Escrito por: Opinión, Ramsés Pech

Transición energética en México, ¡CANCELADA!

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La transición energética hacia el concepto de cero emisiones podría requerir una inversión de 75 billones de dólares para 2050

Ramsés Pech

Grupo Caraiva – León & Pech Architects

En los últimos cuatro años hemos observado cambios geopolíticos a nivel energético y económico en el mundo; los cuales están influyendo principalmente en el costo del dinero para refinanciar las deudas públicas de gobiernos y diversos proyectos. Lo anterior, afectan principalmente a las energías renovables para generar electricidad con cero emisiones de contaminantes.

Un estudio realizado por Wood Mackenzie sobre el costo del dinero señala que la transición energética respecto a la producción de la electricidad con energías renovables y cero emisiones está en pausa; debido a las elevadas tasas de interés, establecidas por los bancos centrales de los países después de 2020, cuyo propósito ha sido el control de la inflación y su impacto en la economía global.

Cabe mencionar que, lo anterior no se ha tenido en cuenta por ninguna de las precandidaturas para el próximo período de la administración de México. Cada una de ellas están considerando con buenos deseos en el papel, cómo dejar de utilizar combustibles fósiles para generar electricidad, y cómo utilizar en mayor proporción a las renovables con cero contaminantes. El papel puede aguantar todo, pero la realidad sin dinero, no.

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México no puede implementar o ejercer un presupuesto para construir una obra como la refinaría Olmeca, que fue y sigue siendo construida a partir de la asignación de recursos de la nación; además de los 80 a 90 mil mdp que la Secretaría de Hacienda transfiere a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en forma de subsidio para compensar la ineficiencia de generación eléctrica con base en su capacidad instalada. Todo esto, al fin y al cabo se resume en tener dinero, el cual tiene un costo no tenerlo.

La nación tiene que asumir la consecuencia y la afectación a las finanzas públicas del país, al tener una mayor deuda pública, la cual puede representar posiblemente hacia 2030 o 2035 entre el 60 al 70% del total del PIB anual del país. El dinero que se utilizó para financiar una obra en energía, déficit presupuestal, deuda pública o préstamos de una empresa, tiene un costo financiero, el cual tiene que pagarse.

El estudio en mención puede utilizarse por México como un punto de inflexión hacia el futuro; podría considerarse por las propuestas que hoy día hay sobre la mesa en las campañas.  Hay que unificar conceptos energéticos y no seguir con la costumbre de que cada persona que llega a administrar al país solo se concentra en cómo debería ser la política pública energética-económica-financiera en el país durante su período finito en el tiempo.

Estas son algunas observaciones que en México deben ser asumidas y consideradas para la transición energética en pro de generar electricidad con renovables:

  • La transición energética hacia el concepto de cero emisiones podría requerir una inversión de 75 billones de dólares para 2050.
  • La industria del petróleo y gas tiene menos exposición al costo de la deuda; esto indica que tiene menos afectación al tener una rápida recuperación del financiamiento en menor tiempo.
  • El apalancamiento (dinero inicial) es mayor para las empresas de energías renovables, el cual puede fluctuar entre un 50 a 55% del total de la vida de un proyecto. Esto expone a tener una tasa de interés mayor, debido al tiempo de recuperación y a la forma contractual de recuperación del dinero para la construcción y puesta en operación.
  • El costo promedio ponderado de la deuda de energías renovables fluctuaba entre el 1 a 2% antes del 2021, y hoy día se observa un rango de 4 a 5%; pudiendo llegar a los niveles de sectores como el de hidrocarburos que están entre 7 a 10%.
  • El incremento del costo del dinero a los proyectos de renovables y su alta intensidad de apalancamiento origina tener bajos rendimientos para tener flujo de efectivo, para pagar lo antes posible la deuda o mejorar la operación. Los proyectos futuros de cero emisiones estarán en riesgo.

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  • Cualquier proyecto de energía renovable con inversión pública o privada deberá considerar determinar el porcentaje del CAPEX, respecto del total entre este y el OPEX; cuyo objetivo es determinar la rentabilidad de un proyecto. Ejemplo de esto, podemos tomar el mercado de nuestro vecino comercial, Estados Unidos (EU), donde en una planta de ciclo combinado con gas natural el CAPEX representa solo el 10% del total del proyecto; pero una planta de paneles solares está alrededor del 65% y una eólica en tierra del 68 por ciento.
  • Al tener una mayor cantidad de dinero a solicitar para un proyecto, el riesgo de recuperación puede ser alto. El cual puede disminuir: si hay un contrato de largo plazo para la compra de la energía producida, además de estar dentro de un programa de subsidio o incentivos fiscales por parte del gobierno del país; y además que exista certidumbre sobre el precio en el mercado al no haber cambios regulatorios constantes.

Iberdrola Grecia

  • La combinación del porcentaje del CAPEX requerido, la certidumbre en el mercado, y el tiempo de pagar lo prestado indica con qué tasa de interés se prestará el dinero para el proyecto. Tomando de ejemplo al mercado de EU, se indica que un aumento de dos puntos porcentuales en la tasa de interés libre de riesgo eleva el costo nivelado de la electricidad (LCOE) hasta en un 20% para la inversión de la generación de electricidad con renovables; y un 11% a las que usan la tecnología de ciclo combinado con gas natural (combustible fósil requerido para la transición energética). La energía eólica terrestre puede generar electricidad a un LCOE de 40 dólares /MWh; paneles solares 65 y una de ciclo combinado con gas natural de 80 dólares. Pero estas diferencias podrían reducirse ante la necesidad de un alto CAPEX, expuesto a tasas de interés altas.
  • El alto costo del dinero podría restringir los esfuerzos de transición; al reducir los subsidios, incentivos fiscales o al recortar la inversión pública para una economía baja en carbono. Esto podemos verlo en las dos economías mundiales más grandes, la de EU, la cual hoy día de cada 7 dólares gastados, un dólar se destina a intereses de la deuda pública, reduciendo los apoyos a la transición. China dejó de subsidiar la nueva capacidad de energía renovable a partir de 2022, debido a que tiene un acumulado de 55 mil mdd de atrasos en pagos a subsidios. Hoy, los gobiernos están más interesados en pagar el costo financiero de la deuda pública, al aumentarla en un mayor porcentaje del PIB. En China durante 2005, la deuda representaba no más del 25% del PIB; y ahora está por llegar casi al 80 por ciento.

Recomendaciones para México:

  • Mejorar los tiempos de las resoluciones a los permisos técnicos y económicos, apegado a la normatividad y a leyes aplicadas vigentes; implementando o mejorando las actuales, pero con un sentido de crecimiento y no de control.
  • La aprobación y el ofrecimiento de incentivos claros, coherentes y sostenidos apoyarán las tecnologías incipientes con bajas emisiones de carbono. Mayor apoyo en el presupuesto al desarrollo económico.
  • Maximizar la eficiencia de los subsidios. Aplicar siempre y cuando aporten mejora en la confiabilidad, y costos al mercado. No usarlos como herramienta política.

A fin de cuentas, el que paga el costo de la electricidad es el consumidor final, el cual tiene que absorber todos los costos que integran al precio final.

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