Escrito por: Opinión, Ramsés Pech

El sistema eléctrico de México está en crisis

México

Sin una buena red de distribución eléctrica en México, no hay manera de tener la confianza necesaria de establecer una industria, comercio, oficinas o sitios que generen o sean parte del Producto Interno Bruto (PIB)

Ramsés Pech

Grupo Caraiva – León & Pech Architects

En general, el sistema eléctrico está compuesto por tres ejes fundamentales con el fin de llegar al usuario final. En primer lugar, está la generación de electricidad a través de diversas tecnologías que pueden ir desde el uso de gas natural, carbón, combustóleo y aquellas que forman parte de las energías renovables como la eólica y solar.

Una vez producida la electricidad, se ajusta a la demanda requerida en un intervalo de tiempo establecido. Esta debe ser transmitida a diferentes puntos de la República Mexicana, lo que se consigue a través del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), el cual tiene que llevar a cabo un balance en forma continua para no dejar al desamparo a las regiones en cómo está conformado el Sistema Nacional Interconectado (SIN).

La electricidad llega a las subestaciones que están distribuidas a lo largo y ancho de ciudades, pueblos o donde se requiera el suministro. El SIN se compone de postes, de transformadores y subestaciones.

Durante el 7 de mayo de 2024, se presentaron interrupciones en el suministro eléctrico en menos de tres horas en forma operativa, y que no se espera que suceda al mismo tiempo, pero sucedió. Se tuvo un aumento de la demanda eléctrica debido a una mayor sensación térmica por parte de las personas, lo que originó un mayor uso de algunos equipos de climatización.

Lo anterior se dio durante la pérdida de algunas plantas de generación de electricidad, propiamente con una disminución de la producción de las energías de tipo renovable, con la falta de una hora de luz solar por el actual cambio en el horario. La demanda eléctrica aumentó al encender al mismo tiempo alumbrado público, con las personas llegando a sus hogares, comercios, industrias, hoteles, entre otros.

Los tres puntos anteriores son consecuencia de la demanda del mercado y las decisiones adoptadas por las políticas públicas. La realidad que se presentará a corto plazo será la falta de infraestructura en la distribución eléctrica, debido a que en algunos lugares, las líneas de transmisión y distribución no han sido reforzadas; o que algunos transformadores no tienen la capacidad necesaria ante el aumento de la demanda en los lugares con más usuarios de los esperados.

Sin una buena red de distribución, no hay manera de tener la confianza necesaria de establecer una industria, comercio, oficinas o sitios que generen o sean parte del Producto Interno Bruto (PIB). ¿Sería necesario que un usuario final invierta en la creación de su propia planta? Los parques industriales que pretenden albergar a empresas para el nearshoring tendrán la certeza de no aumentar costos, si en algunas horas pueden cesar la producción.

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En los últimos días, ha comentado el Poder Ejecutivo que se requieren a las empresas privadas para poder hacer frente a las crisis que vendrán en los próximos años, ante el esperado incremento de la demanda de entre el 4 a un 6% en la próxima década. ¿Por qué ahora surge este enfoque? La realidad es que, con una alta tasa de interés para financiar un proyecto propio o para ser parte de un servicio a la empresa del Estado, las compañías privadas están evaluando la forma en cómo pueden recuperar el financiamiento, ante un costo del dinero que no disminuye.

A lo anterior se añade que, en los últimos cinco años, la industria eléctrica ha estado en litigios en el Poder Judicial, lo que ha generado incertidumbre que afecta las decisiones de invertir por parte de privados. Una de sus cuestiones al comienzo de cada proyecto es si cambiarán las leyes, normas o si expropiarán lo realizado, ante los antecedentes que han tenido lugar en México recientemente.

En la actualidad, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ejerce el control del 75% del total de la electricidad que se produce. Además, tiene la potestad del control, operación y mantenimiento de las líneas de transmisión y distribución.

Código de Red-CR

En México, existe la inquietud por los apagones y por la falta de confiabilidad en la red. Sin embargo, cuando se dispone de electricidad y a temperaturas que oscilan entre 2 y 3 grados por arriba de lo observado por Conagua en 2024, en comparación con 2023, las personas deben experimentar una sensación de confort durante sus actividades, incrementando el tiempo de uso de los sistemas de enfriamiento. Esto ocasionará un elevado costo en los recibos de electricidad, lo que ocasionará un desequilibrio en las finanzas familiares.

Hoy, el servicio doméstico se encuentra limitado a la facultad de la CFE para brindarlo, el cual actualmente cuenta con siete tarifas; las cuales se basan en la temperatura observada, donde se encuentra el consumidor, y en cada una de ellas se establecen rangos en función del consumo. A medida que la temperatura sea más elevada, el costo del recibo es menor; dado que existe un mayor rango antes de pasar a un costo más elevado por cada kW consumido (3.70 pesos por kW).

Las tarifas que ostentan temperaturas superiores a los 31oC (1D,1E y 1F), pueden costar entre 2.5 y tres veces menos en comparación con aquellos usuarios que su temperatura se encuentra por debajo de este valor (1A,1B y 1C).

En 2024 se ha registrado un aumento de la temperatura en 2oC en comparación con el año anterior, lo que indica que los usuarios con menor rango pagarán más por el recibo de la luz; debido al aumento del uso de los sistemas de enfriamiento. La CFE estima que, por cada grado menos de temperatura regulada en un espacio a través de sistemas de enfriamiento, el consumo aumenta entre un 4 y 6 por ciento.

En otras palabras, en el caso de que la temperatura sea de 33oC en el exterior y se regule la habitación a 25oC, se puede incrementar entre 25 y un 40% el consumo, lo que puede generar un costo mayor.

Propuesta:

Se requiere eliminar las tarifas 1, y 1A. Las tarifas de 1B, 1C, y 1D deben cambiar el rango a donde inicia el costo más alto de electricidad; cuando menos en un 75 % por encima del actual, y la tarifa 1E un 50%. Esto incrementaría la demanda debido a la capacidad de utilizar una mayor cantidad de electricidad, lo cual otorgaría una mayor asistencia gubernamental para compensar los gastos del usuario.

Sin embargo, esto puede desaparecer, siempre y cuando haya inversión pública con privada para reforzar o incrementar las líneas de transmisión y distribución, debido a que de cada peso que pagas entre el 40 y un 60% corresponde a transportar la electricidad. Al haber mayor demanda, deberá haber más plantas de generación con mayor eficiencia.

La CFE, al forzarla a alcanzar un rendimiento óptimo, podría reducir su subsidio otorgado por el gobierno; dado que en la actualidad se adiciona como ingreso a la empresa, para compensar las pérdidas derivadas de la actividad de generación; además, se debe llevar a cabo inversiones públicas y privadas en la transmisión-distribución con el propósito de mejorar la calidad de las carreteras eléctricas del país.

Los apagones son un problema que tiene una solución con la inversión a estas líneas de transmisión y distribución, pero el incremento de la demanda derivará en un dolor de cabeza del usuario final al tener que pagar más por lo consume.

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