Escrito por: Innovación

La utilidad del blockchain frente a los retos sector energético


Adrián Ruiz Carvajal (ruizcarvajal@gmail.com)

Artículo publicado en la edición 167 de Energía Hoy

El filósofo francés Jacques Ellul (1912-1994) alguna vez dijo que “el desarrollo tecnológico no es bueno ni malo ni neutral”.[1] Si bien algunos podrán argumentar que toda tecnología no es buena ni mala en sí misma y lo que importa es cómo elegimos utilizarla (i.e. una jeringa puede servir para administrar un medicamento o aplicar una inyección letal), diversos pensadores[2] también han argumentado que debemos reconocer que toda tecnología es más que la combinación de un objeto inanimado con las intenciones de un usuario. En particular, toda tecnología debe contemplarse dentro de un momento histórico y un contexto sociocultural donde también intervienen las intenciones de su creador, las posibilidades y límites de su diseño, y las consecuencias previstas e imprevistas de su implementación.

Con la tecnología de cadena de bloques o blockchain no es diferente; Satoshi Nakamoto[3], quien concibiera por primera vez su funcionamiento en 2008 como parte de la moneda virtual Bitcoin[4], es considerado parte del movimiento Cypherpunk[5], el cual busca devolver el control y la privacidad a los individuos a través de la criptografía. Su premisa es que las sociedades abiertas requieren sistemas anónimos y descentralizados de interacción que no dependan de la autorización o buena voluntad de gobiernos o corporaciones, y que no puedan ser censurados.[6] Es así que la tecnología blockchain encuentra su mayor campo de aplicación donde llegan a su límite las bases de datos convencionales: donde además de guardar datos necesitamos asegurar que la información conserve en todo momento su integridad, transparencia y la privacidad de quienes interactúan con ella – y todo lo anterior sin la necesidad de depositar nuestra confianza en un tercero.

Ahora bien, situándonos en el momento histórico que atraviesa el sector energético en México, ¿qué significa todo esto? ¿qué problemas podría resolver esta tecnología y dónde podría tener su mayor contribución? Recordemos que la tecnología no es neutral, y como se mencionó al principio de este artículo responde a la ideología, valores y prioridades tanto de sus creadores como de quienes la utilizan. ¿Podría servir acaso para documentar la producción nacional de petróleo y combustibles y así demostrar que cada vez dependemos menos de las importaciones? ¿O quizá para registrar la generación eléctrica por fuente, ubicación y costo para idear cómo se podrían reducir las tarifas? La realidad es que lo anterior ya se puede hacer sin recurrir a la tecnología blockchain: basta que SENER solicite con un oficio dicha información a Petróleos Mexicanos o al Centro Nacional de Control de Energía (CENACE), respectivamente. En otras palabras, no tiene sentido aplicar la tecnología de cadena de bloques si se controlan todos los eslabones de la cadena (i.e. si el gobierno es el “administrador” o “superusuario” del sistema), del mismo modo que no tiene sentido hablar de privacidad o anonimato si los servidores públicos están obligados a firmar documentos con su e.firma (antes FIEL); hablar de la toma de decisiones por consenso si un subgrupo tiene ya la mayoría absoluta para tomar decisiones (lo que en el mundo del blockchain se conoce como un “Ataque del 51%”); o hablar de la inmutabilidad de datos si una sola entidad resguarda toda la información y sólo la revela a solicitud de un particular y de forma agregada.

La promesa de una sociedad más transparente y descentralizada donde el flujo de información entre desconocidos pudiera realizarse sin la intermediación de un agente central parecería chocar con visiones que buscan reconstruir las estructuras monolíticas y dominantes del Estado. Sin embargo, existe potencial para la tecnología de cadena de bloques en la interfase donde confluyen el Estado y los particulares, especialmente cuando ninguno confía totalmente en el otro.

Un ejemplo de lo anterior es el combate al robo de combustible, conocido como “huachicoleo”. La trazabilidad de los combustibles en cuanto a calidad[7] y procedencia lícita[8] a lo largo de la cadena de suministro forma parte integral de las obligaciones que deben cumplir los permisionarios.[9] Un sistema semi-privado[10] de trazabilidad de combustibles basado en tecnología de blockchain permitiría transparentar a las autoridades, permisionarios, terceros autorizados e incluso al público en general de dónde proviene cada molécula de combustible, si cumple con los estándares de calidad, y por qué tiene cierto costo. Llevado al límite, ello podría significar transparentar las (in)eficiencias a lo largo de toda la cadena productiva y de suministro, las diferencias en la calidad de los combustibles producidos en diferentes refinerías, o incluso cuánto nos está costando a los consumidores asumir el costo de las pérdidas por robo (así es, este costo es transferido a los usuarios finales en lugar de ser asumido por Pemex). Además, si la información se registrara en una cadena pública sería inalterable y no se podría censurar en el futuro.

En el sector eléctrico la tecnología de blockchain podría permitir, por ejemplo, diseñar tarifas personalizadas según las características y preferencias de cada usuario final del suministro básico, desde la fuente de generación[11] hasta el nivel de subsidio o su elegibilidad para recibir la “tarifa social” que ha propuesto la nueva administración. Asimismo, en lugar de concentrar toda la información de los usuarios del suministro básico en el Sistema de Información Comercial (SICOM) de la CFE, se podría establecer un registro descentralizado al que todos los suministradores tuvieran acceso en igualdad de circunstancias, y en el que todos los suministradores registraran los RMU[12] de sus respectivos clientes. Si esto se complementara con un esquema de criptografía asimétrica donde se genera una llave pública y otra privada, sólo los usuarios en posesión de su llave privada podrían solicitar/validar un cambio de suministrador, agilizando trámites y evitando la duplicación de cobros y cambios no deseados. El gobierno también se beneficiaría de un esquema así al poder diseñar programas sociales mejor focalizados.

Finalmente, un último ámbito que mencionaremos en esta ocasión donde la tecnología blockchain podría beneficiar al sector energético es en el financiamiento de nuevos proyectos. La nueva administración ha decidido suspender las subastas petroleras, y ha retrasado la realización de las Subastas de Largo Plazo (SLP) en el sector eléctrico. ¿Desconfía el gobierno del sector privado y viceversa? Cada vez es más evidente que sí. El principal atractivo de las SLP para los desarrolladores era asegurar un comprador confiable para los siguientes 15-20 años, lo que a su vez les permitía acceder a créditos blandos y los animaba a realiza las inversiones necesarias. Al estar en riesgo de suspenderse las SLP, y tras los anuncios de la nueva administración en el sentido de priorizar la rehabilitación, repotenciación y adaptación de las centrales termoeléctricas actuales “para darle salida al gas natural y al residual producto de la refinación, como el combustóleo y el coque”,[13] es cada vez más claro que están cerca de desaparecer los incentivos para instalar nueva capacidad de generación limpia (salvo las hidroeléctricas a cargo del estado).

Un mecanismo de financiamiento alternativo para proyectos de energía que aún no se ha explorado en México lo ofrecen las Ofertas Iniciales de Monedas (Initial Coin Offerings, ICOs en inglés). Estas son similares a las Ofertas Públicas Iniciales (Initial Public Offerings, IPOs) que subastan acciones de una empresa, pero a diferencia de las anteriores las ICOs se basan en la preventa de criptomonedas de empresas que aún no existen o se encuentran en etapas tempranas de desarrollo. Al igual que sucede con un negocio emprendedor, lo que respalda a una ICO es la credibilidad del equipo de profesionales que está detrás, su plan de negocios que se describe en un documento llamado Libro Blanco (White Paper), y la expectativa de que el valor de su criptomoneda aumentará en el futuro. Ahora bien, si partimos de que la gran mayoría de los ICOs emitidos hasta la fecha son producto de programadores sin conocimiento del sector energético que basan sus propuestas en especulación – y aun así han logrado recaudar más de 1,700 millones de dólares desde 2016[14], ¿Qué se podría esperar de ICOs emitidos por empresas con una trayectoria sólida y reconocida en el sector?  Muchas de las empresas detrás de los ICOs energéticos no solamente buscan ofrecer nuevos productos y servicios digitales, algunas también pretenden invertir en nueva capacidad de generación limpia y cuentan con contratos multianuales para abastecer de energía a centros de datos y otros usuarios. Otras como Electron[15] y Conjoule[16] incluso han se han asociado con empresas eléctricas estatales como la National Grid del Reino Unido y la Tokyo Electric Power Company (TEPCO) de Japón, respectivamente. ¿Acaso es esto tan diferente de los contratos de largo plazo que hasta hace poco firmaban los particulares con la CFE?


[1] Hope in the Thought of Jacques Ellul, p.88.

[2] Ver por ejemplo “Interview on Philosophy of Technology” de Evgeny Morozov.

[3] Pseudónimo.

[4] El artículo original se puede consultar en https://bitcoin.org/bitcoin.pdf

[5] https://en.wikipedia.org/wiki/Cypherpunk

[6]A Cypherpunk’s Manifesto”, por Eric Hughes. Disponible en: www.activism.net/cypherpunk/manifesto.html

[7] NOM-016-CRE-2016, Especificaciones de calidad de los petrolíferos.

[8] RES/818/2015, Disposiciones Administrativas de Carácter General que establecen el procedimiento para el registro estadístico de las transacciones comerciales y procedencia lícita de los petrolíferos. Para el gas LP consultar el Acuerdo A/022/2018.

[9] Productores, importadores, transportistas, almacenistas, distribuidores y expendedores al público.

[10] A diferencia de las cadenas de bloques públicas, en las privadas y semi-privadas se puede conocer la identidad de los participantes.

[11] Esto se refiere a la cantidad equivalente de energía por fuente de generación, pues no es posible garantizar que la energía eléctrica aportada por un generador específico llegue a un consumidor específico.

[12] El Registro Móvil de Usuario RMU contiene el código postal del usuario final, la fecha de contratación del suministro, el RFC sin homoclave del contratante, un folio consecutivo asignado por el suministrador y los dígitos propios del suministrador que son asignados por la CRE. Para mayor información ver la Resolución RES/1915/2016.

[13] Proyecto de Nación 2018-2024, Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), p.202-203.

[14] https://bit.ly/2QCyFaf

[15] http://www.electron.org.uk/

[16] En alemán: http://conjoule.de

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