fuente. Sea cual sea. Más renovables para depender menos de fósiles y su volatilidad de precios, así como para disminuir emisiones que dañan nuestra salud. Sin embargo, con la modificación de la Ley de la Industria Eléctrica (LIE) se acaba con el incentivo de inversión privada en energía renovable.
B) Almacenamiento de energía
Se requiere almacenar gas natural, pero no solo eso, la energía se almacena en forma de baterías en el siglo XXI. La incorporación de baterías al sistema eléctrico mexicano es un tema que podría resolverse con regulación, a cargo de la Comisión Reguladora de Energía (CRE).
C) Disminuir la dependencia de las importaciones
Está claro que, en materia de gas natural, México tiene una elevada y peligrosa dependencia. La solución estructural es aprovechar la enorme reserva de gas con que cuenta. Esa que está localizada en su mayoría en campos no convencionales, sobre los cuales Petróleos Mexicanos (Pemex) no tiene ni experiencia ni presupuesto para aprovecharlos. En términos de gasolina y diésel, se entiende el interés de que Pemex aumente la refinación del petróleo, pero es imposible aceptar que sea a costa de pérdidas para la empresa del Estado. Ahora bien, se nos dice que para “restituir las cadenas productivas”, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) debe aprovechar el combustóleo que produce Pemex, esto eterniza las pérdidas para la petrolera y nos condena a enfermedades respiratorias.
D) Inversiones en infraestructura para atender el crecimiento de la demanda
Los proyectos de energía requieren de grandes inversiones y varios años para construirse. Por esa razón, es indispensable que haya siempre en tránsito una serie de iniciativas que sirvan para evitar que el sistema se debilite y no pueda soportar el crecimiento requerido por una mayor demanda en el tiempo. Cabe mencionar que aunque el dinero público siempre es escaso, el Presupuesto de Egresos de la Federación de 2021, tiene previstas inversiones para la producción de petróleo y la refinería Dos Bocas. No hay previsiones para que Pemex pudiera invertir en gas natural, ni para proyectos de logística de crudo y petrolíferos, y tampoco la CFE obtuvo dinero para construir plantas de generación o para reforzar y modernizar la transmisión y distribución eléctrica en las dimensiones en que se requiere. ¿Plantas de energía renovable? Nada del presupuesto público para ello.
Clarificar el debate
De lo hasta aquí expuesto, me parece inevitable concluir con una serie de preguntas para que usted, querido lector, las responda.
- ¿Si el gobierno no puede garantizar la seguridad energética con los elementos descritos ya, tiene sentido evitar que las inversiones privadas participen y complementen lo que el dinero público no puede hacer?
- ¿Vale la pena aumentar la generación eléctrica con combustóleo para que Pemex siga refinando petróleo a pesar del problema de no tener en dónde almacenarlo o la posibilidad de exportarlo?
- ¿Fortalecer a Pemex es igual a obligarlo a perder dinero en las refinerías?
- ¿La vocación social de la CFE se ejerce contaminando el medio ambiente?
- ¿Hacer más fuerte a la CFE quiere decir evitar que compita?
Mi aspiración es haber contribuido con algunos elementos que le permitan clarificar el panorama.
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