Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 fueron los primeros en la historia del certamen en posponerse, debido a la crisis sanitaria de COVID-19
El pasado 24 marzo de 2020, el Comité Olímpico Internacional (COI) anunció la postergación de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 (JO), a raíz de la declaratoria mundial de la pandemia de COVID-19; misma que derivó en el confinamiento de las masas para evitar la propagación.
En aquel entonces, el presidente del COI, Thomas Bach, y el primer ministro de Japón, Abe Shinzo, abordaron de manera conjunta la problemática situación; con base en la información oficial de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La resolución fue la de posponer la justa deportiva que tuvo la fecha original del 24 de julio al 9 de agosto de 2020, para retomar la celebración durante el verano de 2021, a más tardar.
La dictaminación también se dio gracias a la presión de otras naciones; dado que, un día antes de la postergación, el 23 de marzo de 2020, Canadá, Australia y Gran Bretaña anunciaron su retiro de lo JO en caso de no haber aplazamiento de un año.
Así, los Juegos Olímpicos de Tokio son los primeros que se posponen en toda la historia. Cabe señalar que la misma competición ya ha sido cancelada en el pasado, por motivo de las guerras mundiales; o han cambiado de sede.
Por otra parte, se determinó que el nombre oficial de la justa seguiría aludiendo al año 2020, por temas de publicidad y de continuidad. En este sentido, otros eventos que se reprogramaron para 2021, también conservaron el 202; siguiendo esta lógica y en respeto a las víctimas de la pandemia.
El 30 de marzo de 2020, el COI y el Comité Organizador de Tokio (TOCOG) daban cuenta de las nuevas fechas para llevar a cabo la competición: del 23 de julio al 8 de agosto de 2021, con la Ceremonia de Apertura, y de Clausura respectivamente.
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Impacto económico
En un principio, los economistas pronosticaron un impacto negativo por 660 mil millones de yenes (5 mil 900 mdd) en el PIB de Japón para 2020, a causa de la postergación de los juegos. No obstante, de acuerdo con el TOCOG, el costo final del aplazamiento de los JO de verano fue de 3 mil 500 mdd; por lo que, en junio de 2021 la titular del organismo descartó la posibilidad de una nueva suspensión, pese al aumento de casos de COVID-19 en el mundo.
Además, la variante Delta de COVID-19 significó más pérdidas, después de que se determinara restringir el acceso de visitantes internacionales al país nipón. Lo anterior derivó en el reembolso por parte de aseguradoras y agencias locales, en alrededor de 400 mdd a quienes tenían planeado visitar Tokio; puesto que estos últimos debieron cancelar vuelos, hospedaje y distintos paquetes turísticos.
Todavía no hay estimaciones de pérdidas financieras totales de los JO, una vez que estos concluyan el 8 de agosto.
Edición suigéneris
Debido a que la pandemia de COVID-19 no cesa en el mundo, ni tampoco en Japón, la presente edición de celebrar bajo medidas de seguridad sanitaria nunca vistas en su realización. Dichas medidas repercuten directamente en los atletas, en las sedes olímpicas y en el público en general.
La resolución más importante fue la que se anunció el 8 de julio pasado, la cual determina que los Juegos Olímpicos de Tokio se celebrarán sin público en las gradas. Esto significa que, durante las competiciones, alrededor de 800 mil asientos lucirán vacíos. Ni siquiera el público local tendrá permitido asistir, por el estado de emergencia que hoy impera en Japón.
El inmueble que tendrá la mayor repercusión es el Estadio Internacional de Yokohama, que tendrá vacías sus 72 mil butacas.
Esta ausencia de público se estima en la pérdida de mil 300 mdd, una suma relativamente pequeña si se compara con una nueva postergación de los JO.
En las 42 sedes y 3 villas que recibirán a más de 11 mil deportistas, también se han establecido medidas preventivas para evitar brotes del SARS-CoV-2.
Conforme a ello, todo participante debe hacerse dos pruebas COVID-19 antes abordar su vuelo a Japón, si aún no tiene vacunación. Asimismo, cada atleta debe guardar periodo de cuarentena a su llegada a Japón, como hicieren los que ya han arribado; y esto no bastará para poder competir como de costumbre. Deberán someterse a pruebas diarias antes de sus competiciones; con la añadidura de una supervisión más estricta de considerarse necesaria, la cual hasta integraría geolocalización.
Entre otras medidas, de lo que se conoce como “estancia burbuja”, en los lapsos ajenos a las competiciones, los atletas y el staff de cada delegación tendrán que portar cubrebocas en todo espacio común; las habitaciones en las Villa Olímpica serán ventiladas cada 30 minutos, los atletas usarán solamente el transporte y alojamiento oficial, para evitar contactos con la población local; así también tanto deportistas como cuerpo técnico no podrán permanecer más de 48 horas en la ciudad después de finalizada su participación.
La sana distancia también estará presente en los JO de Tokio, con espacios de dos metros entre los deportistas y de un metro entre las demás personas.
El 15 de julio pasado, gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, visitó las instalaciones que alojarán a los deportistas para verificar la seguridad sanitaria. “Hemos podido ver y convencernos que todas las delegaciones siguen las reglas y apoyan las reglas; porque les interesa la seguridad y también la solidaridad con los habitantes de Tokio”, declaró.
No obstante, el 18 de julio se informó sobre dos deportistas ya instalados en la Villa Olímpica, que resultaron positivos en sus pruebas de COVID-19; las autoridades no revelaron información adicional, tan solo que no se trata de atletas japoneses.
Imágenes: Reuters
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