El comercio global está cambiando radicalmente debido a la pandemia y los cambios geopolíticos, con un aumento en el nearshoring y el friendshoring, que priorizan la proximidad y las alianzas estratégicas
Estas estrategias, que priorizan la proximidad y la confianza entre países, ofrecen una oportunidad única para América Latina y el Caribe, dada su ubicación estratégica. Sin embargo, la región enfrenta desafíos estructurales que podrían limitar su capacidad para aprovechar estas nuevas oportunidades.
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Acuerdos sin impactos significativos
De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), América Latina y el Caribe tiene una oportunidad histórica para alcanzar el acceso universal a la energía eléctrica de manera inclusiva, considerando que 16.2 millones de personas aún carecen de este servicio esencial.
A pesar de los numerosos acuerdos comerciales existentes, la integración de la región en el comercio internacional y las cadenas globales de valor sigue siendo baja. Esto sugiere que dichos acuerdos han tenido un impacto limitado en la productividad y el crecimiento económico de la región.
Debilidades estructurales
Entre las debilidades estructurales se destacan un entorno empresarial desafiante, un amplio sector informal, deficiencias en educación y habilidades, y un rezago en digitalización. Estas limitaciones afectan la capacidad de ALC para competir en sectores de alto valor agregado. Por ello, es crucial desarrollar marcos regulatorios que faciliten la transición energética y promuevan la inversión en energías renovables.
A pesar de estos retos, la transición energética representa una luz de esperanza para la región. América del Sur posee minerales críticos necesarios para la transición hacia fuentes de energía más limpias. La creciente demanda de estos minerales podría fortalecer los acuerdos comerciales con la Unión Europea y Estados Unidos, además de fomentar el comercio intrarregional.
El BID ha invertido 1,068 millones de dólares en la construcción y modernización de plantas hidroeléctricas, con el objetivo de que para 2030 al menos el 80% de la generación eléctrica en ALC provenga de fuentes renovables. En este contexto, el seguro de crédito se perfila como una herramienta esencial. Según Daniel de Llano, director Comercial en Atradius Seguros de Crédito, “el seguro de crédito proporciona la confianza necesaria para expandirse a nuevos mercados y fortalecer cadenas de suministro, especialmente en un entorno global incierto”.
La transición energética y el nearshoring ofrecen a ALC una oportunidad para mejorar su posición en la economía global; impulsar el crecimiento y reducir la desigualdad. Superar las debilidades estructurales y utilizar herramientas como el seguro de crédito serán claves para que la rcgión pueda navegar con éxito en este cambiante panorama global.
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