Yann Scoarnec
Director del proyecto Proba-3 en Sener
La corona solar es la capa más externa del Sol. Compuesta de plasma y mucho menos brillante que el resto del Sol, solamente es visible durante un eclipse. Lo efímero y esporádico de estos periodos de observación la han convertido en un deseado objeto de estudio científico. Sin embargo, este desafío ya no es una barrera gracias a la tecnología de vuelo en formación en el espacio, como ha demostrado la misión Proba-3 de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Estudiar la corona solar nos ayuda a desvelar misterios fascinantes, cuya comprensión a su vez permitirá entender fenómenos que se producen en la Tierra; como las interferencias en las comunicaciones originadas por el viento solar, una corriente de partículas cargadas que se liberan desde ella. ¿Por qué está más caliente que la superficie solar? ¿Cuál es el origen y la estructura del campo magnético en la misma? ¿Qué impulsa el viento solar y por qué se acelera como lo hace? Son algunas de las preguntas que una mayor comprensión de la corona solar nos ayudaría a responder.
Proba-3, con Sener como contratista principal, ha logrado un hito en la historia de la observación solar al crear un eclipse solar artificial continuo durante varias horas y al fotografiar mientras tanto la parte interna de la corona solar (la región más caliente y misteriosa de nuestra estrella); con una resolución y estabilidad hasta ahora solo posibles durante los escasos minutos que duran los eclipses totales de Sol en la Tierra. Utilizando el coronógrafo ASPIICS, y durante los 2 años de vida estimada de la misión, los científicos tienen ya acceso a observaciones bajo demanda y de una duración continuada de hasta 6 horas.
Yann Scoarnec, director del proyecto Proba-3 en Sener.
Para conseguir crear los eclipses artificiales que permiten estas imágenes, los satélites de la misión deben posicionarse y mantenerse a 150 m de distancia con un error milimétrico (menor que el grosor de una uña) durante varias horas mientras orbitan a más de 2 Km/s. Toda una proeza técnica que permite bloquear el disco solar y estudiar así la corona interna sin interferencias atmosféricas y con mayor periodicidad y duración que desde la Tierra. Proba-3 ha demostrado no solo que el vuelo en formación de precisión y autónomo entre satélites es posible, sino que permite obtener resultados no alcanzables con ninguna otra tecnología actual.
El éxito de estas observaciones no habría sido posible sin la innovadora tecnología de vuelo en formación de Proba-3. Como contratista principal de la misión, Sener ha contribuido a reforzar el papel de Europa en la exploración espacial. Proba-3 nos acerca, con una precisión sin precedentes, a desvelar los misterios de la corona solar.
Esta imagen teñida de amarillo muestra la corona solar observada en una línea espectral emitida por átomos de helio (He). La cuadrícula blanca indica la posición real del Sol, ligeramente desplazada detrás del disco del ocultador.
A pesar del descentrado intencional del instrumento, el ASPIICS logró captar una prominencia solar, visible en la esquina superior derecha de la imagen: una nube de plasma relativamente frío que, aunque alcanza temperaturas de unos 10 mil grados, está mucho más frío que su entorno (rondando el millón de grados); creando así un impresionante contraste.
Cabe destacar que la corona está unas doscientas veces más caliente que la superficie del Sol, por lo que ver una prominencia con este nivel de detalle en una de las primeras imágenes es una gran noticia y una demostración de las capacidades de la misión.
LEE TAMBIÉN: México y Guatemala acuerdan impulsar infraestructura ferroviaria y desarrollo sostenible