Escrito por: Opinión, Ramsés Pech

El mejor negocio: el conocimiento

conocimiento

El negocio del mundo es hacer alianzas estratégicas entre los público y privado para encontrar un equilibrio en el cómo y para qué invertir en conocimiento

Ramsés Pech

Grupo Caraiva – León & Pech architects

El conocimiento tiene un costo y este requiere inversión. Estar en el mundo conlleva problemas de forma continua y esto significa que eres parte de una vida evolutiva. Para no tener problemas, puedes enterrar tus talentos o dejar que muera tu vida dentro del planeta. Pero al final, te harán a un lado en el futuro inmediato o tenderás a desaparecer en el largo plazo; al no querer arriesgar conjuntamente con otros y, al pensar que uno solo es mayor que dos.

Muchos nos hemos preguntado, ¿cuál será el mejor negocio para invertir? Pero la realidad es que nadie lo ha descubierto; porque ello depende de cada persona, empresa, nación o región en torno a la forma en cómo se adapten en cada momento.

Las personas-empresas-naciones son exitosas y pueden producir una transfiguración continua de adaptación camaleónica; para poder adelantarse a las circunstancias geopolíticas que llegan a suceder a partir de que alguien decide tomar un riesgo. Esta acción puede influir a la forma como se concibe las relaciones comerciales en el mundo en el momento correcto.

El dinero no es el eje de una economía, es parte de esta, como un medio de trazabilidad del valor de un ‘algo’ para un uso; el cual dependerá del cómo se use y para qué.

Existe una parábola en la Biblia, aplicada al riesgo en un negocio y que puede ser adaptada a cada persona, nación o regiones: Mateo (25:14-30). En ella, podemos encontrar que un hombre (puede ser un presidente de un país, gerente, dueño, familia, etc.)  entrega a sus trabajadores de confianza dinero (llamado “talentos”), para que lo cuiden y multipliquen. Dos de ellos lo ponen a trabajar, lo invierten y entregan lo que se les encargó y los intereses. El tercero tuvo miedo, así que fue y escondió su talento en la tierra, pidiendo que se confíe en él, “aquí tienes lo que es tuyo”.

Al final, este último trabajador no generó intereses (ganancias). Simplemente tuvo miedo de arriesgarse a invertir o emprender. Una inversión pública o privada debe generar riqueza por dos importantes razones: no solo para disfrutarla de forma individual, sino para generar riqueza en otros y que esta crezca y se expanda; y así retribuir lo que se nos ha dado en otro tiempo. La riqueza no se reparte, se invierte, para que pueda generar estabilidad en una sociedad.

El mundo entendió que, los riesgos no pueden ser tomados en forma individual, ya sea por la parte pública o privada. Tiene que ser una estrategia en conjunto entre las partes que estén involucradas; cuyo objetivo deberá ser compartir los riesgos financieros, operativos y de inversiones necesarias para un negocio que genere utilidades y no merme el progreso al tener miedo de invertir.

La naturaleza dio la oportunidad a varios países de tener una forma que les genere riqueza, pero hay un malentendido en el concepto. En algunas naciones se interpreta que esta riqueza debe ser compartida con todos, sin importar el costo en el futuro. Pero aquí surge la pregunta ¿qué es primero? ¿generar un mercado interno de repartición o uno que genere un crecimiento evolutivo de la riqueza de cada persona? Esto tiene que darse en función de explotar controladamente los recursos de la madre naturaleza en correlación con los avances tecnológicos a nivel mundial.

Si eres un país que no genera tecnológica y la importas, pero cuentas con las materias primas para poder construir parte de o el todo, es más fácil coordinar por medio de leyes, normas y regulaciones tu mercado interno. El objetivo es poder atraer las inversiones que generen la forma de tener acceso; al cómo se manufacturan, la evolución, adaptabilidad y futuro de cada una de ellas. Aprender significa saber invertir en qué generar ganancias, no solo desde el punto de vista del dinero, sino del conocimiento para tu sociedad.

El mejor negocio en el mundo es la inversión en conocimiento, y deriva de un aprendizaje correcto de tomar de la naturaleza las materias primas para transformarlas en energías primarias y secundarias. Entendiendo que, tomando el riesgo de invertir los talentos que nos dieron, incrementaremos la riqueza de una nación; con el fin de que la sociedad tenga acceso a la tecnología, poder aprender de ella el cómo y comprender que el dinero no conoce ideologías, y que únicamente es un documento tangible que da valor al conocimiento.

El negocio en el mundo es hacer alianzas estratégicas entre inversiones público-privadas, empresas, naciones o regiones; y cuyo fin es reducir los riesgos financieros, sociales, energéticos y macroeconómicos, como consecuencia directa de encontrar un equilibrio en el cómo y para qué invertir en conocimiento.

El planeta nos ha dado materias primas y en algunos países se contó con la fortuna de tener estas materias en cada momento de avance tecnológico, durante las etapas de evolución del hombre; y que han surgido de cada cuestión desde un sentido común del para qué y el cómo.

¿En México hemos sabido invertir en conocimiento?

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