OPINIÓN Pablo López Sarabia (Edición 164 Energía Hoy) . –La reforma energética le ha dado una nueva cara a la CFE tras 80 años de su fundación, el impulso a la infraestructura eléctrica, la digitalización y la consolidación financiera muestran avances alentadores; aunque existen desafíos ante el incremento de la demanda futura (autos eléctricos).
La reforma energética dotó de nuevas herramientas a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para su modernización, se destacan: las subastas de largo plazo del mercado eléctrico, la Fibra-e como instrumento financiero, la renegociación del pasivo laboral y su participación en el mercado de combustibles; además del impulso de las energías limpias y renovables a bajo costo.
La CFE busca consolidarse dentro de las cinco empresas eléctricas más grandes del mundo, a través de 13 nuevas subsidiarias y filiales que están orientada al cliente y la competitividad. La CFE tiene una cobertura del 99% del territorio nacional, 186 centrales de generación, una red de transmisión propia de 197 mil km, 42 millones de clientes, 100 mil trabajadores, 2 reactores nucleares en la planta de Laguna Verde y una capacidad instalada de 55GW. En materia financiera se ha reducido significativamente la asignación directa de contratos impulsando las licitaciones públicas internacionales. El nivel de deuda se ha reducido de manera gradual y se ha comenzado a fortalecer el capital de la empresa, al tiempo que la exposición cambiaria ha bajado ya que la deuda en dólares ahora solo representa el 30% después de alcanzar el 100%. El gasto de operación y de nómina se ha estabilizado mediante la renegociación del pasivo laboral y la reducción del número de áreas contratantes (de 380 a 140).
Un elemento clave para que la CFE pueda generar utilidades estables a lo largo del tiempo es reducir la pérdida de energía por cuestiones técnicas y no técnicas (robo de electricidad) que alcanzó un pico de 16% en 2011, muy por arriba de la norma internacional de 6% (se explica por la integración de Luz y Fuerza del Centro). En lo que va del 2018, la pérdida de energía se ubica en 11.33% y en una trayectoria a la baja, gracias a la incorporación de nuevas tecnologías y controles. Otro elemento a considerar es la diversificación de los combustibles usados para la generación de electricidad, ya que éste insumo representa el 80% del costo de generación (la matriz sigue usando mayoritariamente combustibles fósiles). Los resultados de las tres subastas eléctricas de largo plazo que se han realizado en México son alentadores, ya que el precio del megawatt/hora mediante energías renovables con certificado de energía limpia (especialmente la fotovoltaica y eólica) registró uno de los precios más bajos a nivel internacional. En relación al flujo de ingresos, la Comisión Reguladora de Energía definirá una estructura tarifaria más eficiente que reduzca la dispersión de tarifas y regiones, mientras la CFE potenciará dos negocios de gran crecimiento: el suministro y la comercialización.
El crecimiento de la demanda de energía se espera aumente a una tasa del 3% anual, para ello se contempla la modernización de la infraestructura de la CFE con un plan de inversión para el periodo 2018-2022 de alrededor de 327 mil millones de pesos: 45% en generación, 31% en transmisión y 22% en distribución. También se contempla la construcción de 47 parques fotovoltaicos y 18 parques eólicos, así como la operación de 25 gasoductos que tendrán en suma 7.4 mil km con una inversión acumulada de 13.7 mil millones de dólares.
La transformación de la industria automotriz hacia los autos eléctricos parece irreversible, aunque todavía su proporción respecto del total del parque vehicular es de menos del 5%; éste cambio representará desafíos importantes para la industria eléctrica. Primero, produciendo baterías con una tecnología de mayor duración (litio) pero también menos contaminantes. Segundo, la generación de electricidad con energías renovables y limpias, para recargar de manera eficiente a los autos eléctricos, en el caso de México sólo el 20% de la energía producidas tiene estas características, aunque se espera que en el 2024 representen el 35% de la matriz energética. La distribución por fuente de generación de energía renovable es la siguiente: 62% hidroeléctricas, 11% geo-termoeléctricas, 4% Eolo-eléctricas y nucleares con el 22%. Es importante señalar que la energía nuclear sigue siendo competitiva en sus costos, aunque sus implicaciones sociales y ambientales siguen siendo materia de discusión a nivel internacional (Alemania ha optado por desmantelarlas y otros países de Europa y Asia en un reimpulso). En éste entorno, la CFE deberá continuar con las exitosas subastas eléctricas de largo plazo e impulsar las de media plazo y de tecnologías específicas.
La digitalización será un elemento clave en el proceso de modernización de la CFE, ya que las redes inteligentes de información permitirán tener un detalle de los patrones de consumo de los clientes y detectar las fallas en el sistema. El recibo de la luz se transformará en 100% electrónico con la reducción de costos que implica y se tendrá una aplicación que permitirá al cliente hacer pagos vía remota. La tecnología Blockchain podría contribuir al aceleramiento del mercado eléctrico donde los consumidores puedan vender de manera sencilla sus excedentes de energía limpia a la CFE y otros usuarios.
Profesor-Investigador de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey, Campus Santa Fe.
CFE, con una nueva cara busca ser una de las cinco más grandes del mundo
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