Ramses Pech
Grupo Caraiva – Grupo Pech Arquitectos
En México celebramos a la muerte como el hecho de trascender sin ser olvidados. La energía en el mundo nunca dejará de existir, a menos que no sepamos cómo debemos utilizarla, y cómo esta puede trascender para un mejor aprovechamiento. Ahora es tiempo de comprender que no toda la energía podemos obtenerla de la naturaleza, generarla, transformarla y utilizarla.
Actualmente debemos entender que no tenemos una soberanía energética ni autosuficiencia, sino una codependencia de otros países para poder cubrir la demanda total que el país tiene hoy en día, principalmente en los combustibles fósiles y en algunos de sus derivados.
Esta forma de percibir la autosuficiencia energética dista mucho de la realidad presente y futura. Debemos comprender que México no genera tecnología para la energía y que no cuenta con todo lo necesario para transformarla, ante lo obsoleto de parte de su infraestructura, lo que impide realizar el futuro en el presente.
Alrededor del 60 al 70% del total de combustibles que requiere el país —como gasolina, diésel, gas LP, gas natural y otros— son importados. Por lo tanto, hablar de autosuficiencia resulta complicado, debido a que más del 90% de la inversión en el sector energético es pública. Ahora, con los contratos mixtos, se espera que esta participación disminuya entre el 80 y 85%, permitiendo que los privados asuman el riesgo financiero, operativo y de continuidad hacia una transición energética, ante un balance presupuestal cada día más orientado al desarrollo social y con un aumento en el déficit presupuestal destinado a la protección social.
¿En verdad la muerte vendrá por el sector energético o simplemente nos dará una oportunidad? Por tal motivo he realizado las siguientes calaveritas:
A la energía
¡Ay, energía mexicana, tan poderosa y brillante!
De los valles y desiertos hasta el mar tan fascinante,
sales del sol ardiente y del viento juguetón,
y también de la tierra profunda, con su calor en el corazón.
En la sierra y en el llano, tu presencia es bendición,
enciendes las mañanas y das luz a la razón.
CFE te cuida y Pemex te busca,
para que el pueblo nunca jamás te ofusca.
La electricidad que llega a mi casa cada día
me lo recuerda con alegría y melodía.
Gracias, energía noble, por mover la vida,
y por darnos fuerza, esperanza y comida.
Te pido, querida energía, que nunca nos faltes,
que ayudes a México a superar sus males.
Con el sol y el viento, y el petróleo también,
que sigas iluminando nuestro bello Edén.
Y si algún día te ausentas, que no sea por mucho,
que México te espera con brazos de orgullo.
¡Ay, energía mexicana, de todo corazón,
te cantamos esta calaverita con gran devoción!
A las importaciones de combustibles de México
La Catrina llegó elegante, vestida de refinería,
mirando las importaciones, ¡vaya tremenda ironía!
Con su sombrero de petróleo y su vestido de gasolina,
buscaba en tierras lejanas lo que falta en la esquina.
“¿Por qué tanto combustible de afuera están trayendo?
¿Acaso ya en México el oro negro está muriendo?”
La huesuda se carcajea al ver barcos en el puerto
y piensa: “¡Están pagando caro lo que fue nuestro!”.
En Pemex están temblando al escuchar su risa fina,
pues la muerte les recuerda que es vieja la rutina:
importar cada litro porque aquí ya no alcanza,
y la economía se agita, ¡qué triste balanza!
Pero la calaca advierte, con su mirada fría:
“Si apuestan a lo propio, quizás cambie algún día…
Mientras tanto yo celebro, con diésel y con gas,
pues las importaciones siguen, ¡y no paran jamás!”.
Mercado Eléctrico de México
En la esquina del tianguis la huesuda apareció,
buscando kilovatios, la Catrina se perdió.
Preguntó por la tarifa y la oferta del mes,
le dieron luz de vela, ¡pero no el recibo, ves!
“¿Dónde está el despacho?”, gritó en voz de ultratumba,
los usuarios temblando, la energía les zumba.
Con su facturación y su red tan compleja,
la muerte se confundió, ¡le salió cara la queja!
Los contratos privados la huesuda revisó,
y entre subastas locas el esqueleto bailó.
“¿Qué es eso de CEL y el mercado mayorista?”,
preguntó la Catrina a un técnico electricista.
Le explicaron de nodos, de precios y de oferta,
pero la muerte no entiende que la luz se paga en puerta.
Quiso huir con un megavatio, pero el cobro la frenó,
¡y en vez de un apagón, la calaca se iluminó!
Así quedó la huesuda, atrapada en el switch,
con el mercado eléctrico le tocó su debut.
Y si ves tu recibo subir de repente,
recuerda que la Catrina también paga corriente.
Autosuficiencia energética
En el México futuro la Catrina llegó
buscando energía, pero no encontró.
Las luces titilaban, la gente suspiró,
sin autosuficiencia, el país se apagó.
El petróleo se fue, la importación aumentó,
la calaca sonriente a Pemex visitó.
“¿Y la energía, mi gente?”, preguntó con afán,
“Ya ni para el café alcanza en el sartén”.
Las fábricas pararon, el metro ni arrancó,
los niños en la escuela con frío se quedó.
Sin energía propia, el futuro se oscureció,
la muerte bailó triste, el país se entristeció.
Por eso la Catrina nos viene a avisar,
que México sin energía no puede avanzar.
Si no cuidamos el sol y el viento al pasar,
la muerte nos dará un apagón sin avisar.
Ya lo sabes, paisano, ponte a reflexionar,
que a la autosuficiencia debemos apostar.
No dejes que la Catrina nos venga a regañar,
mejor cuidemos la energía, ¡y a México iluminar!
Futuro energético
En México la energía andaba de capa caída,
la Catrina se reía y hasta luz ya se le iba,
pues sin un plan concreto ni futuro prometido,
el país se quedaba apagado y adormecido.
La refinería lloraba, el petróleo se escondía,
la solar y la eólica, ¡qué raro!, ni aparecían.
La muerte se paseaba por plantas abandonadas,
sin innovación ni cambio, las cosas mal paradas.
“Si no invierten en ciencia ni apuestan por lo verde,
pronto este país bonito será sombra que no muerde.
Los apagones vendrán y la gente lamentará,
que al futuro energético nadie quiso apostar.”
La Catrina lo repite en cada esquina y mercado:
“México, sin energía, va directo al otro lado.”
Que sirva de advertencia esta calaverita breve:
¡Sin futuro energético, la muerte sí se atreve!
Robo de combustible
En una gasolinera perdida la Catrina llegó sin pena,
buscando gasolina en vida y encontró una escena muy buena.
Unos huachicoleros andaban, sacando litros de más,
pensando que nunca los cachaban, pero la huesuda los vio nomás.
—¡Ora, muchachos bribones! ¿Creen que no los iba a ver?
Robando del ducto a montones, ya les toca su merecer.
Le ofrecieron un tambo lleno, para que se fuera contenta,
pero la Catrina, con desvelo, los anotó en su libreta.
En la pipa ya no hay gasolina, ni chance de echarle más,
la calaca se los lleva en la esquina,
por robarse el combustible de más.
Así termina esta historia de huachicol y huesuda fatal,
que se sepa bien en la memoria: quien roba, al panteón va a parar.
Al T-MEC
En la frontera norte muy temprano se escuchó
un rumor que la Catrina rápidamente captó.
Vestida de charra y con sombrero tejano,
llegó bailando cumbia y mariachi en la mano.
“¿Qué es esto del T-MEC?”, preguntó la huesuda,
“un tratado moderno que al norte nos sacuda.
México, Estados Unidos y Canadá en unión,
firmaron acuerdos con mucho corazón.”
Pero la muerte traviesa, con su risa tan helada,
decía: “¡Tantos papeles y cláusulas no me asustan nada!
¿Acaso creen que el libre comercio los salvará,
si al final todos igual al panteón llegarán?”.
El aguacate gritaba: “¡Ahora cruzo más veloz!”,
y el tequila presumía: “¡Ahora sí soy feroz!”.
Las fábricas en fila, con motores y tractores,
no notaron a la calaca tomando sus labores.
En Canadá hacía frío y allá el maple temblaba,
viendo que la calavera también a Trudeau buscaba.
Mientras en Washington, Trump y Biden se escondían,
pensando que a la flaca jamás verían.
La muerte firmó un anexo con tinta de chocolate,
pues le encantó el mole y el maíz del debate.
“Me llevo un TLCAN, pero el T-MEC me lo quedo,
¡porque el comercio con huesos también yo lo heredo!”.
Así la Catrina contenta el tratado revisó,
y entre risas y esqueletos la frontera cruzó.
Porque ni el T-MEC se escapa de la tradición,
de una calaverita y un buen panteón.
Espero que haya sido de su agrado.
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