Escrito por: Opinión

Metas de carbón cero, futuro positivo y rentable para las ciudades

cero

Los esfuerzos para lograr emisiones cero de carbono deben tener como punto de partida las grandes ciudades donde se produce energía

Pablo Blanco

director de Operación y Mantenimiento de Enel Green Power en México

El Día Internacional de la Luz, que conmemoramos el 16 de mayo pasado, nos sirve como pretexto para traer a discusión la necesidad de crear estrategias que nos dirijan hacia un futuro positivo, sostenible y rentable; en el que todas y todos tengan acceso a la energía como un bien necesario para desarrollarse adecuadamente, con prioridad en el cuidado ambiental.

Para ello, es imperante que las empresas, gobiernos y ciudadanos adoptemos acciones que promuevan la disminución de las emisiones de carbono para continuar los esfuerzos que mantengan la temperatura a 1.5 grados, tal y como lo estipula el Acuerdo de París.

Los datos del Inventario Nacional Emisiones de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero (INEGYCEI), elaborado por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), muestran que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) han aumentado; mientras que en 2015 se reportaron 705 millones 650 mil toneladas de CO2 en México, en 2019 se emitieron 736.63 millones.

Enel

Pablo Blanco, director de Operación y Mantenimeinto, Enel Green Power México.

¿Cómo contribuir a la mitigación de las emisiones?

En este tenor, nos cuestionamos las maneras en las que podríamos disminuir dichas emisiones. Para lograrlo es necesario identificar las industrias que más liberan CO2 a la atmósfera; siendo el sector energético el que ocupa el primer lugar, pues la energía proveniente de fuentes fósiles representa el 64% de dichas emisiones.  Le siguen el sector Agrícola, Forestal y Cambio de Uso de Suelo con el 19% de estas; el sector Procesos Industriales y Uso de Productos (10%) y finalmente el sector Residuos (7%).

Lo anterior es un reflejo no solo de la necesidad que tienen todas las industrias por contar con energía para operar, sino de cómo obtenerla. Por lo cual, si bien no es posible disminuir nuestro consumo energético, puesto que la energía es un recurso vital para desarrollarnos como sociedad, es posible contar con alternativas que satisfagan estas demandas, disminuyendo las emisiones generadas. Un despliegue masivo de energía libre de carbono, como la proveniente de fuentes renovables como la solar y eólica; además de una rápida adopción de sistemas de almacenamiento, serán claves en ello.

Estas medidas nos llevarán a la meta de carbono cero (Net Zero), que significa la posibilidad de emitir la misma cantidad de CO2 a la atmósfera de la que se retira; lo que deja un balance de cero emisiones. Los esfuerzos para lograrlo deben tener como punto de partida las ciudades, ya que el 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y el 66% del total de la energía se producen y consumen en las grandes urbes. Además, es en las zonas urbanas donde vive el 55% de la población mundial y, para el 2050, este número llegará al 68 por ciento. Incluso, en regiones como América Latina, 8 de cada 10 personas ya viven en estas áreas.

Aceleración de las metas climáticas

Mientras las ciudades se hacen más grandes, también se estima que la población mundial crezca por el orden de mil millones de personas en los siguientes años; lo que significa que la demanda de energía llegará a incrementarse hasta en un 47% durante las siguientes tres décadas. Lo anterior, sin contar con la electrificación natural de la demanda, ya que cada vez utilizamos mayor número de dispositivos en nuestras vidas.

Ante esta realidad, es importante asignar capital para respaldar la descarbonización del suministro eléctrico; apoyar la transición energética; crear valor en las cadenas productivas; e impulsar la sostenibilidad.

En Grupo Enel nos hemos puesto como meta adelantar 10 años nuestro compromiso de Net Zero, (de 2050 a 2040), tanto para las emisiones directas como para las indirectas. Contamos con una cadena de valor que se caracteriza por no solo ofrecer energías limpias, sino que estas también sean sostenibles; en el sentido en que como compañía buscamos que todos nuestros stakeholders y colaboradores compartan nuestra visión de cuidado el medio ambiente.

En el área de Operación y Mantenimiento en México, tenemos la gran responsabilidad de asegurar que la duración de nuestras plantas sea la más longeva posible; para lo cual, implementamos tecnologías que nos ayudan a mejorar los tiempos de operación y recursos naturales.

CCIM

Planta fotovoltaica Magdalena II

Un ejemplo de lo anterior es la implementación de módulos fotovoltaicos bifaciales en nuestra planta solar fotovoltaica Magdalena II; los cuales se caracterizan por recibir energía de tres fuentes distintas: la radiación solar, la luz difusa proyectada con elementos del paisaje como las nubes y el albedo del suelo.

Estos módulos cuentan con dispositivos llamados trackers que permiten orientar los paneles de acuerdo con la posición del sol; gracias a que están programados para cambiar dicha posición cada 5 minutos, con el fin de obtener la máxima eficiencia obteniendo entre un 10-15% de energía extra, respecto a un panel tradicional.

De esta manera, podemos aprovechar la captación de mayor energía en menos metros cuadrados. Esta planta solar es capaz de generar 600 GWh por año, equivalente al consumo energético de alrededor de 456 mil hogares; lo cual se traduce a evitar la emisión de 350 mil toneladas de CO2 a la atmósfera.

Operación y mantenimiento

Otro ejemplo de estas innovaciones que nos permiten cuidar el tiempo de vida de nuestras plantas es el uso de drones para distintas inspecciones; como las térmicas que realizamos en las plantas solares, las cuales nos permiten detectar cualquier falla en tiempos menores que si las realizáramos físicamente.

En nuestros parques eólicos los drones nos permiten revisar el estado físico de las palas, así como del sistema de para rayos de las mismas; con el objetivo de identificar algún desgaste o anomalía para, de esta manera, poder mitigarlo a tiempo.

El uso de los drones nos permite hacer estas inspecciones en tiempos mucho menores que si se realizaran de manera física; lo que, además de cuidar a nuestro personal, nos permite detener la operación de los componentes por menos horas, teniendo como consecuencia una menor pérdida de energía.

Asimismo, gracias a nuestros monitoreos especializados predictivos y big data, somos capaces de predecir con 7 días de anticipación la energía que se generará de acuerdo con el recurso (sol, viento, agua) que tendremos disponible.

Transición energética

Con el aumento de más tecnologías que impulsen a las renovables, fomentaremos, además, un cambio en el mundo y en su salud. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 9 de cada 10 personas respiran aire contaminado, por, entre otros factores, combustibles fósiles que emiten CO2 a la atmósfera.

Tener acceso a las energías limpias y sumarse a la transición energética son puntos clave para evitar las repercusiones de un aumento de la temperatura media mundial por encima de 1.5 grados centígrados.

¿Qué pasará si no hacemos nada o si nuestros esfuerzos no logran desacelerar y frenar el alza de las temperaturas? El choque de realidad se dejará sentir con calor más intenso, sequías más prolongadas; destrucción de ecosistemas y fenómenos naturales sin precedentes.

Sin sorpresa, esta nueva realidad agravaría las crisis humanitarias, el hambre y las migraciones. Cada día cuenta como una oportunidad histórica para dirigirnos a un futuro positivo, sostenible y rentable; tanto para la generación del presente como para las siguientes.

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