Edición 178 | Junio 2020
Juan Carlos Chávez
Con una fortuna estimada en alrededor de 3,100 millones de dólares (FORBES), el magnate y presidente de los Estados Unidos, Donald John Trump, es un personaje sui géneris en la política global de la actualidad. Al estar al frente a una de las economías líderes en el mundo, sus decisiones repercuten directa o indirectamente en diferentes latitudes del orbe, dividiendo opiniones por doquier.
Recientemente se enfrascó en una lucha con otras potencias económicas, derivado de la crisis en los precios de los combustibles fósiles, logrando mantener su nueva hegemonía en el mercado del gas natural y petróleo; en materia de la nueva pandemia de COVID-19, Estados Unidos es el país con el mayor número de contagios y decesos registrados al momento. Dos temas coyunturales que colocan el nombre y la personalidad de Trump nuevamente en el debate mundial.
De entrada, al primer mandatario de la nación de las barras y las estrellas se le ha catalogado en varios momentos como un racista intolerante, a pesar de ser hijo de inmigrantes. Donald Trump nació el 14 de junio de 1946 en la ciudad de Nueva York, en Queens, siendo el cuarto de los 5 hijos del matrimonio de la escocesa Mary MacLeod y por el alemán Fred Trump.
Con 13 años cumplidos, Donald Trump fue expulsado del instituto educacional, the Kew-Forest School, por problemas de conducta, para después ser internado en la Academia Militar de Nueva York (NYMA), de donde se graduó en 1964.
Prosiguió sus estudios en la Universidad de Fordham en Nueva York, pero luego de dos años, optó por ingresar a la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pensilvania gracias a que ahí contaban con programas vinculados al sector inmobiliario, el giro del negocio familiar de los Trump, y en donde obtuvo el grado de Bachiller en Economía en 1968.
En ese mismo año se inició en el mundo de los negocios al ingresar a la empresa familiar, Elisabeth Trump & Son, también de bienes raíces que en aquel momento ya contaba con un capital importante en los barrios de Brooklyn, Queens y Staten Island. Solo 3 años después, Donald Trump ya era quien dirigía la empresa de la familia, rebautizándola en 1971 como The Trump Organization.
La fama del presidente de Estados Unidos comenzó a labrarse en esta época, cuando inició con obras pomposas en el distrito neoyorkino de Manhattan, como sacar de la bancarrota al Hotel Commodore del Grand Hyatt en 1980, y la edificación de la Torre Trump, un glamouroso rascacielos de 58 niveles levantado en la famosa Quinta Avenida, inaugurada en 1982.
A partir de entonces, Donald Trump fue construyendo un imperio financiero con la adquisición y construcción de hoteles, casinos y campos de golf, principalmente, incorporando su apellido en la mayoría de las propiedades: The Trump Building, Trump International Hotel & Tower, Trump Plaza, Trump Parc, Trump Palace, por mencionar algunos.
Hoy, Donald Trump es dueño de propiedades hoteleras en las ciudades estadounidenses de Washington, Miami, Las Vegas, Chicago, en la isla de Hawái y en países como Canadá, Brasil y Panamá. También posee una red de campos de golf en Estados Unidos, en Emiratos Árabes Unidos, en Escocia y en Irlanda.
Su andar en la política estadounidense inició varios años atrás a su campaña presidencial. De acuerdo a un informe publicado por Center for Responsive Politics en 2011, Donal Trump apoyó durante 20 años a diferentes candidaturas, tanto republicanas como demócratas.
Desde la década de los 80, Trump ya incursionaba (al menos con dinero) en las cúpulas altas del poder en Estados Unidos, en donde se constata su apoyo a quien después fuera presidente, Ronald Reagan. Respaldó también la candidatura de Mitt Romney en 2012; participó de forma activa en la campaña de desprestigio contra el entonces presidente Barack Obama.
Su campaña presidencial inició el 16 de junio de 2015, cuando anunció su candidatura desde la Torre Trump en Nueva York para las elecciones de 2016. Parte de su discurso se centró en descalificar el progreso de China en la economía mundial, además de fuertes críticas a los inmigrantes mexicanos ilegales (calificándolos de corruptos, delincuentes y violadores).
La presidencia la obtuvo el 8 de noviembre de 2016, con 62,979,879 votos recibidos; una contienda disputada contra la candidata demócrata Hillary Clinton, quien obtuvo 65,844,954. Al final fue Donald Trump quien triunfó debido a que este último consiguió sufragios en 30 estados, y Clinton solo en 20, contabilizando Trump 304 votos del Colegio Electoral, contra 227 de Clinton.
Existe un informe de la Comunidad de Inteligencia de los Estados Unidos que asegura la intervención de Rusia en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, en donde Vladimir Putin ordenó una campaña de influencia en 2016, situación negada por el gobierno ruso.
Por este suceso, Donald Trump también tuvo que enfrentar un juicio político, siendo acusado de abuso de poder y de obstrucción de la justicia, dada la investigación de la supuesta intervención rusa en las elecciones de 2016. Trump quedó absuelto de todo cargo el 7 de febrero del presente año.
El 20 de enero de 2017, Trump tomó protesta como presidente de los Estados Unidos de América, y durante la primera semana de su administración signó 6 órdenes ejecutivas, destacando el procedimiento para derogar la ley Obamacare, la salida del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica y el inicio del proyecto del muro fronterizo con México.
Durante su mandato, ha dejado ver su política interior proteccionista, con descalificativos a los tratados internacionales suscritos por sus antecesores, como el TLCAN con Canadá y México, además de imponer tarifas arancelarias a las exportaciones mexicanas y chinas. En marzo de 2018 suscribió un acuerdo para imponer aranceles de importación del 25% en acero y del 10% en aluminio. Dada la firma del TMEC el 30 de noviembre del mismo año, México y Canadá quedaron exentos.
En materia de energía, desde un principio se declaró a favor tanto de los combustibles fósiles como de las energías renovables. Sin embargo, el “Plan de Energía América Primero” no contempla en lo absoluto a las renovables ni a la sustentabilidad. De hecho, Donald Trump no está a favor de la concientización del cambio climático, y el 1° de junio de 2017 retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París, siendo el único país en el mundo que no acepta este tratado.
Hoy por hoy Estados Unidos es líder mundial en la producción de gas natural, debido en gran parte a su tecnología para el proceso de fracking hidráulico, dispone de dos terminales de exportación de Gas Natural Licuado a 30 países en los cinco continentes, convirtiéndose en un exportador neto de gas natural en 2017 con un promedio de 0.3 Bcf por día.
Dada esta situación, en medio de la crisis sanitaria del COVID-19, en 2020 el gobierno de Rusia intentó frenar este crecimiento exponencial de Estados Unidos, con una estrategia en la producción y precios del crudo. Finalmente, la OPEP+ alcanzó un acuerdo con sus países miembro e invitados, y en donde Estados Unidos brindó una clara ayuda a México en cuanto a la reducción de la producción de barriles por día… a cambio de… (quizá nunca lo sabremos).
Lo cierto es que, durante estos foros virtuales de la OPEP Ampliada, Donald Trump desempeñó un rol clave para frenar la guerra de precios entre Rusia, Arabia Saudita y Rusia, para después alcanzar mejores acuerdos en cuanto al control de la oferta. El tema aquí no fue meramente el de mediar entre dos potencias petroleras para lograr un acuerdo, más bien, el objetivo de Estados Unidos siempre fue el de reducir la producción de crudo para apuntalar los precios.
Una reducción en los precios del petróleo no conviene en lo absoluto a los intereses de Estados Unidos, dada su producción de petróleo de esquisto, la cual catapultó a esta nación entre los líderes globales de países petroleros en 2003.
De acuerdo con la Administración de Información de Energía (EIA por sus siglas en inglés), la técnica de fracking representó 63% del total de la producción de crudo de Estados Unidos durante 2019. Esta modalidad la implementaron los estadounidenses para no depender de otros países y ser autosuficientes.
El empleo de fracking (inyección de agua en el subsuelo para extraer crudo) aumenta el costo de elaboración, por lo que una baja en los precios del combustible fósil repercute directamente en el coste-producción de Estados Unidos. El que Trump haya logrado que se diera el consenso al interior de la OPEP+ para reducir la producción del crudo, es una victoria para la industria petrolera de su país, por el momento.
En tema de inmigración, Trump levantó un veto de entrada a ciudadanos de Siria, Irán, Sudán, Libia, Somalia, Irak y Yemen durante 90 días. En septiembre de 2017 tanto Venezuela como Corea del Norte y Chad se añadieron a este veto, bajo la política de seguridad nacional. Para 2020, Sudán e Irak ya no figuran en la lista de países vetados, dada su “cooperación” con el gobierno estadounidense, pero sí se extendió el veto a Nigeria, Eritrea, Sudán Tanzania, Myanmar y Kirguistán.
La deportación de indocumentados de Trump se acerca a las 800,000 personas. A este respecto se dio un escándalo cuando medios de comunicación reportaron el maltrato a los indocumentados arrestados por el gobierno de Estados Unidos en la gerencia de Donald Trump, donde las familias fueron separadas y los niños fueron colocados en jaulas. De hecho, ha provechado la crisis de la pandemia de Coronavirus, para deportar a cerca de 10,000 mexicanos ilegales en fechas recientes.
En lo que refiere a la pandemia de COVID-19, Estados Unidos lidera el número de contagios con 1,532,212 casos confirmados y 92,128 decesos. El mismo Trump declaró que si no se rebasan las 250,000 muertes por Coronavirus en Estados Unidos, esto se puede considerar como un éxito de su administración.
Ciertamente son muchos temas que colocan al presidente número 45 de Estados Unidos en el ojo del huracán, más aún que 2020 es año electoral en la Unión Americana. La absolución en el juicio político, la negociación en los precios del petróleo, la salida acelerada de indocumentados, y las leyes que sí han sido aprobadas por el Congreso, son claras victorias de Donald Trump, con miras a una reelección presidencial, de salir avante con el manejo de la pandemia de COVID-19; siendo así un rostro de poder de cara al futuro inmediato.