Ramses Pech
Grupo Caraiva – Grupo Pech Arquitectos
A nivel mundial, el robo de combustible, la adulteración y el fraude en la importación representan un estimado de alrededor de 133 mil millones de dólares anuales.
El robo de combustible abarca entre el 5% y el 7% del mercado mundial de combustibles. Además, el fraude en las ventas equivale al menos al 10% de las ventas globales, con graves consecuencias para la recaudación de impuestos y para las empresas del sector.
México, en lo referente al robo y alteración de combustibles, es uno de los países más afectados a nivel mundial. Esta actividad se ha consolidado como una de las grandes batallas en materia de seguridad para el país.
La Reforma Energética, creada en 2012 y aplicada en 2015 para la apertura del mercado mexicano respecto a la venta, comercialización, distribución e importación y producción de combustibles, trajo consigo una oportunidad para quienes no quisieron operar dentro de un marco legal. Algunos aprovecharon los claroscuros normativos de forma dolosa, mientras servidores públicos y privados se coludieron para crear un gran mecanismo de ilegalidad, generando una alta corrupción en el mercado.
En el mercado mexicano existen dos formas principales de robo y fraude:
La primera se refiere al robo de combustibles en ductos de la empresa del Estado (Pemex), práctica que se realiza desde hace más de dos décadas. Consiste en perforaciones a los ductos por donde se transportan los combustibles entre las instalaciones de Pemex, extrayendo el producto mediante válvulas instaladas de manera clandestina. Actualmente, las estadísticas indican que cada dos horas ocurre una perforación en algún ducto, lo que compromete su estabilidad, resistencia y operatividad, disminuyendo su vida útil y poniendo en riesgo a las personas cercanas.
Esta forma de sustracción no es nueva y ha ocasionado pérdidas para Pemex de entre 30 y 40 mil millones de pesos anuales, en promedio. Este cálculo no incluye el costo de reparación de los ductos. Según investigaciones de instancias gubernamentales, existe colusión entre funcionarios públicos de la empresa del Estado y quienes realizan las perforaciones, aunque en algunos casos ha sido complicado demostrarlo.
La segunda forma, que ha presentado un mayor incremento entre 2020 y 2025, se relaciona principalmente con la importación de combustibles. Este tipo de fraude consiste en declarar la importación de ciertos productos exentos del pago del IEPS, como lubricantes y aceites residuales, cuando en realidad se trata de combustibles (gasolina o diésel). Esta alteración en los pedimentos de importación permite el ingreso por vía terrestre o marítima a través de las aduanas, generando una alta corrupción entre los encargados de estas y algunos agentes aduanales.
Este mecanismo de distorsión se completa cuando algunos actores del mercado mexicano de combustibles comercializan, distribuyen o venden estos productos fraudulentos, generando una pérdida de mercado para Pemex y una afectación económica directa para el erario de entre 100 y 150 mil millones de pesos anuales, debido a la evasión del pago de impuestos.
Actualmente, se han realizado actualizaciones en acuerdos, normas y reglamentaciones con la esperanza de reducir el robo, el fraude y la alteración de combustibles. Entre las medidas más destacadas está la obligatoriedad de que todas las unidades que transportan combustible cuenten con un sistema de posicionamiento GPS, de modo que las instancias reguladoras tengan acceso a información en tiempo real e histórica de cada unidad, desde su punto de carga hasta el destino final de entrega.
El nuevo Reglamento de la Ley del Sector de Hidrocarburos establece que los permisos de comercialización estarán acotados a un máximo de dos años y deberán incluir, mediante contrato, información precisa sobre a quién se vende, cuánto y dónde se entrega el producto.
Estas modificaciones ayudarán a garantizar la trazabilidad real de cada combustible. En el caso de los productos importados, se introduce la figura de corresponsabilidad del agente aduanal, quien será responsable directo en caso de detectarse irregularidades.
En el papel, las modificaciones parecen suficientes para sostener el mercado; sin embargo, en la realidad todo dependerá de la credibilidad, ética y compromiso de los funcionarios públicos que participan en cada parte de la cadena productiva del comercio de combustibles. Ellos deben cumplir cabalmente lo establecido en los lineamientos emitidos en los últimos meses.
Ante lo anterior, se ha realizado un análisis sobre volúmenes y montos en el último lustro, que muestra cómo México se ha posicionado a nivel mundial como un mercado de combustibles altamente corrupto.
En el reporte del tercer trimestre de 2021, presentado por la SHCP y el SAT, se detectó que “desde enero de 2020 se había observado un incremento en las importaciones de lubricantes sin sustento en la actividad económica, en la demanda del mercado del propio producto o en el movimiento observado de ventas de combustibles. Estos productos no están sujetos al pago del IEPS, por lo que son usados como medio de evasión, introduciéndose al país principalmente a través de las aduanas terrestres”.
El informe señala que la demanda promedio de lubricantes se mantenía constante en alrededor de 15 mil barriles diarios, pero en 2020 creció a 63 mil barriles diarios, lo que representó un incremento de 48 mil barriles respecto al consumo habitual. Esta diferencia es muy similar a la discrepancia observada entre los reportes de la Sener y la Agencia de Información Energética de Estados Unidos (EIA). En 2021, las importaciones alcanzaron un promedio diario de 101 mil barriles de lubricantes, cifra que supera en 86 mil barriles la media del consumo nacional de estos productos.
Cifras y más cifras
Entre 2013 y 2019, la diferencia en la importación de diésel reportada por Sener y la EIA no superaba el 1%. Sin embargo, entre 2020 y 2025 esta fluctuó entre 15% y 30%, lo que indica que una parte del diésel ingresó al país por las fronteras terrestres o vía marítima, declarado bajo otro tipo de producto. El año 2021 registró la mayor diferencia, con un 30% respecto a los datos de la agencia estadounidense, mientras que en 2024 fue del 20%.
Entre 2020 y 2025, posiblemente no se declararon alrededor de 15 mil millones de litros de diésel; lo que representa una evasión de aproximadamente 63 mil millones de pesos que no ingresaron al erario por concepto de IEPS (sin contabilizar el IVA). Si estos litros hubieran sido importados por unidades de transporte terrestre (pipas), se habrían utilizado unas 305 mil unidades (alrededor de 800 por día). Si hubiera sido mediante carrotanques, serían 155 mil unidades (75 por día); y por vía marítima equivaldrían a 310 barcos (de 3 a 4 por mes).
Combustobles en México
El mercado mexicano ocupa el octavo lugar mundial en demanda de gasolina y el duodécimo en diésel, con un valor estimado de 2.8 billones de pesos. Los impuestos representan entre el 30% y el 35% de ese monto. Si se logra controlar el robo y el fraude, podrían ingresar al país entre 200 y 300 mil millones de pesos adicionales al erario, lo que ayudaría a mejorar el balance presupuestario y reducir el déficit. Además, Pemex obtendría mayores ingresos, ya que el mercado operaría con condiciones más equitativas al reducir la comercialización ilegal de combustibles.
El mercado de combustibles mexicano se había basado en la buena fe de sus participantes. Ante el fracaso de este principio, se ha implementado una regulación más estricta, cuya eficacia dependerá de la voluntad de hacer lo correcto, tanto de los funcionarios públicos como de los agentes privados que participan en el sector. Solo así el beneficiado final será el consumidor y la nación, al eliminar la comercialización corrupta de combustibles.
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