La aplicación de la Ley de la Industria Eléctrica (LIE) conlleva una serie de injusticias con el mercado, la CFE y el consumidor final
Rosanety Barrios
Analista independiente de energía.
Aún cuando sus efectos se encuentran suspendidos de forma general, es un hecho que no se ha decidido el destino final de la nueva Ley de la Industria Eléctrica (LIE), publicada el 9 de marzo en el Diario Oficial de la Federación (DOF).
Mucho se ha escuchado a favor y en contra de esta. Dentro de los argumentos en contra, destacan aquellos que señalan un daño a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) por la existencia de subsidios a cargo de la empresa del Estado. En tanto, a favor, mucho se insiste en el daño a los principios de competencia que imperan en la Constitución en materia de generación eléctrica.
Mientras los procesos judiciales avanzan, quisiera ofrecerle al lector, mis reflexiones en materia de las injusticias que la aplicación de la nueva ley traería, en el supuesto de que terminara aplicándose, pero antes me es imposible obviar un hecho para mí notable: la existencia de un subsidio oculto representa un delito federal, en términos de lo establecido en el Código Fiscal de la Federación. Si la CFE ha estado subsidiando indebidamente, es indispensable demostrar y denunciar ante los tribunales correspondientes. Debe haber sanciones para todos los implicados en un delito federal.
Injusticias de la LIE
Dicho lo anterior, a continuación, una lista de las injusticias que implicaría la aplicación de la nueva Ley de la Industria Eléctrica
- La nueva Ley de la Industria Eléctrica obliga a la CFE Suministro Básico a comprar más electricidad proveniente del generador más caro de todos (esta columna ya ha exhibido en el pasado, los costos de generación de las plantas de CFE y privadas). Las únicas plantas propiedad de la CFE que pueden aumentar su generación eléctrica en comparación con lo que producen hoy, son aquellas que consumen combustóleo y diésel. Por lo tanto, la ley es injusta al obligarnos a respirar un aire cada vez más contaminado.
- La LIE es injusta al carecer de información mínima indispensable para calcular el impacto de su aplicación sobre la vida diaria de los ciudadanos. Como se mencionó, la generación a diésel y combustóleo se incrementaría. Se omitió en el análisis costo beneficio, los daños al medio ambiente que esto implicaría, así como los costos adicionales para atender los efectos negativos en la salud de los mexicanos.
- La LIE es injusta al ser producto de un proceso de aprobación que careció de un análisis técnico fundado en datos verificables. Cada una de las partes, a favor y en contra, presentó datos, pero solamente una de ellas proporcionó las fuentes públicas de donde se obtuvieron. No hubo, no ha habido nunca, un solo dato que permita verificar la existencia de los subsidios de los que se acusa a la industria.
- Es injusta al asumir como más relevante el interés particular de una empresa, aunque sea propiedad del Estado, por encima de los intereses de los mexicanos. Y aún en este punto hay una injusticia cometida en contra de la misma CFE. Me explico. Como he mencionado en otras columnas, la CFE está conformada por diferentes empresas (generación, transmisión, distribución y suministro básico, son las más relevantes). El interés antepuesto en el caso de la ley es el de las empresas que generan electricidad, para que produzcan más horas, sustituyendo energía privada, sin importar su costo económico ni ambiental.
CFE, la más afectada
Pero al ser la generación más cara, la primera afectada será la CFE Suministro Básico, quien tendrá que solicitar mayor apoyo de la Secretaría de Hacienda para poder controlar las tarifas eléctricas. Asimismo, la comisión en su conjunto carecerá de incentivos para ser una empresa de energía, en términos de las exigencias del siglo XXI. Es decir, la LIE es injusta también con la CFE al condenarla a operar como una empresa eléctrica del siglo XX.
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