Ucrania anunció planes para aumentar en un 30% sus importaciones de gas natural, esto como respuesta directa a una serie de ataques rusos que han provocado daños significativos en la infraestructura energética del país. Así lo informó la ministra de Energía, Svitlana Hrynchuk, tras intensificarse los bombardeos sobre instalaciones estratégicas de petróleo y gas.
Las ofensivas rusas se agudizaron en las últimas semanas, destacando un ataque masivo el 3 de octubre que afectó gravemente las instalaciones energéticas ucranianas. En un solo día, se registraron más de 26 ataques contra sitios vinculados al sector energético; lo que ha generado preocupación acerca del riesgo de desabastecimientos y la urgente necesidad de reforzar las importaciones.
La ministra Hrynchuk señaló a los medios que planean un incremento aproximado del 30% en el volumen de importaciones, sujeto a la capacidad de ampliar la infraestructura que permita recibir dicho aumento. El foco inicial será garantizar el suministro durante los meses más fríos, desde octubre hasta diciembre; con la posibilidad de extender esta estrategia si las circunstancias lo requieren.
El volumen exacto de gas que será importado dependerá de varios factores, incluyendo la magnitud de los ataques rusos y los daños ocasionados a la red de transporte de gas; así como la velocidad con la que Ucrania pueda restablecer su producción interna. En este sentido, la funcionaria hizo énfasis en la importancia de recuperar la capacidad productiva nacional para reducir la dependencia externa.
Entre las alternativas para mitigar el impacto de los ataques, destacó la opción de ampliar la importación de gas natural licuado (GNL), que se perfila como una posible vía para cubrir déficits y evitar posibles desabastos energéticos. Ucrania está preparando diversos escenarios, incluso aquellos considerados como los peores, para garantizar la seguridad del suministro.
En paralelo, el presidente Volodymyr Zelensky anunció la asignación de 36 millones de dólares destinados a fortalecer la red energética en las zonas más afectadas por el conflicto. Estos recursos serán empleados para proteger instalaciones críticas y establecer un stock de equipos que permita una rápida recuperación en caso de nuevos ataques.
Desde el inicio de la invasión a gran escala en 2022, el Kremlin ha adoptado una estrategia de golpear repetidamente la infraestructura energética ucraniana, sobre todo con la llegada del invierno, para afectar gravemente la vida civil.
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