La reforma eléctrica supone una importante modernización para el sector, opina Jorge Flores Kelly, socio de Aporta Consultoría Estratégica
Jorge Flores Kelly
Socio de Aporta Consultoría Estratégica
En medio de tanto alboroto por los cambios al marco legal y regulatorio del mercado eléctrico; se ha dado más peso a aspectos de tipo ideológico o principios abstractos, que a aquellos prácticos y de sentido común. La discusión se ha centrado en si la ley atenta contra la competencia económica y las energías renovables, si impulsa la quema de combustibles fósiles o revive el monopolio estatal y se castiga a la inversión privada, y no, a si los cambios son legales y los autoabastos simulados cumplen con la ley, aunque no con el espíritu.
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— Energía Hoy (@energiahoy) May 5, 2021
Sin embargo, si uno analiza fríamente la Ley de la Industria Eléctrica (LIE) y los cambios regulatorios, la realidad es que el fondo del asunto tiene que ver con la distribución de los costos económicos de la competencia que se hizo en la Reforma Energética durante el sexenio de Enrique Peña Nieto. Se refiere a los costos hundidos que se crean por los activos que se vuelven redundantes para la Comisión Federal de Electricidad (CFE) con la entrada de nuevos competidores o bien las obligaciones que surgen para esta, de prestar servicios a la competencia y cómo deben asumirse.
Nadie está contento
La reforma de 2014 hizo una distribución de los costos desfavorable a CFE y en extremo benigna para otros esquemas, en particular para los contratos legados de interconexión. Tan es así, que los autoabastos legados siguieron creciendo después de la misma y pasaron de unos cientos a decenas de miles de socios, pues había una gran “oportunidad” de arbitraje.
El mercado se dio cuenta que serían condiciones más lucrativas y ventajosas (despacho garantizado, estampilla única, tarifas por debajo del costos y servicios conexos gratuitos) que aventurarse con tarifas variables en el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM), por lo que se aceleró su crecimiento desde el anuncio de la reforma. Así, la participación en la capacidad de generación de los autoabastos seguiría creciendo hasta 2030. Esto se enredó todavía más con la incorporación de capacidad de energía eléctrica renovable exportada de lugares remotos de alto rendimiento a centros de demanda localizados a miles de kilómetros de distancia.
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Por decirlo de alguna manera, cargarle la mano a uno de los jugadores más que a otros ha creado una situación en la que hoy nadie está contento y un desbalance que genera problemas, en particular a CFE. Esta es una experiencia por la que muchos países han transitado y que, continuamente, corrigen para asegurar que la distribución de los costos sea justa y viable. No hay nada nuevo bajo el sol, simplemente una distribución inadecuada.
Empero, de lo que se ha hablado menos en medio de todo el barullo es de las implicaciones o las consecuencias de los cambios al marco legal y regulatorio de las reformas realizadas. Por paradójico que parezca -y para sorpresa de muchos- los cambios realizados a la LIE y al marco regulatorio tienen como consecuencia la modernización del Sistema Eléctrico Nacional (SEN). Voy a esbozar algunas evidencias:
1.-Eficiencia energética
Se generan incentivos para instrumentar medidas de eficiencia energética. Estas hacen una gran diferencia, pero cuando el ruido es respecto a las reformas de la electricidad se pierde el foco. No hay energía más limpia que la que no se genera.
2.-Generación en sitio
Hay incentivos económicos para la generación en sitio y distribuida. Al encarecerse la exportación de energía por la congestión de líneas, se impulsa la generación en sitio. Se acerca la generación a la demanda y esto detona el uso de fuentes variadas, con redes inteligentes y almacenamiento de energía. Lo anterior, no sería posible con costos irrisorios de porteo o con un respaldo sin costo de CFE. La generación flexible por medio de motores reciprocantes y microturbinas también será necesaria.
3.-Descentralización de polos de desarrollo
Se descentralizan las actividades económicas. En lugar de exportar energía, su abundancia debe atraer oportunidades de inversión para las industrias. Sonora tiene un gran potencial en generación solar necesario para atraer inversiones interesantes como son los centros de datos.
4.-Infraestructura privada común
La modificación al artículo 35 da mayor certidumbre para que grupos de empresas privadas inviertan en infraestructura a fin de mejorar su abasto eléctrico. Hay muchas regiones en el país que se encuentran saturadas, donde oportunidades de generación en sitio y distribuida son una opción. Jalisco es el tercer consumidor de energía a nivel nacional y solo produce el 1% de lo que genera. La principal preocupación de los parques industriales es el abasto eléctrico y la vocación de México es el de potencia manufacturera global.
Aún cuando no se instrumentase por completo la LIE por la “judicialización” del proceso; la planificación del sistema, el catálogo y costo de los servicios conexos, entre otros, apuntan a una transformación del SEN. Por el bien de todos, el sentido común debe prevalecer y la modernización llevarse a cabo.
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