Escrito por: Opinión, Pablo Ramírez

El “Ojo de Fuego” en Campeche y su impacto ambiental

pemex

Tras el accidente en aguas de Campeche, es imposible saber con certeza la consecuencia ambiental de este derrame de hidrocarburos, explosión y posterior incendio

Pablo Ramírez

Especialista en Energía y Cambio Climático de Greenpeace México

A unos días del accidente en el complejo petrolero marino de Pemex Ku-Maloob-Zaap en aguas de Campeche en el Golfo de México, resulta imposible hacer una evaluación precisa del daño ambiental generado por el aparatoso incendio.


Si bien Petróleos Mexicanos (Pemex) se apresuró a señalar que el accidente no generó daño ambiental, es evidente que se trata de un dicho aventurado, por decir lo menos, si no, abiertamente irresponsable.

Por ahora es imposible saber con certeza las consecuencias de este derrame de hidrocarburos, explosión y posterior incendio. Pero la propia industria petrolera en general, con sus operaciones habituales, genera daño ambiental; incluso cuando no se presentan accidentes.

Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, cada barril de petróleo extraído emite cerca de 235.7kg de CO2; por lo que este complejo emite cada día 158 mil 390 toneladas de CO2 a la atmósfera. De hecho, en 2020 las emisiones de gases de efecto invernadero de la petrolera aumentaron 12.5 por ciento.

Pemex ocupa el lugar número nueve entre las 20 empresas de hidrocarburos con mayores emisiones de metano y dióxido de carbono. También el quinto lugar mundial en emisiones de dióxido de azufre; sin considerar accidentes que son más frecuentes de lo que pensamos.

Para saber los daños ecológicos precisos, requieren evaluaciones científicas con datos comprobables, que llevarán todavía algún tiempo.

Las organizaciones de la sociedad civil que trabajamos para preservar el medio ambiente, estaremos muy atentas a los resultados de tales investigaciones; y vigilaremos que éstas se realicen con criterios científicos y el rigor necesario para generar certeza. Además de exigir plena transparencia en el proceso y en su difusión.

Respecto al Golfo de México, sí podemos compartir algunos datos que generan indicios sobre los daños ambientales que habría causado este grave accidente.

Por ejemplo, la doctora Irene Novaczek elaboró en 2012 el estudio El Impacto del Gas Natural en los Ambientes Marinos, que da cuenta de los daños que esta sustancia causa en tales ecosistemas.

Sabemos que el impacto ambiental de liberar gas en aguas marinas es especialmente severo cuando esto ocurre cerca de la costa; en aguas someras; y en lugares con escasas corrientes.

La presencia de gas en el agua marina es altamente tóxica para las especies del hábitat; en este caso tiburones martillo y distintos tipos de tortugas protegidas y/o en peligro de extinción. Las fugas de gas pueden generar explosiones como ya hemos visto, capaces de afectar áreas de hasta 400 kilómetros cuadrados; de manera que se presume que sí hay daño, aunque no sepamos aún su alcance.

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