Los mercados internacionales registraron este martes una nueva caída en los precios del petróleo marcada por la expectativa de que el grupo petrolero OPEP+ y sus aliados autoricen un incremento en la producción durante noviembre. La tendencia bajista también se relaciona con el reinicio de exportaciones de crudo desde la región del Kurdistán iraquí hacia Turquía, tras más de dos años de suspensión.
De acuerdo con datos de Reuters, el Brent con entrega en noviembre descendió 95 centavos, o 1.4%, para ubicarse en 67.02 dólares por barril. Por su parte, el West Texas Intermediate (WTI) en Estados Unidos retrocedió 1.08 dólares, o 1.7%, a 62.37 dólares. Ambos indicadores acumulan pérdidas de más de 3% desde la jornada previa, su mayor caída diaria desde el 1 de agosto.
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¿Por qué subió el precio del petróleo?
La presión en los precios se intensificó luego de que el Ministerio de Petróleo de Irak confirmara el flujo de crudo a través del oleoducto Kurdistán-Turquía. Cabe recordar que este se interrumpió durante dos años y medio. El acuerdo que permitió el restablecimiento fue considerado por analistas como un factor clave en las expectativas de mayor oferta global.
Paralelamente, fuentes cercanas a la OPEP+ señalaron que en su reunión más reciente se discutió la posibilidad de aumentar la producción en un rango de entre 274,000 y 411,000 barriles por día (bpd) en noviembre. Esto propiciaría que duplicara o triplicara el alza ya programada para octubre, de 137,000 bpd. Arabia Saudita ha sido uno de los países que más ha impulsado esta estrategia, con la intención de recuperar participación en el mercado.
El analista Andrew Lipow, de Lipow Oil Associates, explicó que la expectativa de un mayor suministro combinado con la reactivación de exportaciones kurdas está generando presión sobre el Brent y el WTI. “El aumento de la oferta está lastrando los precios”, sostuvo.
¿Qué sucede con al demanda de petróleo actual?
Aun con este escenario, el mercado se mantiene atento a riesgos de suministro derivados de los ataques con drones de Ucrania contra refinerías en Rusia, que han limitado temporalmente la producción en algunas instalaciones. Sin embargo, para los inversionistas pesa más el riesgo de sobreoferta que la eventual escasez.
En paralelo, la demanda global se percibe débil debido al enfriamiento de la economía en varios países, lo que refuerza la visión de un superávit petrolero en los próximos meses. La OPEP+ controla aproximadamente la mitad de la producción mundial, por lo que cualquier decisión de incrementar su bombeo tiene repercusiones inmediatas en los precios.