En el tema de las subastas es necesario suplir los contratos más caros y poco a poco implementar más baratos; es el camino a seguir si queremos garantizar un menor costo para los mexicanos
Las subastas de largo plazo son perfectibles. Su margen de mejora es una realidad en aspectos tales como: su impacto social y ambiental; consideración a la necesidad de los compradores; y ampliación de la participación de los actores en las obras de expansión de la red eléctrica.
Durante su participación en el foro titulado Redes eléctricas y generación que se llevó a cabo en el marco del Parlamento Abierto para la Reforma Eléctrica, Eleazar Nicolás Castro, consultor en energía y académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) consideró que “las subastas de largo plazo nacidas con la reforma de 2013 constituyen un parteaguas, por su valor al momento de captar nueva generación”.
El especialista, Eleazar Nicolás Castro, participa en el #ParlamentoAbierto #ReformaEléctrica pic.twitter.com/63OGlnYkIE
— Energía Hoy (@energiahoy) January 20, 2022
Necesaria mejora en las subastas
A decir del experto, el áreas de oportunidad de las subastas son varias; por ejemplo, es necesario que exista una evaluación del impacto social y ambiental, previo a la asignación de un contrato; que la ofertas de compra se regionalicen, es decir, que no se compre todo el sistema, sino que exista una zona específica para realizar la compra con el fin de lograr que la generación vaya hacia donde está la necesidad de los compradores; ligar el crecimiento de la red a los contratos de subastas de largo plazo, que se haga una evaluación de cuánto tiene que crecer la red con todos los que ganaron y que ellos participen también en las obras de expansión. También, se debe mejorar la parte de integración de servicios conexos, como almacenamiento de energía si es que realmente queremos integrar más energías renovables”.
El reto de los países
El académico destacó el reto en materia energética que tienen todos los países, año con año, de integrar nueva generación para la creciente demanda; y sustituir generación vieja, además de su papel en la transición energética.
“Es por ello que los países buscan mecanismos y formas para compartir riesgos, en este caso con privados, así nacen las subastas de largo plazo”, comentó.
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Asimismo, explicó “en las subastas de largo plazo, lo primero que se hace es que el comprador y los suministradores definen cuánto quieren comprar y a qué precio, cuál es su presupuesto para comprar potencia, energía limpia y certificados de energía limpia”.
Con ello, el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) recibe ofertas de los generadores, evalúa, elige las que cumplen con todos los criterios y con ello puede presentar su oferta económica. Posteriormente, se implementa un modelo matemático de optimización que evalúa todas las ofertas, las compara con los precios y asigna los ganadores de los contratos.
Estabilidad en los precios
Dicho modelo evalúa cientos de variables, entre ellas, las restricciones de la red eléctrica y lo que busca es maximizar el ahorro en el presupuesto de los compradores, “por ello, el esquema fue tan competitivo y tuvimos los resultados que tuvimos, al final lo que tenemos es transparencia. En un país como México, con un amplio historial de corrupción, un modelo de este tipo vale mucho la pena”, dijo Eleazar Nicolás Castro.
Además, el consultor en energía comentó que los contratos de interconexión de la Comisión Federal de Electricidad están aún más altos, incluso, dijo “esto yo no lo veo mal, que CFE tenga precios estables de cobertura es como garantizamos que los precios para los mexicanos no suban”.
No obstante, lo ideal es poco a poco, suplir los contratos más caros e implementar de manera paulatina los más baratos. Esto no es un proceso de uno o dos años, sino que va a ser una transición de cinco, 10 o 15 años, “pero, es el camino a seguir si queremos tener estabilidad en el precio a largo plazo, certidumbre y que los mexicanos puedan pagar menos” comentó.
Dos visiones, dos modelos
Por su parte, Ricardo Mota Palomino, director general del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) dijo que originalmente, los mercados de energía eléctrica aparecieron con dos intenciones: la creencia de que era posible instaurar competencia en la generación de electricidad y la convicción de que cualquier cliente de un sistema eléctrico podría elegir a su suministrador de energía eléctrica.
Hoy, el sistema funciona gracias a un embrollo creado por la superposición de dos modelos de industria eléctrica, el primero surgido por la apertura de 1992 y el segundo con la reforma del 2013; ambos comparten el propósito de construir una industria eléctrica privada a través de la producción independiente, las sociedades de autoabastecimiento, la venta de excedentes de generación, la exportación de electricidad, las unidades de propiedad conjunta y el autoabastecimiento legítimo.
“La importancia de esos modelos de negocio es desigual pero explica por qué el sector privado ha llegado a generar el 60.6% de la electricidad en el país y el Estado 39.4% con una tendencia decendente”, afirmó Mota Palomino.
CFE agoniza
Además, afirmó, el avance de las compañías eléctricas privadas se da a costa de las finanzas públicas; la explicación de este fenómeno es que el proceso eléctrico comprende de dos circuitos independientes: el de la energía eléctrica y el de los ingresos monetarios. El primer circuito funciona relativamente bien, pero el segundo funciona de manera desigual, premia a los permisionarios privados pero castiga a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Asimismo, los ingresos que recibe la comisión no son suficientes para cubrir sus costos operativos, pagar el servicio de la deuda, financiar la expansión del sistema de transmisión y distribución, garantizar el suministro y mantener bajas las tarifas residenciales. Como resultado, su carátula financiera está cada vez más deteriorada, de continuar la tendencia vendrá un colapso con una severa afectación para todo el país.
Persiste el encono
Ricardo Mota Palomino consideró que la iniciativa del presidente de la República establece un sano equilibrio de la distribución de la ganancia que genera la venta de electricidad; y pone un alto a los negocios privados que degradan la continuidad, confiabilidad y calidad del suministro.
También elimina el desorden en la construcción de centrales de generación y en las interconexiones a la red y responsabiliza al Estado de preservar la seguridad energética, autosuficiencia y abstecimiento suficiente, continuo y confiable.
Finalmente, en el foro también participaron José Abugaber, presidente del consejo directivo de Confederación de Cámaras Industriales (Concamin); Adrián Olvera, director general de Comisión Federal de Electricidad (CFE) Generación V; y
Manuel Bartlett Díaz, director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).