La Unión Europea (UE) ha acordado un nuevo paquete de sanciones dirigidas a los sectores energético y financiero de Rusia, con el objetivo de debilitar la maquinaria bélica del Kremlin y presionar por un alto al fuego temporal en Ucrania.
Entre las medidas adoptadas, se prohíben todas las transacciones con 22 bancos rusos, el Fondo Ruso de Inversión Directa y sus filiales; además del uso directo e indirecto de los gasoductos Nord Stream bajo el mar, actualmente cerrados pero que Rusia aspira a reactivar. También se ha modificado el tope en el precio del petróleo ruso, pasando de un límite fijo de 60 dólares por barril a un mecanismo dinámico que se situará un 15% por debajo del precio medio de mercado; iniciando con un tope de 47.6 dólares y ajustable cada seis meses para reflejar las fluctuaciones del mercado.
En el mismo sentido, la UE ha incrementado las restricciones sobre la llamada “flota fantasma” —antiguos petroleros rusos usados para evadir los controles de precios— negándoles el acceso a los puertos europeos, sumando más de 400 barcos en esta lista negra.
Paralelamente, se prohíbe la importación de productos petrolíferos refinados con crudo ruso vendidos bajo otras denominaciones en Europa, originarios principalmente de India y Turquía; y se sanciona a varias compañías fuera de Rusia que contribuían a la evasión de estas sanciones, incluyendo empresas en China y Hong Kong.
Veto eslovaco no va más
Cabe mencionar que, esta decisión de incrementar las sanciones se da tras un importante desbloqueo político: el primer ministro eslovaco Robert Fico retiró su veto, que hasta entonces impedía la aprobación de estas medidas. Eslovaquia, muy dependiente del gas ruso y preocupado por el impacto económico y en la seguridad energética, exigía compensaciones financieras y garantías para suavizar la transición hacia la eliminación progresiva de los combustibles fósiles rusos para finales de 2027; un plan promovido por la Comisión Europea. Las negociaciones se tensaron por el temor de Bratislava a un posible litigio con Gazprom por la finalización anticipada de contratos de suministro a largo plazo.
Finalmente, tras un diálogo intenso y la mediación de líderes europeos como el canciller alemán Friedrich Merz y el primer ministro polaco Donald Tusk, Fico accedió a levantar el veto. Pese a ello, aseguró que continuará buscando exenciones para Eslovaquia en la aplicación de las medidas y que su lucha contra lo que calificó de una política “obsesivamente anti-rusa” proseguirá.
Este paquete de sanciones se enmarca en la mayor presión internacional contra Rusia desde el inicio del conflicto en Ucrania, sumándose a la escalada de declaraciones y ayudas militares de aliados como Estados Unidos. Sin embargo, Washington no ha respaldado la reducción del tope del precio del petróleo ruso; lo que implica que la UE y otros países deben enfrentar esta fase con cierta autonomía. La participación del Reino Unido, clave en el seguro marítimo, también ha sido esencial para cerrar este acuerdo.
En palabras de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, este es uno de los paquetes “más fuertes hasta la fecha”, al apuntar directamente al corazón de la economía de guerra rusa.
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