La revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), prevista para 2026, será un momento decisivo para el sector energético mexicano. En un entorno marcado por reformas constitucionales, tensiones trilaterales y el auge del nearshoring, este proceso implica riesgos y oportunidades para reposicionar a México como un actor competitivo, sostenible y atractivo para la inversión extranjera.
Por Ana Laura Ludlow
Riesgos: tensiones regulatorias y comerciales
Desde 2020, el T-MEC ha sido fundamental para la integración económica regional. Sin embargo, las reformas energéticas mexicanas — dirigidas a fortalecer a las empresas productivas del Estado como PEMEX y la CFE; así como a redefinir el rol de los órganos reguladores independientes— han generado inquietudes entre los socios comerciales. Estados Unidos y Canadá han señalado que estas políticas podrían violar principios clave del tratado, como la no discriminación y la protección a la inversión extranjera.
Estas tensiones han derivado en consultas formales bajo el Capítulo 31 del T-MEC. Aunque no se ha llegado a paneles arbitrales, el precedente es claro: cualquier reforma que afecte el trato a empresas extranjeras podría escalar a controversias formales durante la revisión del tratado. Además, el resurgimiento del neoproteccionismo en Estados Unidos y políticas industriales más agresivas plantean un escenario complejo para México. Con un escenario donde las condiciones internas no se perciben de forma clara —seguridad jurídica, infraestructura moderna y abasto energético confiable— el país podría perder competitividad frente a otros destinos de inversión.
Oportunidades: nearshoring, microrredes y generación distribuida
A pesar de los riesgos, la revisión del T-MEC abre una ventana para impulsar soluciones innovadoras que fortalezcan la resiliencia del sistema eléctrico mexicano y promuevan la transición energética. El fenómeno del nearshoring, que ha atraído inversiones por más de 40 mil millones de dólares en 2024, exige un sistema energético robusto, flexible y sostenible.
Las tendencias globales, apoyan la postura de expertos que destacan el potencial de las microrredes y el almacenamiento distribuido, como herramientas clave para apoyar el desarrollo industrial y reducir la dependencia de combustibles fósiles. Estas tecnologías permiten a los consumidores producir su propia electricidad y vender el excedente, democratizando el acceso a la energía y fomentando la innovación tecnológica.
La reforma energética de 2025, aunque polémica, incluye elementos estratégicos: se exenta de permisos a inversiones en generación de hasta 700 kW, lo que abre la puerta a proyectos de autoconsumo para pequeñas empresas y hogares. Asimismo, facilita la instalación de plantas de hasta 20 MW, ideales para parques industriales. Es importante reconocer que para materializar estas oportunidades, será clave coordinar políticas públicas entre los tres países y garantizar transparencia regulatoria, así como fomentar esquemas de participación público-privada que impulsen la infraestructura energética en regiones rezagadas como el sur-sureste de México.
Implicaciones para el sector energético mexicano: liderazgo y colaboración
La revisión del T-MEC representa una oportunidad para consolidar el liderazgo nacional en la transición energética. El compromiso con la eficiencia energética, la economía circular y la reducción de emisiones puede ser puesto en valor en el marco de la revisión del tratado.
La participación activa en foros internacionales y el diálogo con actores clave del sector público y privado, serán esenciales para influir en las nuevas reglas del juego y asegurar condiciones favorables para la inversión y operación de proyectos energéticos.
La revisión del T-MEC también puede ser el momento para proponer modelos de colaboración regional que integren capacidades de ingeniería, innovación tecnológica y financiamiento sostenible. La experiencia nacional en cogeneración eficiente y en proyectos de gas natural licuado, puede servir como referencia para nuevas iniciativas que respondan a las necesidades del nearshoring y la transición energética.
Finalmente, la revisión del tratado podría permitir fortalecer la presencia en el diseño de políticas públicas, especialmente en temas como justicia energética, acceso universal y resiliencia climática. La creación del Consejo de Planeación Energética y el Sistema Nacional de Información Energética, contemplados en las nuevas leyes secundarias, ofrecen espacios para incidir en la planeación vinculante del sector.
Mensajes clave de política energética
Es importante reconocer que el marco normativo actual busca garantizar la seguridad y autosuficiencia energética, fortalecer la soberanía nacional y consolidar a la CFE y PEMEX; todo esto de la mano del robustecimiento de las capacidades del Estado, mediante una planeación vinculante. También introduce el concepto de justicia energética, priorizando el acceso a energía asequible y la promoción de una transición sustentable.
El Programa Sectorial de Energía 2025-2030 (PROSENER) se articula con otros instrumentos de planeación energética para promover la sustentabilidad, la eficiencia energética y el desarrollo tecnológico propio, así como la electrificación universal y la reducción de desigualdades sociales.
La experiencia de otros países de Latinoamérica, donde la inversión privada ha encontrado condiciones para su desarrollo, nos deja algunas lecciones que debemos considerar para establecer en los instrumentos regulatorios que se desarrollen:
- Acceso equitativo para todos los participantes siempre que cumplan con los requisitos técnicos y administrativos establecidos.
- Claridad y apertura en los procedimientos de licitación o asignación de proyectos, garantizando procesos accesibles y verificables para todos los participantes.
- Consistencia normativa, asegurando que las reglas del mercado se mantengan estables en el tiempo para brindar previsibilidad a los actores involucrados.
Así podremos asegurar que México alcance su máximo potencial y un sistema energético robusto, resiliente y donde no dejemos a nadie atrás.
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