Escrito por: David Madrigal, EH 360°, Internacional, Opinión

El legado energético de Angela Merkel

angela merkel

Angela Merkel y  su legado no se caracterizan por su efusividad, pero sí, por la determinación, cosa que los alemanes agradecen

David Madrigal
Director de Operaciones de TAO Solutions

A 16 años de tomar el cargo y próxima a dejar la posición, en esta entrega de marzo, mes dedicado a la mujer, merece la pena analizar, evaluar y contrastar el legado energético que deja Angela Merkel como canciller de la que se convirtió (bajo su mandato) en la principal potencia del bloque europeo.

Fue en 2005, cuando el entonces presidente del parlamento alemán, también llamado Bundestag, Norbert Lammert anunció el resultado de la votación que daba como ganadora a Angela y, tras la cual, iniciaría un camino para posicionar a Alemania como un referente a nivel local y mundial.

Luego de 30 años, hay mucho que analizar. Dentro de su período como canciller, destacó el Energiewende o transición energética, que buscaba detonar un suministro energético bajo en carbono, ecológico, confiable y asequible. Esta política se presentó en 2010, previo al accidente en la planta nuclear de Fukushima, Japón, hecho que marcó un precedente en la misma transición y que demostraría en gran parte, el carácter de la líder.

Vale la pena traer a colación un término que se acuñó durante estos dieciséis años, el de “merkelizar” o “merkiavelismo” un verbo que hace alusión a no tener una postura fuerte o que es oscilante respecto a un tema.

Dos frentes de batalla

En 2008, la postura de la canciller en torno a la producción de energía nuclear era positiva. Un precedente que marcó los objetivos ambiciosos de los germanos sobre la reducción de emisiones; nada más y nada menos que el 40% para 2020, 55% para 2030 y 95% para 2050.

Este era uno de los desafíos mundiales más ambiciosos. Sin embargo, tras el accidente en Fukushima, Angela Merkel y ciertas coaliciones dejaron fuera del paquete energético a las fuentes nucleares y se inició el desmantelamiento de diecinueve plantas; se espera que, para finales del 2022 se concluya con la última. Esto forzó a que la instalación de sistemas solares y eólicos creciera, con el fin de cubrir la potencia retirada, aunque no fue suficiente para comenzar a desconectar la carga proveniente de fuentes fósiles.

Verdadero talón de Aquiles

En esta carrera frenética se cuenta con dos grandes retos que colocan en una posición crítica toda la misión. Si bien, actualmente el país ha batido récord en el uso de renovables (en 2020, representó el 46% de la energía utilizada) para llegar al 95% se deben garantizar dos cosas: que la intermitencia se podrá mitigar y la capacidad de almacenamiento.

El santo grial de las renovables, trata de tener capacidad de almacenamiento, para que a la par, el sistema eléctrico sea más confiable, más activo y menos reactivo, pues mientras las formas de almacenamiento no sean mayores, menos costosas y más duraderas, se ve lejano cumplir una de las metas más ambiciosas del planeta en materia renovable.

Hora de evaluar el merkelismo

Tras un largo periodo, volvamos al principio, a lo que conocíamos del frente político de Alemania. En materia energética ¿la canciller demostró ser dura?, ¿se adaptó a la situación?, ¿fue oportunista?, ¿lucró con la política energética?, ¿podemos considerar un éxito o un rotundo fracaso?

Merkel mostró una inteligencia y liderazgo como pocos. Además de un estoicismo singular, que no una soberbia rapaz y enfermiza (que se ponga el saco el mandatario al que le quede). Me parece acertada su postura sobre la eliminación de la energía nuclear, aunque represente un doble reto para la nación. Era difícil, pero necesario.

A pesar de que no se consiguieron los resultados deseados se sentó un precedente. Retomo su frase wir schaffen das, algo así como “podemos hacerlo”. Aunque pareciera que no existió beneficio, pues la tarifa de la luz se ha incrementado 22%, hasta colocarse como la segunda factura eléctrica para el consumidor de Europa, si lo vemos en perspectiva, era urgente priorizar que el costo ambiental, que es invaluable.

Las grandes decisiones requieren de personas que estén a la altura de tomarlas. Sin duda, la mandataria demostró estarlo, se le extrañará y se desea que el sucesor pueda dar continuidad. Angela podrá ser oscilante o poco efusiva, pero se mostró firme cuando más se requió serlo. Hace casi un año, la aprobación de la canciller alcanzó el 90% y en la actualidad se mantiene en torno al 70, lo que le da a su partido una gran ventaja de cara a las elecciones de este año.

El éxito como nación se evaluará de nuevo el próximo año, en que se espera el desmantelamiento total de las centrales nucleares y también en 2038, cuando se proyecta el cierre de la última central activa de carbón. Para ese entonces, si se reduce la brecha y las fuentes renovables acortan el diferencial, se podrá decir que se tuvo éxito.

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