En el Siglo XXI dejaron ya de existir las guerras por el petróleo. Actualmente hay una nueva forma de guerra que se basa en la tenencia de acceso al mar para transitar materias primas. El objetivo es el de la generación energética para el crecimiento de una economía
Ramsés Pech
Grupo Caraiva – León & Pech Architects
En el mundo existen muchos cambios de administradores (presidentes, ministros o dictadores), los cuales deberían saber bien cómo gerenciar un país; teniendo conocimiento propio, desde la parte de recursos naturales y económicos, para que puedan llevar o mantener una nación dentro de la geopolítica actual cambiante y que influye en el todo en la sociedad.
Desde el inicio en que el ser humano ha identificado cómo poseer lo que otro tiene, han existido muchas guerras. Estas han sido del tipo culturales, de dominio, de sumisión, religiosas, industriales y del tipo geográficas; y en todas ellas siempre el acometido es “tomar lo que el otro tiene porque yo lo necesito”.
En el Siglo XXI dejaron ya de existir las guerras por el petróleo. Actualmente hay una nueva forma de guerra que se basa en la tenencia de acceso al mar para transitar materias primas. El objetivo es el de generar energía para el crecimiento de una economía. En el futuro, habrá guerras en algún momento en torno a los alimentos, que en forma paralela tendrá el tema del existencialismo, de un espacio en el universo para vivir.
Hoy vemos la vulnerabilidad del ser humano y la inconsistencia de sus pensamientos con la realidad. Todo el mundo dice que existen fallas en la manera en que las discordias entre uno o más países se llevan a cabo; con afectaciones al entorno de las personas de una sociedad.
Por otro lado, el planeta no le pertenece a los seres humanos, y el mundo dividido geopolíticamente se creó por las personas para establecer los límites de cada grupo. En este sentido, un grupo de una latitud en el globo terráqueo no tendrá la misma preocupación respecto a otro; en donde pueden darse cuestiones bélicas, con no solamente la pérdida de personas, sino del futuro de las nuevas generaciones.
Ahora, el pretexto para la guerra a todo y en forma rápida es de índole religiosa, política y de muchos años en el pasado; es absurdo e inverosímil atestiguar que una guerra procede de las anteriores categorizaciones. En el mundo real, todos los países tienen una agenda oculta, sobre lo que realmente los lleva a invadir, a atacar o simplemente a defenderse. Antes, nadie sabía con exactitud las razones de las guerras; pero en el hoy, ante tantas formas de divulgación de la información, hay indicios del por qué se dan estos eventos tan desafortunados.
La guerra entre Rusia y Ucrania se basa no en el punto étnico de la región, en donde a según de algunos, hay personas que quieren ser parte del país más grande. La realidad de Rossíya tiene un argumento válido unilateral propio: necesitaban los territorios del país que invadió debido a que son un obstáculo para distribuir gas natural en Europa. La consecuencia inmediata del monólogo fue que el mundo colapsó ante el incremento del precio del barril y, como repercusión, hubo una inflación incremental progresiva, la cual para su control tuvieron que haberse incrementado las tasas de interés, incrementando así el costo del dinero.
Al final, independientemente de quién gane o tenga lo del otro, el resultado será que alguno de los dos saldrá fortalecido desde un punto de vista energético y económico. Recordemos que, los administradores de un país están solo por un tiempo.
Ahora bien, hay un segundo ejemplo a considerar a la nueva forma de guerras energéticas, y es el ataque de Hamás a Israel. Esto confirma que, no existe una base religioso-política o una desavenencia, es simplemente el hecho que hay una necesidad de obstaculizar el avance de una región que se puede adaptar a los nuevos hechos geopolíticos… “Al César lo que es del César”.
Palestina tiene divididos en dos sus territorios, siendo el más conflictivo el que tiene el frente de agua, Gaza; y con más de un billón de pies cúbicos en reservas de gas natural frente a sus costas. Estos recursos naturales podrían convertirse en una futura fuente de ingresos para la economía palestina.
Israel ha defendido su geográfica y está inmerso en una región donde no es querido, pero sí adaptado. La diplomacia energética actual y la que es parte de las agendas en cada reunión que llevan a cabo en el mundo, ha dado los primeros pasos para establecer una nueva relación y de cambio en Medio Oriente; principalmente con Arabia Saudita. Este último, a raíz de los continuos ataques de Irán a la infraestructura energética de la empresa Saudi Aramco (sin comprobarse en su totalidad) ha tenido que entablar comunicaciones con Israel para tener nuevas rutas de logística de su industria de hidrocarburos para el mundo.
Israel no tiene un conflicto religioso, este se da desde un punto de vista estratégico-energético mundial; para asegurar un frente de agua al mar Mediterráneo que permita un libre tránsito de materias primas y derivados del petróleo, para la creación o uso de energía en países de Europa, Asia y América; ante el incremento de una demanda que hasta el momento no baja, sobre todo en la industria de los hidrocarburos.
Hoy Israel, tiene el control de la parte norte de Gaza, y esto permitirá por medio de una diplomacia de conveniencia colocar algún administrador palestino que controle este nuevo territorio; para posteriormente negociar en los mejores términos una certeza de seguridad de los posibles ductos de gas natural al Mediterráneo. Y al mismo tiempo se pretende ayudar a Palestina del norte a explotar los campos de gas sin desarrollar y con ello, ser un territorio con crecimiento económico. La apuesta por cambiar el modus vivendi de la gente en la región, dejando relegado a países como Irán que dependen de exportar crudo, resultarán en naciones aisladas en el futuro energético.
No perdamos el foco, hay muerte y destrucción de seres humanos, y esto se ha dado desde que el planeta se pobló por las personas, todas ellas en la búsqueda de una adaptación constante del cómo sobrevivir. Hoy, para hacerlo, se depende del dinero, de una estabilidad competitiva, de innovación, adaptación, desarrollo, educación; salud, geográfica, diplomacia política-ambientalista, y de contar con los recursos para cubrir las necesidades energéticas.
El mundo no quiere guerras, pero los seres humanos no saben cómo convivir para crecer en conjunto. Debido a que los estereotipos humanos, que se acuñaron a lo largo de los siglos, han significado estar por arriba de otro para no depender de este, y con el tiempo no ser absorbido para llegar hasta la sumisión y pérdida de identidad.
En el siguiente enlace, se tiene una explicación desde un punto de vista del porqué del ataque de Hamás a Israel. El primero, se usó do para un objetivo de otro; y el segundo es parte de una estrategia mundial que se planeó con antelación.
https://youtu.be/511rU9Te-Fs?si=FDSqkbXdQtylHeHO
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