Escrito por: Energía nuclear, Gas, Guillermo Gutiérrez Nieto, Opinión

Gas y energía nuclear opciones de inversión en la UE

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Después de un complejo debate y un amplio proceso de cabildeo, aunado a los efectos del desabastecimiento de gas y petróleo rusos, hace unos días el Parlamento Europeo validó la decisión previa de la Comisión Europea respecto a incluir en el listado de actividades económicas ambientalmente sustentables las inversiones en energía nuclear y gas

Guillermo Gutiérrez Nieto, Internacionalista y miembro del Servicio Exterior Mexicano y desde 2018 forma parte de la delegación de México ante la OCDE.

Se trata de la aprobación de una Ley en la materia. A partir de 2023 esas inversiones en energía nuclear y gas formarán parte de la “taxonomía” de la Unión Europea (UE), que es como comúnmente se conoce esa clasificación.

El objetivo de esta taxonomía es hacer más visibles y atractivas para los inversionistas las actividades verdes. Esto podría desempeñar un papel importante al ayudar a la UE a aumentar la inversión sustentable e implementar su Pacto Verde (Green Deal), con el cual busca convertirse en una zona libre de emisiones de carbono en 2050.

La inclusión del gas y la energía nuclear en la taxonomía también brindará seguridad a los inversores y anticipará el llamado Green Washing (lavado verde), mediante el cual las empresas, asumen productos de inversión ecológica exagerando sus credenciales ambientales. Desde una perspectiva más amplia, se espera que induzca a las empresas a ser más respetuosas con el clima, mitigue la fragmentación del mercado y ayude a trasladar las inversiones a los sectores estratégicos en la etapa postpandemia.

Inversiones ecológicas

Aunque está pendiente su marco de aplicación, con la nueva clasificación los proveedores de productos financieros, incluidos los proveedores de pensiones, deberán revelar qué inversiones cumplen con los criterios climáticos que establece la taxonomía. Para cada inversión, fondo o cartera, se deberá revelar qué parte de las inversiones subyacentes cumplen con los criterios verdes. Adicionalmente, las empresas que coticen en bolsa deberán también revelar qué parte de su facturación y gastos de capital cumplen con ellos a fin de obtener reconocimiento por realizar inversiones ecológicas.

La taxonomía de la UE es un sistema complejo e incluye actividades económicas, así como criterios ambientales detallados que cada actividad económica debe cumplir para obtener una etiqueta verde. Las reglas para la mayoría de los sectores entraron en vigor en 2022 y comprenden inversiones en ámbitos como plantas de acero, automóviles eléctricos y renovaciones inmobiliarias. Sin embargo, las reglas para el gas y la energía nuclear se retrasaron debido a un intenso cabildeo de los gobiernos y otros actores relevantes.

Gas y energía nuclear, sus desafíos

Como el gas produce emisiones de calentamiento global, aunque menores que el carbón y el petróleo, algunos países de la UE lo consideran una alternativa temporal en su tránsito hacia el reemplazamiento absoluto de combustibles fósiles. Por otra parte, si bien la energía nuclear está libre de emisiones de carbono, produce desechos radiactivos, lo cual hace que tenga tanto partidarios, quienes asumen que con su uso se lograrán con los objetivos de reducción de emisiones, y detractores, quienes cuestionan el destino final de sus desechos.

La etiquetación de inversión sustentable aprobada por el parlamento europeo es acorde con la postura de Polonia y Bulgaria, que la apoyaron desde el inicio a fin de incentivar las inversiones en gas y así eliminar gradualmente de sus matrices energéticas el carbón. No obstante, ha sido puesta en duda por Austria, Luxemburgo y Dinamarca, que cuestionan los efectos nocivos de sus ciclos productivos en la ruta hacia la plena descarbonización que busca la UE en 2050.

Una taxonomía sin la confianza total

Con la reticencia a reconocer las bondades de la nueva taxonomía de algunos países, a los cuales se han sumado organizaciones ambientales como Green Peace, se vislumbran apelaciones legales, las cuales si bien no impedirán al menos retrasarán su aplicación. Aunado a ello, se deberá cumplir un precepto fundamental compartido por los socios comunitarios: lograr que la catalogación verde del gas y la energía nuclear contribuya sustancialmente a lograr que se cumplan todos los objetivos ambientales acordados por la Unión Europea y no perjudicar a ninguno.

Mas allá de estas vicisitudes, se debe reconocer que el ajuste en las reglas de inversión verde de la Unión Europea es el más ambicioso del orbe y su aplicación podría fortalecer la lucha contra el cambio climático ya que se trata de inversiones en sectores de transición hacia el pleno logro de la descarbonización sin uso de combustibles fósiles.

Es cierto también que el fomento de las “inversiones verdes” conlleva un riesgo latente en lo referente al “lavado verde”, lo cual pone en riesgo los objetivos respecto al cambio climático establecidos por la Unión Europea. Empero foros como la OCDE y el G20 están otorgando atención prioritaria a este fenómeno y es previsible que en el corto plazo emitan recomendaciones para atenderlo.

Por último, es importante señalar que la taxonomía aprobada no prohíbe las inversiones en actividades industriales no etiquetadas como “verdes”, aunque van implícitas limitaciones para que empresas y inversores sean respetuosas con el medio ambiente. No hay duda de que para que la UE elimine sus emisiones netas de carbono para 2050 requiere inversiones sustantivas, en gran parte con financiación privada, y por ello la nueva taxonomía resulta un aliciente de primer orden.

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