Escrito por: Economía, Finanzas

Recuperación económica seguirá, pero a menor ritmo: B×+

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Ciertamente, la actividad económica seguirá recuperándose este año, en buena medida, gracias a la dilución de algunos de los efectos de la pandemia.  Sin embargo, hemos decidido recortar nuestro pronóstico de crecimiento del PIB  para este y el siguiente año, de 2.0 a 1.8% y de 1.8 a 1.7%, respectivamente.

Por Angel Ignacio Ivan Huerta Monzalvo
Analista financiero en Bx+

Asumimos que la normalización en la actividad económica, por la dilución de los efectos de la pandemia, seguirá favoreciendo la recuperación en la demanda y en la producción en los meses próximos. No obstante, persiste el riesgo de que este proceso no sea lineal, ante posibles repuntes en los contagios, tanto a nivel local como internacional.

Para lo anterior, tomamos en consideración la materialización de los siguientes factores de riesgo:

  • Obstrucciones en la producción. La política de “tolerancia cero” al covid en China, junto con la extensión de la invasión rusa en Ucrania, han impactado negativamente a la proveeduría global de insumos para la industria mundial
  • Mayores presiones inflacionarias. Al desbalance global entre oferta y demanda, que detonaron la pandemia y los estímulos al gasto en algunos países, se le suma el incremento en los precios internacionales de energéticos y alimentos, a raíz de las tensiones geopolíticas
  • Incrementos más agresivos en las tasas de interés. Ante presiones inflacionarias más persistentes y generalizadas, los bancos centrales, incluyendo al Banxico, serán forzados a implementar un significativo apretamiento monetario
  • Bajos niveles de inversión fija bruta en el país. La incertidumbre en algunos sectores clave (e.g. energía) y costos financieros más elevados tienen un efecto adverso sobre el gasto en inversión; por otor lado, una oportunidad para atraer inversiones al país, surge del nearshoring que pudiera detonarse como resultado de la pandemia y la implementación del T-MEC

Actualizamos estimación 2021-2023

Ante las constantes obstrucciones en la producción, las consecuencias de la guerra en Ucrania, las presiones inflacionarias y el endurecimiento monetario, así como dados los bajos niveles de inversión fija bruta en el país, decidimos rebajar nuestras proyecciones del crecimiento del PIB para 2022 y 2023, de 2.0 a 1.8% y de 1.8 a 1.7%, respectivamente. Así, estimamos que sea hasta 2024 cuando el producto logre superar los niveles vistos en 2019.

Específicamente, resaltamos el caso de China, donde se mantiene una política de “tolerancia cero” y se han reaplicado confinamientos en diversas regiones, amenazando así la proveeduría de insumos para la industria mundial. Adicionalmente, la extensión del conflicto armado en Ucrania ha producido más escasez de materias primas alrededor del mundo y, por lo tanto, restricciones en la producción.

Uno de los principales aspectos que consideramos en nuestra revisión para el PIB es el de la inflación. El alza en los precios ha sido más aguda, persistente y generalizada a lo previsto anteriormente, en función de, por un lado, los desbalances entre oferta y demanda, generados por los cuellos de botella en la producción y los estímulos al gasto que se dieron en algunos países; y, por el otro, el alza en los precios internacionales de energéticos y alimentos, a raíz de las tensiones geopolíticas. Aunque estimamos que el desbalance entre oferta y demanda se reducirá gradualmente, el panorama para la inflación es altamente incierto y existe el riesgo de que las expectativas de precios pudieran desanclarse, por lo que los bancos centrales, incluyendo al Banco de México y la Reserva Federal, seguirán actuando con fuerza.

Estimamos que los altos niveles de inflación y el agresivo apretamiento monetario del Banxico, la Fed y otros bancos centrales lastimen la expansión de la demanda interna y externa. En primera instancia, la inflación erosiona el poder adquisitivo de los hogares, quienes posiblemente reducirán sus erogaciones, en mayor medida, en aquellos bienes y servicios más discrecionales. En segunda instancia, el incremento en las tasas de interés favorece al ahorro, encarece el financiamiento para el consumo y la inversión, e impacta la valuación de proyectos productivos.

Tomar en cuenta T-MEC

Esto último se da en un contexto en el cual, en México, el gasto en inversión no ha logrado reponerse de la contracción vista en 2020. Incluso, en abril pasado, la inversión fija bruta se ubicó en niveles similares a los observados en 2014. A ello, en cierta medida, ha contribuido la incertidumbre derivada de las políticas implementadas en sectores clave, como el energético, y la concentración de la inversión pública en unas cuantas obras insignia de la administración.

Un aspecto positivo para el panorama de la inversión en el país sigue siendo la potencial atracción de proveedores de la industria norteamericana que actualmente se encuentren ubicados en regiones remotas, como Asia, como consecuencia de la pandemia y la aplicación del T-MEC. Esto tendría un beneficio específico en sectores como el de las manufacturas. No obstante, para que estas oportunidades se concreten, es necesario que se generen condiciones de certidumbre, confianza y seguridad.

Los bajos niveles de inversión fija bruta afectan directamente a la generación de empleos y a la productividad, por lo que estimamos que la velocidad del crecimiento económico en el corto y largo plazo será limitado.

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