La pandemia aceleró la necesidad de contar con cadenas de suministro descentralizadas; la estabilidad no debe darse por sentada
Carlos Rafael Murrieta Cummings
Socio de Iraltus
Uno de los aprendizajes que nos dejó la pandemia es que la estabilidad no debe darse por sentada. Las consecuencias económicas y sociales del COVID-19 obligaron a muchas empresas a replantear su modelo operativo. Es fundamental que las cadenas de suministro globales y los procesos de adquisición se conviertan en palancas estratégicas para la recuperación económica y social.
A inicios del 2020, las actividades industriales se interrumpieron a raíz del encierro masivo de la población para detener la propagación del virus. El sector energético no fue la excepción; la situación provocó una notable disminución en la demanda de combustibles líquidos y, por lo tanto, también una caída en la demanda del petróleo crudo, generando una disminución en los precios.
Para contrarrestar esta situación, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) propuso una reducción en la producción mundial de crudo, con el objetivo de apoyar a la recuperación de los precios. La propuesta fue rechazada por Rusia; a su vez, Arabia Saudita anunció un aumento en su producción de crudo.
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Las acciones generaron una caída todavía mayor en los precios, lo que obligó a buscar un diálogo entre los países miembros de la OPEP y Rusia. Al final se logró establecer un acuerdo para lograr la reducción del 10% en la producción diaria de crudo a nivel mundial.
Mercado se ha transformado
Los pronósticos de la Energy Information Administration de Estados Unidos (EIA), ubican los niveles de oferta y demanda en rangos similares a los observados a principios de 2019, sin embargo, el escenario será otro, el mercado se ha transformado significativamente.
Tras el desplome en los precios del petróleo, muchas de las principales empresas del sector anunciaron para el 2020, recortes en gastos de capital e inversiones. La noruega DNO, con operaciones en Irak, anunció que rebajaría su presupuesto en 30 por ciento. La compañía Oil Search Ltd, con operaciones en Papúa Nueva Guinea recortó sus inversiones en 38% y el gasto de capital en 44; Kosmos Energy redujo el gasto de capital en 30%, Chevron recortó gasto de capital en 12% y la inversión en nuevos proyectos en 48%, Royal Dutch Shell redujo su gasto en 20 por ciento.
Estos recortes tendrán un fuerte impacto en el desarrollo del mercado hacia el futuro. Aunado a lo anterior, el ambiente de incertidumbre alrededor de la pandemia, la disminución en la demanda de combustibles y los precios de crudo han tenido un impacto negativo en la recuperación de la cadena de suministro del sector petrolero, haciéndola vulnerable a riesgos de interrupciones en el abastecimiento de equipos como válvulas, turbinas, y compresores, entre otros. De acuerdo con la encuesta realizada por PwC, en marzo de este año, el 76% de las empresas del sector experimentó un impacto negativo en sus operaciones a raíz de la pandemia.
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Vulnerabilidad de las cadenas
Depender de una sola fuente de suministro ha evidenciado la vulnerabilidad de las cadenas, provocando gran parte de la interrupción actual. Aunque algunos proveedores de empresas petroleras no se abastezcan directamente de China sus proveedores de nivel dos o tres, sí lo hacen. Elaborar un mapeo de la cadena de suministro ayudará a mitigar los riesgos y a identificar el origen de las posibles interrupciones, con lo que se podrán implementar estrategias de abastecimiento alternativo, asignar inventario de manera eficiente y eliminar cuellos de botella dentro de la cadena.
La preparación de un plan de respuesta ante la crisis y la adaptabilidad serán elementos clave para el periodo post pandemia. En este sentido, el 70% de los líderes encuestados por PwC ha expresado que para afrontar la crisis planea aumentar la inversión en el desarrollo de cadenas de suministro resilientes.
Una nueva normalidad
La pandemia acelerá la necesidad de contar con cadenas de suministro descentralizadas y resilientes, se trata de la búsqueda de fuentes diferenciadas y desconcentradas de regiones específicas. Es momento de evaluar las estrategias de adquisición, abastecimiento y evaluación de costos; el 95% de líderes empresariales reconoce que su capacidad de gestión de crisis debe mejorar. Esto se puede lograr a través de una relación colaborativa con proveedores y un enfoque eficiente en cada uno de los eslabones de la cadena de valor.
Reinventar las cadenas de suministro será la clave para llevar a cabo la recuperación económica; así como para la transición hacia un nuevo modelo operativo que se adapte a la nueva normalidad.
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