Escrito por: Opinión, Santiago Barcón Palomar

Primer resultado del apagón: todos son expertos en sistemas eléctricos de potencia

apagon cenane

 El SEP debe de ser robusto, pero no por el contar con enormes reservas de generación, se evitará que ocurra otro apagón, afirma el experto Santiago Barcón

Ideas con brío
Santiago Barcón
CEO de Baorgg y PQBarcon

A partir del apagón del 28 de diciembre del 2020, y dada la polarización actual, nos encontramos con que cualquier persona se siente con capacidad de opinar, emitir juicios y recomendar sobre lo que realmente sucedió, sin importar sus estudios o experiencia. Así nos va a ir con estos “expertos” a los que debemos de reconocerles su capacidad de conseguir que nadie les pregunte por sus estudios o, por lo menos, que demuestren tener décadas de experiencia.

El evento que presentó el Sistema Interconectado Nacional (SIN) que usaremos a partir de ahora como el coloquial apagón, y que causó la desconexión de más de 10 millones de usuarios, fue visto como una oportunidad para poder saldar todos los agravios, reales o imaginarios, en contra del gobierno.

Obvian, posiblemente porque ni siquiera se lo imaginan, que la máquina más grande que ha construido el hombre es un Sistema Eléctrico de Potencia (SEP). Nada se compara, ni cercanamente, a la magnitud de tener en operación conjunta miles de generadores, cientos de miles de kilómetros de transmisión, millones de kilómetros de distribución y decenas de millones de usuarios que, además, demandan energía en forma aleatoria.

Ignoran que los apagones son inevitables. Es conveniente enfatizar este punto dado que ha sido estudiado con modelos de todo tipo y, como es de esperar, el invertir más allá de cierto punto en el SEP tiene rendimientos negativos. Es decir, el SEP debe de ser robusto, pero no por el contar con enormes reservas de generación, por ejemplo, se evitará que estos apagones puedan ocurrir en el futuro.

Reforma Energética creó pseudoexpertos

El tema, obviamente, se volvió el foco de atención del sector y empezaron a brotar “expertos” realizando sesudos análisis. Amigos me enviaron varias de esta notas y videos de las entrevistas. Al analizarlos recordé de inmediato lo que escribí, en Energía Hoy, hace seis años: la Reforma Energética creó pseudoexpertos.

Por supuesto realizar, hace seis años, un análisis de cuántos eran y en qué sectores representaba un reto formidable, pero el apagón me dio la oportunidad de dedicarle unas horas y analizar sus perfiles. Lo más sorprendente fue que en todos los casos los presentaban como expertos sin dar más detalles. Algo así como si estuviésemos en la plaza de Santo Domingo, en el centro de la Ciudad de México, y nos dieran nuestro falsificado de experto.

Aquí van los datos de los estudios de los susodichos. Inicio por la carrera: 40% abogados, 20% economistas y, con 10% cada uno, relaciones internacionales, sociología, literatura y biomédico. De los que tienen maestrías el 60 % de análisis o política pública, 30% derecho y el resto responsabilidad social. Los que alcanzaron grado un doctorado, 70% en ciencias políticas y 30% en economía. Revisé sus curriculum vitae en LinkedIn, así como en otras fuentes, para ver si de casualidad habían tomado alguna especialidad técnica o curso relacionado con operación de un SEP, pero ya se imaginarán el resultado.

Hay libertad de expresión

Me parece increíble tengan el valor de hablar y, peor aún, preocupar o espantar a la población. Sí, ya sé que hay libertad de expresión pero así como no es válido gritar “fuego” en un cine tampoco lo es espetar “colapso del SIN”.

Otro dato interesante fue que más del 50% de los “expertos” fue funcionario público en sexenios pasados, ¿dónde está el mea culpa de que cuando pude no hice? Y, por cierto, varios omiten en sus curriculum vitae este “pequeño” detalle de que pasaron varios años como burócratas.

Creo que la razón principal de que esto les funciona a  los “expertos” es que la población es amnésica. En la vida real si alguien te miente o falsea los datos lo evitas y fin de la historia. Nadie cuestiona ni pone en duda las declaraciones. Ni siquiera se toman el tiempo de pensar la validez de lo que les están diciendo. No se necesita tanto, de verdad. Si les presentan un estudio de la Universidad de Harvard, o de la que gusten, y no tiene el tamaño de la muestra, ni pierdan el tiempo en leerlo. Casi con certeza es falso o, por lo menos, amañado.

La otra causa es que hablar resulta muy barato. Especulas y, si le atinas, lo cacareas y si no… ya nadie se acuerda; de nuevo la memoria blanda. Por eso los analistas económicos pueden vivir: si fuesen tan buenos no compartirían sus sesudos consejos.

 

Cuestionen las fuentes

También es de notar que ninguno de los “expertos” mencionó la falla en Europa ni que Pakistán quedó a oscuras, ambos eventos de este año. Bueno, ya ni de la gravísima pifia en el Sistema de Transporte Colectivo en la Ciudad de México que, en proporción, causó más problemas y tendrá consecuencias muy serias en los casos de COVID-19.

A todos nos viene bien recordar lo que dijo el Señor de la Montaña, Michel de Montaigne: “Nada se cree más firmemente que aquello de lo que no se conoce”.

Finalizo con un comentario y un reclamo. El primero dirigido a los colegas de otros medios: cuestionen las fuentes y vean si el perfil es el adecuado. Si no, de verdad, ahórrense el desinformar. El reclamo va a los colegas y a las asociaciones ingenieriles: ¿Hasta cuándo vamos a tolerar el que otras profesiones opinen de nuestro quehacer diario y de lo que realmente sabemos? Yo, por lo pronto, no quedo callado. En Energía Hoy tienen la puerta abierta, no la desperdicien.

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