Escrito por: Opinión, Ramsés Pech

El T-MEC ha muerto en 2025


La estrategia actual de Estados Unidos en el mundo se sustenta en tres pilares: la energía, los aranceles y la instalación de empresas dentro de su territorio o en su vecino del sur, México. El objetivo es generar flujos adicionales de ingresos que ayuden a reducir el déficit presupuestario

Ramses Pech

Grupo Caraiva / Grupo Pech Arquitecto

Hoy en día, los aranceles impuestos por Estados Unidos a diversos países se han convertido en la cuarta fuente de ingresos más importante para el gobierno federal. El secretario del Tesoro ha declarado que “los ingresos arancelarios de Estados Unidos podrían alcanzar los 300,000 millones de dólares en 2025”.

La nueva consigna parece clara: Estados Unidos necesita al T-MEC, pero a su manera.

En múltiples ocasiones, hemos visto a funcionarios de la Secretaría de Economía de México viajar a Estados Unidos para negociar cuestiones arancelarias. Sin embargo, cada negociación termina con cambios sustanciales que vuelven obsoletos los planes de negocio, así como los términos y condiciones previamente establecidos.

La carta enviada por el expresidente Trump el pasado 11 de julio, en la que anuncia un incremento del 30 % a los aranceles sobre todas las importaciones, deja clara su postura: “No me interesa el T-MEC”.

Ante este escenario, México debe reconocer una nueva realidad: el peor escenario de negociación que se anticipaba ahora se perfila como el mejor —no tener el T-MEC.

Frente a esta transformación del entorno comercial, México debe replantear sus estrategias a partir de lo que realmente tiene para ofrecer al mundo. Es urgente definir planes de corto y largo plazo que refuercen su atractivo como socio comercial, pues de seguir bajo la lógica actual, el país podría perder relevancia en el intercambio global.


Decálogo comercial y premisas para un nuevo plan

  1. Estados Unidos no quiere el T-MEC. Considera que las condiciones comerciales no son equitativas, especialmente con México.

  2. México representa dificultades para Estados Unidos. Las políticas arancelarias, no arancelarias y barreras comerciales mexicanas generan un déficit perjudicial para la economía estadounidense.

  3. El déficit comercial entre ambos países es visto como una amenaza nacional. En 2025, ronda los 114,000 millones de dólares: Estados Unidos importa 53 % más de lo que exporta a México.

  4. México no cumple cabalmente con las reglas de origen del T-MEC. Existen productos como acero, aluminio, cobre y manufacturas que provienen, en parte, de China. Esto molesta a Estados Unidos, ya que percibe que el T-MEC se utiliza como “puerta trasera” para ingresar productos de terceros países.

  5. Estados Unidos está dispuesto a mantener una relación comercial con México, pero bajo acuerdos bilaterales. La diplomacia comercial ha dado paso a una narrativa que busca dejar atrás el acuerdo trilateral.

  6. Estados Unidos ha encontrado en la inversión extranjera directa una vía eficaz para incrementar ingresos. Está facilitando trámites para atraer empresas con procesos ágiles, reglas claras y beneficios fiscales.

  7. Estados Unidos es el mayor mercado de consumo global. Aunque China tiene mayor población, el poder adquisitivo estadounidense (76 mil dólares anuales en promedio) y el gasto per cápita (48 mil dólares) lo consolidan como el destino favorito para exportar.

  8. México depende casi exclusivamente del mercado estadounidense. El 83 % de sus exportaciones se dirige a ese país, en su mayoría provenientes del sector automotriz con tecnologías y marcas extranjeras. México no tiene, al corto plazo, un mercado alternativo similar.

  9. Estados Unidos ya no necesita a México para comerciar. Puede atraer inversiones, controlar precios mediante políticas públicas, y mantener el consumo interno estable incluso con aranceles. Hasta ahora, la inflación no ha sido un freno.

  10. La inseguridad en el transporte mexicano encarece el comercio. El 47 % de la mercancía se mueve por carretera y solo el 7 % por tren. Se reportan 57 robos diarios en promedio a transportistas, lo que incrementa los costos logísticos entre un 20 % y 45 %.


Ramsés Pech Grupo Caraiva – León & Pech Architects

Ramsés Pech, Grupo Caraiva – León & Pech Architects.

Los cambios constitucionales realizados por México en materia energética y judicial han modificado el entorno regulatorio desde la firma original del T-MEC en 2020. Esto afecta la certeza jurídica para las inversiones. Casos como la expropiación de la mina de litio en Sonora o la planta de hidrógeno en una refinería de PEMEX generan desconfianza. La duda para cualquier inversionista es clara: ¿me conviene invertir en México? Invertir no solo implicaría capital, sino también posibles litigios y la incertidumbre de obtener los permisos necesarios para operar.

Para sobrevivir en el mercado global, México debe reconsiderar su enfoque. Requiere de nuevos acuerdos bilaterales con Estados Unidos. El país depende de la energía transformada y la tecnología que su vecino le provee. China, aunque poderosa, no es nuestro principal socio. Por el contrario, con ese país México mantiene un déficit considerable.

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