La inteligencia artificial (IA) y la competitividad económica destacan hacia 2050. Están definiendo el rumbo incierto de la transición energética global, revela el el nuevo informe de BloombergNEF (BNEF)
En un contexto marcado por tensiones geopolíticas y riesgos políticos crecientes, la transición energética global se mueve entre certezas tecnológicas y desafíos emergentes. Así lo advierte el informe Nuevas perspectivas energéticas para 2025 de BloombergNEF (BNEF), que ofrece un vistazo a las dinámicas que podrían marcar el rumbo hacia 2050.
Transición heterogénea
Aunque la incertidumbre domina el panorama internacional, el informe destaca que “las tecnologías clave de energía limpia siguen disfrutando de fundamentos sólidos, con una economía favorable y una creciente madurez tecnológica que impulsa su adopción en diversas geografías del mundo”. Aun así, la transición no será homogénea ni lineal. Los motores del cambio no se encuentran tanto en las metas climáticas, sino en la competitividad de costos.
Este enfoque es la base del Escenario de Transición Económica (ETS) que plantea BNEF. El que consiste en un mundo donde “las decisiones de inversión se basan principalmente en la necesidad de satisfacer la creciente demanda energética con una combinación de tecnologías competitiva en costos, no en las preocupaciones climáticas”.
En otras palabras, la urgencia por energía barata y confiable podría guiar la ruta hacia una economía baja en carbono, más que la presión de los compromisos internacionales.
Centros de datos, el motor silencioso
Uno de los elementos disruptivos más destacados en el informe es la inteligencia artificial. La demanda energética de los centros de datos —motor silencioso del auge digital— se dispara. “La demanda incremental de electricidad de los centros de datos se dispara a 1200 teravatios-hora a nivel mundial para 2035 y a 3700 TWh para 2050”. Lo que podría representar hasta el 8.7 % de la demanda final de energía en 2050. Esto quiere decir que la IA y la competividad económica definirán el escenario.
Esta explosión energética genera tensiones
Aunque las energías renovables (47%) y el almacenamiento (9%) en conjunto representan más de la mitad de la capacidad necesaria para alimentar centros de datos, el 64% de la generación incremental proviene de combustibles fósiles, revela en informe. Es un hallazgo que choca con el discurso optimista del sector tecnológico, donde abundan las promesas de “energía limpia” para sus servidores.
“La mayor parte de la capacidad incremental de carbón y un tercio de la capacidad de gas asociada con la demanda de centros de datos proviene de plantas existentes que evitan o retrasan su retiro”, advierte el informe.
Pronostican 84% de energía limpia en 2030
Sin embargo, las buenas noticias llegan del lado renovable. Según el ETS, la generación de energías renovables aumenta un 84% en los cinco años hasta 2030 y se duplica de nuevo para 2050. Para entonces, cubrirán el 67% de la demanda eléctrica global. Y aunque el sistema eléctrico deberá volverse mucho más flexible, el estudio anticipa que “en el año 2050, se habilitarán más de 4,300 TWh de flexibilidad en la demanda mediante la carga inteligente de vehículos eléctricos y la respuesta a la demanda en la economía en general”.
Esto significa que la transición energética avanza, pero no sin contradicciones, según reporte. A medida que la inteligencia artificial consume más electricidad y las inversiones buscan eficiencia antes que sostenibilidad, el camino hacia una economía descarbonizada deberá sortear más que tecnologías. También resistencias estructurales, intereses fósiles y una urgencia digital que apenas comienza.
LEER MÁS → El crecimiento del gas natural en el mundo perderá fuerza en 2025: IEA