Santiago Barcón
Director general de Baorgg
El Acuerdo publicado por el CENACE el pasado 29 de abril, y que tanta polémica ha desatado, tiene como objetivo garantizar la continuidad del Sistema Eléctrico Nacional (SEN). Dada la polarización en la que vive la sociedad, y en particular el sector privado, se interpretó como una intención de acabar con la Reforma Energética, violar la Constitución y violentar cuantas leyes existan sobre el tema.
Aclaro que no estoy de acuerdo con la mayoría de las decisiones que se han tomado en el sector y que hay mucho por mejorar. También que las energías renovables forman parte de una matriz energética avanzada. Pero de ahí a tomar una posición maniquea de todo lo que haga la administración actual es incorrecto hay un largo trecho. Máxime en un asunto de gran repercusión y de un carácter técnico que por las opiniones vertidas pocos conocen.
Presento mi visión, con argumentos técnicos, y encantado de debatir e intercambiar ideas. Inicio mencionando que dada la reducción de la demanda el SEN se encuentra con muy baja carga. He escuchado sesudos comentarios, incluyendo al otrora director general de CFE, diciendo que dado que se encuentra con un perfil disminuido es más fácil integrar fuentes intermitentes. Resulta que es lo contrario pero como resulta contra intuitivo en lugar de preguntar se opina. Sigo con que a la situación anterior se aúna el que el sistema de transmisión lleva 6 años sin inversión con lo cual cada día es más débil; por ello el integrar fuentes intermitentes resulta mucho más complicado. Continúo mencionando que las pruebas a las fuentes renovables someten a esfuerzos importantes al SEN; con carga son más fáciles de absorber que con las condiciones actuales. Termino indicando que, en caso de una falla, las renovables no tienen inercia por lo que el SEN queda más expuesto a un apagón.
Hay muchas más pero me quiero enfocar en el caso de los apagones. El tiempo de restablecimiento promedio va de 4 hora a 10 horas dependiendo de un gran número de variables que sobrepasan por mucho el alcance de este artículo. Pero quiero mencionar uno muy importante: mientras más generación convencional se tenga resulta más sencillo el levantar al sistema. Ahora imaginemos que la falla viene cuando hay una gran penetración de intermitentes; obviamente hay que arrancar las térmicas y asistir en el arranque. Pero estas toman varias horas y es por lo que el CENACE habla de Must Run (deben de estar funcionando) dado que además de aumentar la confiabilidad del sistema disminuyen su tiempo de recuperación. Cada minuto sin servicio eléctrico tiene un costo muy elevado y conlleva riesgos significativos.
Imaginemos que el apagón ocurre en una zona cálida, al medio día, sin duda las personas tendrían que abandonar sus hogares buscando refrescarse aumentando las posibilidades de infección en la sociedad: 30 días encerrado para exponerse en pleno pico de la pandemia. Continuemos el incremento de robos a comercios que están en solitario, en inclusive los abiertos: ya lo hemos visto en diversas partes del orbe cuando suceden apagones. Ahora un escenario en un hospital donde sólo cuentan con una planta de emergencia y esta falla, ¿cuánto tiempo sobrevivirán los que están con respirador?
En mi opinión los ataques virulentos al Acuerdo reflejan ya bien rencor -justificado o injustificado- o ignorancia del funcionamiento de un sistema eléctrico de potencia. Por desgracia, por las declaraciones y amenazas vertidas, son ambos.
El verdadero costo de un apagón
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