Escrito por: Opinión, Ramsés Pech

La verborragia para el 2024

verborragia

Hemos destinado a este país muchas horas de verborragia, al tratar de crear certidumbre de buenas voluntades hacia las inversiones extranjeras directas. Es urgente, posicionar a nuevas empresas que generen más impuestos por pagar; cuyo objetivo será el de cubrir el déficit presupuestal

Ramsés Pech

Grupo Caraiva – León & Pech Architects

2023 está por concluir y es cuando todas las economías mundiales realizan una evaluación del proceder para el próximo año; momento cuando se derrama la tinta, se produce saliva y los buenos pensamientos echan a correr, creando una demasía de verbosidades excesivas.

En este último mes, hemos visto que en algunos países la inflación ha disminuido y en otros más ha tenido un crecimiento porcentual. Por otro lado, el crecimiento económico sí ha estado aumentando en algunos países; pero en otros no se ha llegado a lo esperado.

La realidad que presenta el 2024 tiene una alta incertidumbre. Sobre todo, al no haber una certeza sobre el rumbo que llevarán los conflictos actuales en diferentes regiones; y que muchos de ellos han estado contenidos en un área específica. El conflicto en Medio Oriente entre Israel y Hamás no ha escalado a otros países en las inmediaciones. Pero ciertos grupos en contra de Israel sí están afectando ya en dicha región, convirtiendo al mar Rojo en una zona de riesgo para las embarcaciones que tienen que transitar por el estrecho Bab-el-Mandeb, que precisamente da acceso o salida al mar Rojo.

Esto puede ocasionar un colapso o incremento de los costos al transporte de contenedores vía barco o a la movilidad del petróleo, siendo esta zona de un gran tránsito de mercancías. Lo anterior, podría traer una afectación en los costos de los productos y en consecuencia, incrementaría a la inflación.

Asimismo, fue escrito en papel la nueva forma en que el mundo quiere transitar de los combustibles fósiles a alternativas más limpias, y esto por el momento, al menos en las próximas tres décadas será algo imposible de lograr en forma hegemónica entre las 200 naciones que firmaron el acuerdo de la COP28.

Desde la pandemia en 2020, la guerra entre Ucrania y Rusia, y el conflicto entre Hamás e Israel, quedó de manifiesto que, la energía será un factor primordial para estabilizar a las economías mundiales. El mundo idealista considera la buena voluntad para abandonar el uso del carbón, gas natural y petróleo (derivados) en el corto plazo; y no es posible aseverar algo así. Los países, que pertenecen a la OPEP, en su mayoría dependen de los ingresos que puedan tener de la venta de su petróleo al mundo; y al tener una mayor dependencia de este, se vislumbra complicado transitar a sustituir a los combustibles fósiles.

Usando las palabras podemos decir infinidades de conjugaciones, y tener, con diferente semántica, muchas buenas intenciones. Pero al final, todo es resumido a “¿cuánto dinero tienes?, ¿puedes dar certidumbre al cómo pagar lo que te prestan? ¿cómo lo utilizas?; y ¿cuánta incertidumbre generarás al hacer tus planes como nación para tu sociedad o para tu posición en el mundo?”.

A esto, podemos dejar en claro que, en México “hay se tiene mucha política y mañana habrá muchos políticos, pero sin aire limpio para hacer política. México no podrá dejar los combustibles fósiles”, principalmente el petróleo y sus derivados. Al mismo tiempo, hemos destinado a este país muchas horas de verborragia, al tratar de crear certidumbre de buenas voluntades hacia las inversiones extranjeras directas. Es urgente, posicionar a nuevas empresas que generen más impuestos por pagar; cuyo objetivo será el de cubrir el déficit presupuestal, que para el 2024 será el de mayor envergadura que ha tenido este país. ¿Está México preparado en el todo para el todo?

En 2024, la incertidumbre a cubrir por la administración actual será de más de 1.7 billones de pesos, para lo cual la SHCP realizó un plan de financiamiento y así pagar los intereses de la deuda pública que tiene hoy México. Pero esto significa una mayor deuda pública; la solución, mayor inversión privada, ante el costo del dinero que está por afectar al erario.

Hoy, por cada 10 pesos del gasto programable, alrededor de 6.80 pesos se destina al desarrollo social, y solo 2.4 al económico; cuando antes de 2018 el promedio en desarrollo económico fluctuaba entre 3 a 3.5 pesos.

El dinero recaudado que, en gran parte se dirigía al desarrollo económico, ahora va al rubro de protección social, el cual suma alrededor de 2.10 billones de pesos. Este rubro ha crecido de 2018 a 2024 en un promedio anual de entre 200 a 250 mil mdp, cuando antes no crecía más allá de los 100 mil mdp.

Ahora que tenemos en boga la parte de la COP28 y la realidad que un país sin energía no generará una atracción para el nearshoring, el no tener inversiones en el sector energético público o privado podría derivar en que muchos manufactureros permanezcan por poco tiempo; al no tener las condiciones para operar adecuadamente; y otras empresas continuarán, pero limitando su producción por los costos altos de la energía.

En México, el 93 % del total de la inversión en energía proviene de la parte pública, y solo el 7 % del sector privado. Antes del 2018, esta participación había aumentado a razón de entre un 14 a 18 %, proveniente de la inversión extranjera directa (IED) en el sector energético, y que ahora está semi paralizada en algunos rubros.

En 2023, en el sector energético de México ha habido un significativo beneficio, al tener una apreciación del peso contra el dólar americano; y esto ha dado a pie a tener más dólares. El 85 % de las tecnologías, servicios, productos y relacionamiento son cotizados en dólares, con lo que se puede realizar un mayor número de trabajos. Pero, a según los resultados observables de los últimos semestres, el presupuesto que se asignó en su totalidad a las empresas del Estado no se ejerció en su totalidad.

En el caso de Pemex, hay una disminución del 76 % del gasto programado respecto al 2023, y se observa la mayor contracción en Pemex Exploración y Producción (PEP), a donde inicia todo el negocio de los hidrocarburos. Pero eso sí, a la empresa por cada peso asignado del presupuesto para su gasto programado, debe entregar 3.11 pesos de recaudación dentro de la Ley de Ingresos; y a lo cual se le obliga a ayudar a la nación. Entonces, ¿cómo podrá la empresa pagar su deuda si sigue siendo la caja chica y la que mayor recauda de toda la parte pública?

En México, ahora la palabra canta y está muy desafinada para el 2024; debido a que si hoy el déficit presupuestal es de 1.70 billones de pesos, en la siguiente administración  se podría tener un déficit por arriba de 2 billones.

El aumento se debería principalmente por el incremento del monto a aasignar en la parte de desarrollo social, dejando con menos dinero a la parte económica. Si no hay energía, infraestructura, comunicaciones, y atracción, entonces ¿cómo podrá haber recaudación que pueda reducir el déficit presupuestal? Tendremos que aumentar la deuda pública o simplemente tendremos sueños guajiros del nearshoring en que puedan quedar las empresas por décadas; o estarán por solo un tiempo, al no tener las condiciones idóneas para su negocio.

La verborragia mata a la economía de un país.

Enlace video explicación: https://youtu.be/X9TBLqtFDLo?si=SXMQOA5u-SDjt0Rp

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