Escrito por: Economía, Economía, Economics, Opinión, Ramsés Pech

La última epifanía para México

México

México nunca será un país desarrollado al no tener una propia tecnología y, para hacerlo, necesitamos del dinero y del conocimiento de otros

Ramsés Pech
Grupo Caraiva – León & Pech Architects
Energía Sin Política – YouTube

2022 será la última oportunidad que tenemos para ponernos de acuerdo en poder establecer metas claras y concisas para este país. Debido a que, 2021 fue un año sin modificaciones, sin lograr beneficios reales a largo plazo.

México adapta y controla el consumo del mercado para satisfacerlo, pero estos camaleónicos acomodos son eliminados de forma inmediata; ante los cambios abruptos que suceden y acontecen día a día en el mundo. Así, el país queda inmerso para el mediano y largo plazo en un aislamiento continuo del conocimiento y tecnología.

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Nunca vamos a hacer un país desarrollado al no tener una propia tecnología y, para hacerlo, necesitamos del dinero y del conocimiento de otros.

En este país, del total de energía consumida, solo producimos para cubrir la demanda, no más allá del 75%; y el 25% restante tenemos que importarlo[1]. Esto podría ampliarse si continuamos extendiendo los tiempos de una modernización y la entrada en operación de nuevas plantas de energía; ya sea para su transformación o generación en fuentes secundarias, como la electricidad o los combustibles.

Importaciones y exportaciones

Nuestra balanza comercial depende de un 4 a un 5% de las exportaciones de crudo que realizamos en el mundo. Esta entrada de dinero dentro del flujo de divisas ha sido de alrededor de 18 a 20 mil millones de dólares en forma anualizada en los últimos tres años, lo que hoy pretendemos dejar de tener.

Dirán, bajaremos las importaciones de combustibles y esto compensará la balanza; pero el problema en el mediano plazo será en que aumentaremos el consumo de gas natural y de petroquímicos, por la falta de inversiones. Actualmente, hay una relación que, por cada barril exportado, importamos de 1.2 a 1.4 de derivados de crudo[2].

Nuestro socio comercial Estados Unidos (EU) se ha dado cuenta que, el costoso apoyo de México para aumentar el dominio del mercado de las empresas estatales de energía podría agotar los recursos públicos; y podría dejar de cubrir los pendientes esenciales de la sociedad. Al mismo tiempo, desalienta la llegada de nuevos proyectos locales y extranjeros dentro de la economía.

Por el contrario, nuevas inversiones podrían generar nuevas empresas y liberarían un espacio fiscal para gastos más productivos en el desarrollo económico y de protección social por parte del gobierno. En la medida en que las exportaciones netas de energía de Estados Unidos a México disminuyan, como resultado del objetivo de política nacional de una mayor independencia de los combustibles fósiles, el superávit comercial de México con EU puede aumentar[2].

Superávit con EU

El departamento del tesoro indica que, “antes de 2020, México no había tenido un superávit en cuenta corriente desde 1987 con EU”. Esperan que una vez que se alivien las condiciones de la pandemia, es probable que la normalización económica dé como resultado una cierta recuperación de la demanda interna; y por lo tanto, de las importaciones, generando cierto grado de reequilibrio en la cuenta corriente.

No obstante, el aumento de la informalidad en los mercados laborales y en el deterioro del clima de inversión, probablemente afectarán las fuentes internas de crecimiento, manteniendo la cuenta corriente por encima de su promedio a largo plazo; originando que México dependa de los mercados internacionales para que puedan ser absorbidos su productos.

Esto se deriva de que la demanda externa relativamente fuerte de nuestro vecino amortiguó las exportaciones de México; mientras que la austeridad fiscal en México no apoyó la demanda interna, lo que resultó en una contracción de las importaciones.

El primero de enero del presente año entró en vigor la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), el mayor tratado de libre comercio del mundo firmado por 15 países de Asia-Pacífico; y cuyo objetivo principal es eliminar aranceles y establecer un intercambio más vigoroso para la reactivación económica dentro de las naciones pertenecientes. De este acuerdo México no es parte.

Ante todo lo anterior, existe una última epifanía para México, la cual se reveló durante 2021 y, al parecer, no haremos caso alguno.

En México, un asunto legal que cause una opinión desmedida en las redes, sin contribuir para el futuro, se toma en cuenta para el tiempo inmediato; pero lo real y de prioridad ante los cambios verdaderos y no virtuales en el mundo, es que no tenemos un plan.

El 5 de febrero del 2020, a 22 días de que entrara la pandemia en forma desgarradora en nuestro país, se perdió una propuesta de ley en el purgatorio legislativo y que hoy podría tomar relevancia para ser retomada; en vez de perder el tiempo en cambiar la Constitución, mejor discutamos esta propuesta que menciono para tener un plan de largo plazo.

La epifanía de México en energía

Esta ley es llamada Planeación Energética para la Continuidad Homogénea, y es nuestra epifanía:

  • México continúa realizando planes sexenales en la parte energética, ligados a las empresas productivas del Estado ante un mercado en crecimiento y demandante. Se realizan cambios de administración a administración que generan incertidumbre jurídica y en los mercados; y el desarrollo del sector dependerá de la cantidad de dinero que puede tenerse para el crecimiento de un país, en función de la inversión interna o externa que circula dentro la sociedad. México, desde 1970, no ha tenido la certeza de realizar un plan de nación ligado a una ley, donde los poderes Legislativo y Ejecutivo cumplan su parte que corresponde de cada periodo; en donde un plan quede establecido para llegar a metas específicas que aseguren tener intercambio energético y así no depender de otras regiones, como actualmente sucede.
  • Hoy, tenemos países con un plan de largo plazo, con el objetivo de tener un crecimiento económico y estabilidad; en México al parecer no estamos entendiendo que se requieren planes transexenales en el sector energético; que permitan detonar los ingresos derivados de los recursos naturales, así como dotar de estabilidad financiera a los proyectos de largo plazo.
  • En México continuamos realizando planes anuales y sexenales que no detonan una continuidad en el aseguramiento energético del país. Nos falta ser capaces de conceptualizar un plan ligado al crecimiento económico; de acuerdo con las necesidades internas, ante un mercado demandante en crecimiento. Además de tener la oportunidad de realizar un cambio energético en un plazo no mayor a 20 años, pero realizado con un plan conceptual no modificable por cualquier administración actual o futura.

Reforma Energética a revisión

Esta es nuestra epifanía de revelaciones de nuestra realidad. La ley no es perfecta, pero su discusión y modificaciones pueden llegar a tener un plan con base en la herramienta que tenemos actualmente, que es la Reforma Energética. Mejor perdamos el cronos, haciendo un plan en comunión y no un conjunto de desacuerdos ideológico-políticos, sin argumentación tecnológica y económica del país.

[1] 26 países que consumen más energía de la que producen https://247wallst.com/special-report/2021/03/16/26-countries-that-consume-more-energy-than-they-produce/2/

[2] Reporte del Departamento del Tesoro pagina 43 https://home.treasury.gov/system/files/206/December-2021-FXR-FINAL.pdf

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