Escrito por: Opinión, Pablo López Sarabia

OPEP 2.0: la nueva realidad del mercado petrolero internacional


LA REVOLUCIÓN ENERGÉTICA GENERADA POR EL FRACKING EN EUA HA IMPULSADO LA PRODUCCIÓN DE PETRÓLEO DE ESQUISTO (SHALE OIL), COLOCANDO AL VECINO DEL NORTE COMO EL TERCER PRODUC- TOR MUNDIAL DE CRUDO, SITUACIÓN QUE OBLIGA A UNA NUEVA ARQUITECTURA DE LA OPEP.
En menos de una década los Estados Unidos de América (EUA) se ha convertido en el tercer productor de crudo a nivel mundial, sólo por detrás de Rusia y Arabia Saudita. La producción de crudo no convencional, también conocido como de esquisto o shale oil, ha generado una revolución energética sin precedentes en el vecino del norte, convirtiéndolo en el productor marginal que influye de manera significativa en los precios internacionales de petróleo. Regiones como Bakken en Dakota del Norte y Eagle Ford en Texas han sido los motores de la extracción de crudo no convencional en EUA, a través del fracking. Así, el número de plataformas petroleras activas en EUA se han vuelto más sensibles al pre-cio futuro del crudo WTI (elasticidad de 1.08, reflejando que el precio para extraer crudo de esquisto se ha reducido ante mejoras tecnológicas y mayor eficiencia en la aplicación del fracking), al tiempo que la correlación entre la producción de shale oil en EUA y el número de plataformas petroleras fue del 68% para el periodo de junio de 2015 a marzo de 2018.
Los miembros de la OPEP han tratado de responder a la sobreoferta de crudo con recortes coordinados con países no miembros del cartel, a fin de estabilizar los pre-cios del petróleo. Los recortes han dado resultados, pero la reciente recuperación en el crecimiento económico de las principales economías avanzadas y emergentes presiona al alza los precios del crudo, incentivando una mayor producción de shale oil en EUA; situación que tarde o temprano impactará negativamente los precios de referencia.
Los acuerdos para recortar la producción de petróleo son claramente inestables, ya que la OPEP controla sólo el 35% de la oferta, teniendo en Arabia Saudita al líder con una capacidad instalada de hasta 11.5 millones de barriles diarios. Los riesgos geopolíticos que alrededor de Irán, Iraq, Venezuela (la producción se ha caído 19%) y Nigeria obligan a reconfigurar a la OPEP para darle viabilidad; más aún, si consideramos que China tiene como objetivo que el 15% de la energía utilizada no sea de fuentes fósiles para el 2020.  Además, el gigante asiático seguirá impulsando la transformación de su matriz energética a través de las energías renovables como la eólica y fotovoltaica que han reducido su costo de manera importante. Por lo que no debería sorprender una alianza entre Arabia Saudita y Rusia como punto de partida de la OPEP 2.0 en la que EUA será un jugador relevante, al contar con una de las mayores reservas de crudo no convencional en el mundo.

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