“México ha estado teniendo, gracias a Dios mucho éxito captando inversión de empresas nacionales y extranjeras, y lo está logrando en muy buenos términos para el gobierno mexicano…Competimos intensamente con otros países y estamos, gracias a Dios, compitiendo con éxito”. Juan Carlos Zepeda, Comisionado Presidente Comisión Nacional de Hidrocarburos, 31 de enero de 2018
Para el Secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell la última ronda de contratos petroleros fue un “éxito extraordinario” ya que “rebasó las expectativas”: en primer lugar porque se alcanzó una tasa de colocación del 66%; en segundo lugar, porque el Estado recibirá la mayor parte de las utilidades, y en tercer lugar porque se consiguieron miles de millones de dólares de inversión. “Es una gran noticia para la reforma energética y para el país”, expresó el funcionario. Por su parte, el Secretario de Hacienda, José Antonio González Anaya, señaló que era “un día fantástico” para la reforma energética. “Estamos muy contentos con los resultados, es muy esperanzador para el panorama energético del país”. Añadió que “cada vez hay más gente invirtiendo con riesgo en el sector y, por lo tanto, con acceso a las ganancias” ¡Uy! Más claro ni el agua.
De acuerdo con el comunicado oficial (goo.gl/d7mfrq): el monto de las inversiones asociadas a las adjudicaciones alcanzó 92 mil 800 mdd, el Estado recibirá en promedio entre 64.7 y 67.2% % de las utilidades, los licitantes se comprometieron a perforar 23 pozos exploratorios, los pagos en efectivo totalizan 525 mdd y la producción de las áreas adjudicadas alcanzará un máximo de 1.6 millones de barriles por día en 14 años (2032). El Subsecretario de Hidrocarburos, Aldo Flores, comentó que la ronda generaría 230 mil empleos en los primeros 15 años, con un potencial de 900 mil empleos a lo largo de la vida de los contratos. Añadió que fue un proceso muy concurrido y expresión clara de la confianza en el país.
De acuerdo con esas declaraciones el éxito se mide entonces por el grado de competencia, las inversiones involucradas, la producción esperada, el ingreso fiscal y los empleos generados. Suponiendo sin conceder que esos criterios reflejen adecuadamente el interés nacional y el beneficio que obtiene México, vale la pena analizar con detalle los resultados del concurso.
Empecemos con el grado de competencia. Los voceros oficiales dicen que participaron 19 licitantes y 18 empresas de 15 países, sin embargo, lo que realmente cuenta son las empresas operadoras por su capacidad para administrar proyectos de gran magnitud y alta complejidad en aguas profundas. Es cierto que estuvieron presente algunas de las compañías más importantes del mundo sin embargo la mayoría sólo concursó en un número reducido de bloques. De las 14 empresas precalificadas como operadoras, sólo 9 hicieron propuestas como líder de proyecto, las otras cinco intervinieron únicamente como socios. En cuanto a las propuestas, para el 34% de los bloques no se presentó ninguna oferta; para el 17% se presentó una oferta: para el 38% se presentaron dos ofertas; para el 3% de los bloques se presentaron tres ofertas y para el 7% cuatro. Es decir para el 89% de las áreas sólo se presentaron dos o menos propuestas. Me da la impresión que en realidad no hubo mucha competencia. Cinco contratos fueron concedidos al primero y único que se presentó, es decir, el proceso se redujo a una simple adjudicación directa. Once contratos se adjudicaron aunque sólo se recibieron dos ofertas. La CNH pudo haber reprogramado la licitación para que hubiera por lo menos tres licitantes por área pero tenía la consigna de entregar la mayor cantidad de bloques. Al final del día la canasta de pan tenía que quedar vacía.
Por lo que toca a las inversiones, los 98 mil mdd son una estimación ampliamente tributaria de la fantasía. Los cálculos oficiales se parecen a la frase célebre: “si mi abuelita tuviera ruedas…”. Los talentosos economistas y abogados de la CNH suponen, primero, que se descubrirá petróleo en los 19 bloques, lo cual es altamente improbable (sería bueno que consultaran a un geólogo o a un geofísico); segundo, que todos los descubrimientos serán suficientemente grandes y de bajo costo para ser declarados comerciales, hipótesis temeraria diría un ingeniero petrolero; tercero, que las compañías internacionales tomaran la decisión de desarrollar esos hallazgos ya que encuentran acomodo en su portafolio mundial de inversiones, decisión que está muy lejos de ser automática les dirá un financiero; y cuarto, que los bloques de una misma región necesitará la misma cantidad de inversión sin importar el potencial petrolero de cada área, lo cual está jalado de los pelos (lo que necesitan es un sicólogo).
Así, acumulando una serie de supuestos optimistas las mentes brillantes de la CNH llegan a la cifra mágica de 98 mil mdd. Lamento desilusionarlos pero es poco probable que cada una de esas hipótesis se cumpla y todavía menos que todas ocurran al mismo tiempo. Son cifras para impresionar pero fuera de la realidad. Se entiende que el gobierno quiera justificar la reforma energética pero faltan a la verdad, engañan al ciudadano y se engaña a sí mismos. No basta con señalar, como hace Juan Carlos Zepeda, que esas cifras suponen éxito exploratorio (goo.gl/XXdBxw), honestamente tendrían que aclararlo todo.
Y ahí no para la ficción, altos mandos de la administración dicen o sugieren que se trata de inversiones “comprometidas”, es decir, inversiones aceptadas por las compañías. Eso no es verdad, ninguna compañía se ha comprometido a invertir más allá de las unidades de trabajo que se establecieron en la licitación y que suman 1,387 mdd, según lo han puesto por escrito los funcionarios encargados de la licitación (goo.gl/mpLKFf). ¿Qué ganan con mentir de esa manera? ¿No se han dado cuenta que el PRI perderán las elecciones el próximo 1 de julio en buena medida por tantas mentiras que ha expresado el gobierno? ¿Piensan que la gente renunciará a su voto de castigo porque el Secretario de Energía grita a los cuatro vientos que la reforma energética conseguirá 200 mil millones de dólares hacia final del sexenio?
Otro factor de éxito es la producción esperada. Los voceros oficiales aseguran que la producción de petróleo crudo alcanzará 1.5 millones de barriles por día y 4 mil millones de pies cúbicos de gas natural. Esa estimación se basa en supuestos fantasiosos similares a los que se usaron para estimar las inversiones, por ejemplo, suponen que todos los bloques del cinturón plegado Perdido producirán en su mejor momento 130 mil barriles diarios, los de las Cordilleras Mexicanas 183 mil barriles diarios y los de la Cuenca Salina 88 mil barriles diarios. Esas estimaciones no guardan ninguna relación con el petróleo que se supone existe en cada área individual y que van de 17 a 252 millones de barriles de petróleo crudo equivalente en Perdido, de 100 a 412 millones de barriles en Codilleras Mexicanas y de 12 a 327 millones de barriles en la Cuenca Salina. La administración insiste en vender sueño.
El cuarto factor de éxito es el pago de impuestos. El comunicado oficial señala que el Estado recibirá entre 64.7 y 67.2% de las utilidades. En conferencia, JC Zepeda puntualizó que ese porcentaje es el government take, es decir, las “participaciones del gobierno”. El lector tal vez no lo sepa, pero en la literatura a ese concepto también se le conoce como la renta petrolera del Estado. El Secretario de Energía asegura que el régimen fiscal de los contratos le permite al Estado recupera la totalidad de la renta petrolera (la diferencia entre ingresos menos costos), pero que va, ninguna de las 19 ofertas ganadoras permite conseguir ese objetivo, el fisco recupera una parte pero no la totalidad de la renta.
Es necesario aclarar que la carga fiscal de los contratos de licencia no se calcula sobre las utilidades, en realidad deriva de la aplicación de dos regalías (básica y adicional) calculadas sobre el ingreso bruto. Las diez mejores ofertas de la licitación fue el pago de una regalía total de 29%, que es menos de la mitad del 63% que pagaba Pemex antes de la reforma energética (70% del ingreso de Pemex Exploración y Producción). ¿El gobierno cree realmente que el fisco está haciendo un negociazo con los contratos? Los números dicen lo contrario.
El quinto elemento para medir el éxito de acuerdo con el discurso oficial es la creación de empleos. El ofrecimiento del gobierno entre 230 y 900 mil empleos, es audaz porque la industria petrolera es intensiva en capital pero no en mano de obra. Durante la aprobación de la reforma energética Enrique Peña Nieto prometió la creación de aproximadamente medio millón de empleos adicionales hacia 2018 que hoy no se ven por ninguna parte, lo que se observa es el recorte de más de 25 mil trabajadores en Pemex entre 2014 y 2017, a los que se agregarán otros 5 mil en 2018. El Subsecretario A Flores estima que en 15 años los 19 contratos estarán produciendo 1.5 millones de barriles por días y 230 mil empleos, ello significa una productividad de 6.5 barriles por trabajador, cifra muy bajo de la productividad actual de Pemex Exploración y Producción que llega 38.6 barriles por trabajador, ya que produce 1.9 millones de barriles por día con poco más de 49 mil trabajadores. ¿No se supone que las compañías son mucho más productivas que Pemex? Para que las compañías tuvieran en aquel entonces la productividad de Pemex tendrían que haber 5 empleos en el sector de servicios petroleros por cada empleo directo en la producción, escenario inverosímil porque la mayor parte de los equipos, materiales y servicios para aguas profundas proviene del extranjero y la exigencia de contenido nacional en los 19 contratos es muy baja. Sinceramente, la Secretaría de Energía necesita revisar sus cálculos.
Concluimos que el éxito de la ronda 2.4 está inflado con la finalidad de sorprender a no sé quién porque hace tiempo que el ciudadano dejó de creer en Peña y su gobierno.
CE: energia123@hotmail.com y en Facebook, VRP.
¿Fue realmente un éxito la Ronda 2.4?
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