Cuando una empresa del Estado, como CFE está condenada a requerir subsidio para subsistir, la comunidad financiera comienza a hacer preguntas
Rosanety Barrios
Analista independiente de energía.
Una vez terminado el proceso electoral intermedio, el presidente de la República ha puesto en la agenda su intención de enviar al congreso tres iniciativas adicionales para reformar la Constitución. Una de ellas, en materia eléctrica. De conformidad con el discurso presidencial, los objetivos de esta modificación son fortalecer a la CFE, a efectos de que pueda mantener el 54% del mercado de generación eléctrica, despachar sus plantas antes que las plantas privadas y mejorar sus ingresos en
transmisión. A decir del presidente, lo cual permitir a bajar el costo de la electricidad.
Estos argumentos e intenciones fueron reflejados en la modificación a la Ley de la Industria Eléctrica (LIE), aprobada el pasado mes de marzo, misma que, como es del conocimiento público, está suspendida por el Poder Judicial. Por esta razón, de presentar la iniciativa, el presidente tendrá que plantear los ajustes necesarios para que los cambios realizados a la LIE, prosperen.
#Combustibles| Las estaciones de servicio del sector de hidrocarburos deben acreditarse ante la ASEA como instalaciones ambientalmente responsables, antes de operarhttps://t.co/XxZLpzRL9a
— Energía Hoy (@energiahoy) July 13, 2021
Modificar la Constitución es una decisión que debe ser acompañada por una evidencia contundente de que dicho cambio traerá un beneficio al país. Si se lograra darle solidez constitucional a la modificación de la LIE, ¿Qué gana México? ¿Cómo es que la CFE se fortalecerá?
Lo primero es observar que los números de la Empresa Productiva del Estado evidencian la problemática de la exposición a la volatilidad de los combustibles, así como crecientes costos de operación y laborales.
¿CFE, una empresa más eficiente?
¿Limitar la participación privada al 46% del mercado haría la CFE una empresa más eficiente? Me parece que es evidente que la debilidad de un competidor no representa la fortaleza del otro. Pero pensemos un poco en el proceso. Establecer una regla de ese tipo, implica que la Iniciativa Privada (IP) no podría invertir un solo peso en generación si antes no lo hace la CFE, y el dinero público es terriblemente escaso. Así, la parálisis en materia de inversiones que hoy vivimos no tendría solución.
Insisto en la racionalidad de la inversión que debe imperar en el sector público (y en el privado, pero ahí las decisiones tienen otro impacto). ¿Tiene sentido invertir en donde la CFE no es eficiente? ¿Y si las inversiones se concentraran en transmisión? Ahí la EPE es monopolio. Bajo esa lógica, la red podría crecer para atender la demanda eléctrica y ser el sustento de la recuperación económica.
¿Si las plantas de la CFE operan durante más tiempo, la CFE será más fuerte? La respuesta es un contundente no, porque eso no disminuye sus costos. Solo la expone a requerir más subsidios. Es aquí donde hay que destacar lo siguiente: lo que la presente administración busca es que la CFE entregue electricidad al sistema eléctrico generada con sus propias plantas, pero eso implica reconocer un costo superior al actual. La información pública evidencia este hecho, los costos de generación de las plantas de CFE son muy superiores a los costos de generación de las plantas privadas.
Ahora hablemos de tarifas. La metodología tarifaria actual obliga a la CFE a reflejar un costo máximo de combustibles, de forma tal que, si estos suben, la diferencia se refleja en 24 meses. Esta es la fórmula para que las tarifas no aumenten m s que la inflación, eso es cierto, pero también es la fórmula para que la CFE se vea imposibilitada a recuperar sus costos, lo que implica que va a necesitar de m s subsidios para evitar un mayor deterioro financiero.
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Las tarifas
Un hecho notable es que, para acatar una orden judicial, la Comisión Reguladora de Energía acordó que las tarifas aplicables a junio de 2021 serían las de junio de 2020 más la inflación, lo que implica que las tarifas que CFE cobra ya no están ligadas a sus costos, a ninguno de ellos. De ahí la necesidad de subsidios, comentada previamente. Si se dieran los cambios propuestos por el presidente, ¿Las tarifas reflejarán los costos adecuadamente? Pues si deben subir, es evidente que no. Por lo tanto, ¿Cómo se hará más fuerte a la CFE?
Ya sabíamos que, al cierre de marzo, como consecuencia del alza en los precios del gas natural de febrero, la CFE reportó pérdidas operativas por 27 mil millones de pesos, que fueron parcialmente compensadas por un subsidio superior a los 20 millones. Gracias al reporte de finanzas públicas elaborado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, sabemos que solamente en abril, la CFE recibió un subsidio adicional por 28 mil millones de pesos. De esta forma, en solamente cuatro meses, ha recibido subsidios por más de 49 mil millones de pesos, el 70% del subsidio estimado para todo 2021, que asciende a 70 mil millones.
Cuando una empresa del Estado está condenada a requerir subsidio para subsistir, la comunidad financiera empieza a preguntarse si es conveniente continuar prestando dinero para la operación y también se pregunta durante cuánto tiempo las finanzas públicas podrán sostenerla. Todo parece indicar que, la respuesta a estas preguntas no estará incluida en la eventual reforma constitucional en materia eléctrica. Conviene reflexionarlo.
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