Las elecciones presidenciales en Estados Unidos (EU) del 3 de noviembre de 2020, son un punto de inflexión para el futuro económico mundial, los mercados energéticos, el medio ambiente, los equilibrios geopolíticos, la libertad de expresión y los modelos de convivencia democráticos conocidos. El recuerdo del inicio de la campaña para liberar Europa de los nazis, el 6 de junio de 1944, nos ayuda a plantear algunos escenarios.
Dr. Pablo López Sarabia
Profesor-Investigador de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey, Campus Santa Fe
Una tormenta postergó en su momento el inicio del “Día D” en Europa
Ahora los mercados financieros llegan a las elecciones presidenciales de EU con volatilidad, pero sin pánico. En los meses de septiembre y octubre de 2020, los mercados registraron: i) una ligera apreciación del índice del dólar en relación a una canasta de divisas, aunque acumula una caída de 2.7%YTD; ii) el oro y el precio del crudo se mantuvieron en una cotización lateral; iii) la curva de rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años se empinó; iv) el índice S&P500 registró una corrección; y iv) el índice de volatilidad VIX promedió 30 unidades, muy lejos de su nivel máximo registrado en el año de 81 unidades (primera ola del COVID-19).
Las bajas y heridos durante el “Día D” fueron de varios miles
Ahora la jornada electoral registrará la incertidumbre normal de un proceso electoral, pero acentuada por una alta probabilidad de no tener resultados al termino de las elecciones en EU. Alrededor de 98 millones de electores ya han adelantado su voto por correo o de manera presencial, representando el 41% del padrón electoral o 71% de la elección del 2016.
La dificultad que tendrá el proceso de conteo no tiene precedentes, ya que el 63.8% del voto adelantado se realizó por correo, teniendo que esperar en ocasiones unos días para su registro. El fantasma de una disputa legal es algo que está dentro del presupuesto, ya que el presidente Trump lo ha manifestado.
La clave será el tono e intensidad de diferendo en caso de presentarse; así como la reacción de los simpatizantes de ambos candidatos. Trump podría perder el voto popular, pero peleará con fuerza estados clave para el Colegio Electoral como: Arizona, Florida, Pennsylvania, Wisconsin, Michigan y Carolina del Norte (en Arizona, California y la Florida el voto latino podría ser decisivo).
La volatilidad de corto plazo que podrían experimentar los mercados durante y después de la jornada electoral, no será la señal de un Black Swan o evento cola
Los escenarios de riesgo de todos los analistas contemplan: i) no tener resultados al final de la jornada; ii) tensiones moderadas entre los simpatizantes de los candidatos y iii) una disputa legal moderada. La única posibilidad real de un evento cola sería el dominio de ambas cámaras por alguno de los partidos, ya que esto podría romper los frágiles equilibrios internos (establishment).
En esencia creo que el triunfo de Trump o Biden para los mercados, no representa un cambio estructural, mientras las cámaras estén divididas. El Centro de Estudios Pew advierte que la probabilidad de que un elector realice un voto dividido (diferente partido) es del 4%; así que una ola roja o azul parece poco probable, más aún, si nos guiamos por las últimas encuestas que en promedio marcan una diferencia de 10pp.
Un eventual triunfo de Biden en las elecciones requerirá de mucho trabajo para retomar la confianza de los aliados internacionales de EU y fortalecer las instituciones que se han debilitado en la administración Trump; la liberación de Europa tras el “Día D” llevó cerca de un año.
La elección del 2016, nos recuerda no descartar ningún escenario, más aún cuando la pandemia actual puede ser un factor de incertidumbre para saber que tan concurridas estarán las urnas el día de la elección; así como la capacidad de movilización de los partidos. Por lo anterior, no se descarta un triunfo de Trump, aunque no sería catastrófico para los mercados, si es por un poco margen y con cámaras divididas. En este escenario, China y la Unión Europea podrían ser el elemento de contención externo para las políticas proteccionistas de Trump.
Economía Mundial y mercados energéticos
La continuidad de Trump podría reconfigurar el liderazgo económico de China, quien impulsará el mercado interno con una clase media ascendente y teniendo como eje de influencia global la nueva ruta de la seda. La liberalización de los mercados financieros chinos, así como un yuan entre las 10 divisas más liquidas del mundo serán el ancla a la que se sumará una reconfiguración de las cadenas de suministros de alta tecnología en la que destaca china (5G, baterías eléctricas y energías renovables). El triunfo de Biden ayudaría a una aceleración de la descarbonización de la economía estadounidense con mayores impuestos ambientales; y la regulación de los mercados financieros y las empresas de tecnología. Además de retomar el acuerdo de Paris en contra del cambio climático. El COVID-19 seguirá dejando una estela de desafíos económicos importantes de corto y largo plazo, con agentes económicos en riesgo de quiebra y altamente endeudados.
Los dados están lanzados y veremos, si estamos ante la presencia del “Día D”
El legado de Trump durante estos cuatro años se resume en: i) intensificación de las “fake news”; ii) los hechos se han convertido en opinión y en realidades alternas; iii) mala gestión de la pandemia de COVID-19 y fuerte impacto económico (recesión); iv) racismo y polarización de la sociedad; v) degradación del medio ambiente, vi) drama migratorio, vii) ampliación de la brecha social y de género; viii) desmantelamiento de la seguridad social y una menor regulación financiera; ix) aliados convertidos en enemigos; x) menosprecio del multilateralismo; xi) proteccionismo y guerras comerciales; xii) una Corte Suprema con un sesgo conservador; y xiii) un deterioro de la institución presidencial y la democracia. La historia está en curso y veremos su desenlace en breve, esperemos que sea lo mejor para todos.