Dejando de lado la parte política y de religión, que según tiene que ver con el ataque a Israel por Hamás, considero que hay otro fondo de intereses; no de ellos, sino de otros con respecto a lo que significa tener el control de esa área en particular. A esta guerra puedo considerarla como la primera de muchas en el mediano y largo plazo de índole energético-económico
Ramsés Pech
Grupo Caraiva – León & Pech Architects
El ataque a Israel por el grupo Hamás (que gobierna uno de los dos territorios palestinos) derivó en un sinnúmero de dilemas, preguntas y, sobre todo, controversias; las cuales han ido en todas las relatas en el mundo, desde un punto de vista humanitario, protocolos de guerra y apoyos a los diferentes involucrados en esta nueva forma de pertenencia del ser humano por estar o tener el territorio de otro.
Las guerras son generadas para controlar o defender un territorio, y estas deben ser libradas de acuerdo con protocolos establecidos, entre la milicia y no hacia la parte civil. Toda guerra tiene un inicio y un fin. Al término de estos conflictos, uno pierde y otro gana.
Dejando a un lado la parte política y de religión, que a según tiene que ver con el actual ataque a Israel por Hamás, considero que hay otro fondo de intereses; no de ellos, sino de otros con respecto a lo que significa tener el control de esa área en particular.
A esta guerra puedo considerarla como la primera de muchas en el mediano y largo plazo de índole energético-económico. ¿Por qué digo lo anterior?
Israel fue creado y posicionado por países que tenían un bien común (Europa, Estados Unidos y aliados), derivado de que necesitaban un aliado que permitiera tener una salida de agua en Medio Oriente en lo futuro. Hoy, el presente ha dado la razón, dado que Israel es el último bastión posible de salida de energéticos, como los hidrocarburos y sus derivados.
El mar Mediterráneo nunca había tomado una relevancia como la que hoy tendrá para el futuro inmediato. Con la invasión de Rusia en Ucrania, la logística del gas natural, los combustibles y el petróleo crudo en el viejo continente ha tenido dificultades ante las sanciones de Occidente; sobre todo con el control de estas áreas donde pasan ductos.
El ataque de Hamás tiene una alta relevancia energético – económica, y no tiene otra forma de verse. Recordemos que, las áreas que tienen los palestinos y que colindan con Israel, son dos, las cuales son administradas y gobernadas por diferentes grupos políticos; en el territorio de la franja de Gaza, gobernada por Hamás, y en Cisjordania por Fatah y la OLP (estos últimos han mantenido un diálogo diplomático con Israel).
Hamás tiene apoyo de Irán e Irak, países miembro de la OPEP. El primero, Irán, en los últimos años, ha incrementado su producción y exportación de crudo, lo que ayudó a tener acceso a recursos financieros para apoyar a grupos afines a una ideología político-religiosa; la cual, para poder cumplir con sus objetivos, requieren de dinero y la única forma hoy día es la comercialización de los hidrocarburos, ante la falta de inversiones de otra índole.
Estados Unidos apoya a Israel, el cual desde 1973 depende de los hidrocarburos de Medio Oriente y después de Europa. Ante la incertidumbre en la logística, para que lleguen estos recursos a los diferentes países, con el conflicto de Rusia y Ucrania, es necesario establecer un nuevo puente comercial que ayude a Europa a acceder principalmente al gas natural y al petróleo crudo.
Ante esta disyuntiva, el mundo planeó y ahora está por conjeturar por lo que fue creado Israel, en una visión geográfica donde se tiene un frente amplio de salida al Mediterráneo.
En el mundo existen diferentes pasos naturales geográficos, donde transitan un sinfín de mercancías, y una de estos pasos es de gran valor estratégico y de peso económico: el estrecho de Ormuz, por el cual transita más del 25 % de total de petróleo crudo que se comercializa diariamente. Este estrecho está frente a las costas de Irán, y este país ha influido en generar incertidumbres del paso de embarcaciones; dando lugar a que los precios del barril tengan a veces incrementos no deseados.
Pero, quien usa en mayor proporción este estrecho para mover embarcaciones con petróleo crudo es Arabia Saudita; nación que, el 14 de septiembre de 2019 recibió ataques en contra de sus sitios petroleros, que sacudieron los mercados mundiales y que a según fueron por parte de Irán.
Ante la incertidumbre generada a partir del ataque, y ante un radicalismo mayor por parte de Irán en la región, Arabia Saudita empezó negociaciones con Estados Unidos para alcanzar una normalización con Israel; desde un punto de vista económico, energético y político para la región. Este acuerdo, en el caso de alcanzarse, otorgaría una protección militar por parte da Estados Unidos al mayor exportador de petróleo del mundo; con la presencia de bases militares del país de las barras y las estrellas en esta región, dando certidumbre a los mercados.
Por otra parte, a Irán no le conviene este acuerdo, debido a que perdería cierta capacidad de hostigar a los barcos que transitan por el golfo pérsico; y reduciría la influencia turca-iraní en Europa sobre el paso de hidrocarburos por esta zona. Ambos efectos anteriormente descritos tendrían un impacto económico importante, pues Irán se quedaría sin recursos para apoyar a los países afines a este y para su continua inversión en cuestiones militares.
Si Arabia Saudita firma el acuerdo con Israel, el mundo podría dejar de depender del crudo iraní; el cual podría ser sustituido vía la construcción de un nuevo ducto o un ramal adicional a los ya existentes en la región; o enviar los energéticos desde el mar Rojo hasta el golfo de Aqaba y subirlo por Eilat a Ashkelon dentro de Israel. Ambas propuestas tienen salida al Mediterráneo, donde se tiene el control por Israel.
Además, Arabia Saudita puede sustituir la producción de Irán sin problema, debido a que hoy día está entre 1 y 1.5 millones por debajo de lo máximo producido; ante los acuerdos que ha habido con la OPEP+ en los últimos años.
Irán podría estar usando a Hamás para desestabilizar el acuerdo y poner tensión en la zona, pero hoy diferentes países están previendo lo que resulte de ese acuerdo en mención; ante los problemas económicos que han surgido en los últimos meses, ligados a una alta inflación alta y al costo del dinero que cada día es más caro. Los países de Medio Oriente la mayoría depende de la venta del petróleo crudo para sus ingresos como nación.
El precio del barril aumentó a razón del conflicto ante la incertidumbre, pero, incrementar el precio de barril por arriba de 100 dólares crearía una nueva inestabilidad en todas las economías del mundo. La única solución para que no suceda un nuevo caos es una remodelación y actualización en Medio Oriente, al haber acuerdos comerciales para facilitar la salida de hidrocarburos vía el Mediterráneo.
Explicación de la realidad tras el ataque en el siguiente enlace: https://youtu.be/yhjM-y6Kutc?si=xUfBG4C4t4MdZYNe
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