Si bien la “logística verde” ya está dando mucho de qué hablar, la economía latinoamericana aún no es del todo capaz de masificar soluciones ecofriendly o invertir en grandes flotas de autos eléctricos
Juan Altamirano, cofundador de clicOH
Sin embargo, mientras los factores catalizadores se mueven en esa dirección, la industria de logística integral sí cuenta con herramientas. Y permiten, por ejemplo, incorporar datos para optimizar las rutas, en lugar de administrarlas solamente, y de paso reducir costos y tiempos.
Expansión transnacional, centros de distribución, flota de vehículos, apps y software; son algunas de las inversiones tecnológicas de los grandes para controlar la distribución de bienes y hacerla más eficiente en costos y en términos de impacto medioambiental.
Si la clave es atender en plazo y satisfacción las demandas de una gran cadena de retail o bien de un pequeño emprendedor, la respuesta sigue estando en el análisis de los datos y la flexibilidad del proveedor y usuario, para recibir o retirar en un punto cercano su producto.
Ahora bien, el e-commerce supone un amplio margen de crecimiento. Se estima que sus ventas, a nivel mundial, pasen de 4.28 mil millones de dólares a más de 5.4 mil millones al cierre de este año, un 26% de crecimiento.
En el caso de México, cifras de la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO), reportan que en 2021 el comercio electrónico tuvo un incremento de 27% respecto al 2020. A nivel industria estos números son favorecedores, no obstante, también sería importante pensar en el posible impacto ambiental y más aún, en cómo minimizarlo.
Gestión y operación verde
Desde el punto de vista logístico, reducir la huella de carbono en todo el proceso debería ser una materia de análisis obligatorio para toda empresa logística. Sobre todo si busca operar de manera amigable con el medioambiente y promover una economía de bien común.
Para ello es fundamental verlo no como una práctica aislada, sino como un verdadero compromiso de modo que la gestión y operación generen el menor impacto posible en el entorno.
Por lo pronto y a la espera de una real conversión sustentable, toda la industria debe incorporar buenas prácticas para reducir la contaminación y de paso generar ahorros en la cadena de distribución.
Sin duda, adherir a las nuevas tecnologías como aliadas al cuidado del medioambiente es una fórmula tentadora para un sector cuyos márgenes de ganancias son frecuentemente analizados.
Por lo pronto, el plan de acción sugiere centrarse en buscar un punto de almacenaje cercano, aplicar rutas inteligentes, construir un mapeo dinámico de puntos de entrega, proveer seguimiento en tiempo real de cada envío para evitar más de un viaje, y disponer de una plataforma tecnológica robusta, segura, flexible y escalable, que responda a tasas de demanda variables.
No se trata solo de movilidad verde
En la mente de los consumidores pareciera que contar con una flota de transporte que utilice energía limpia resolvería gran parte de las transformaciones que la industria debe realizar en su rumbo a la sustentabilidad.
En parte es cierta esa percepción, pero por otro lado supone ciertas complejidades, especialmente relacionadas con el aspecto financiero. Aunque en el caso de México se comercializan diversos vehículos eléctricos, su adquisición significa una fuerte inversión que podría no ser viable para gran parte de las compañías.
Lo que no deja espacio para dudas, es que hoy existe más que nunca una “conciencia verde” de parte de muchos consumidores que ya exigen el sello de sustentabilidad de gran parte de sus productos y servicios.
Esperamos que el sector logístico siga evolucionando y sofisticándose hacia la sustentabilidad, y que las mejoras que ya incorporan data science, sigan mostrando su aporte con negocios más amigables con el medioambiente.
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