Escrito por: Opinión, Ramsés Pech

Tratado de Libre Comercio, una fantasía sin realidad


Sobre el tratado de libre comercio, su espíritu fue creado para intercambiar productos, servicios, tecnología; materias primas y ahora energía. No debería estar concebido para sancionar o perder el tiempo en saber quién tiene la razón

Ramsés Pech

Grupo Caraiva – León & Pech Architects

En los siguientes días y meses que vendrán para el mundo económico, financiero y de intercambios comerciales, serán al parecer los más complicados de las últimas décadas. Habrán decisiones en muchas sociedades que no gustarán, pero serán las necesarias para sobrevivir, no en el presente, sino en el futuro del mediano plazo; dejando de lado la política ideología del quedar bien con la gente.

Esta semana habrá una reunión trilateral, entre los países que tienen un tratado de libre comercio, con un alto volumen de intercambio en el mundo y firmado dentro de un marco económico. Vemos que a dos de estos países no les ha gustado la forma como se están dando los cambios dentro de las políticas públicas de intercambios comerciales del tercer país; y es precisamente este país el que tiene grandes desventajas de avance tecnológico con respecto a sus contrapartes en el tratado.

Estados Unidos (EU) y Canadá empezaron a separar las cuestiones de migración, dejando claro que para el solucionarlo, dependerá mucho de las fortalezas entre las naciones; pudiendo fortalecer las necesidades de cada uno de los mercados con la creación de suficientes empleos.

En México, en el último lustro se ha incrementado la migración y esto ha aumentado las remesas; pero esto es un indicador de que no se tienen las mismas oportunidades laborales en el vecino del sur. ¿Es acaso que hay gente de EU y Canadá migrando al sur?

El país de las barras y las estrellas es uno de los de mayor consumo de bienes a nivel mundial. Al cuantificar la demanda dentro de su mercado interno, en las últimas décadas presenta un alto déficit, que sigue creciendo y se tienen dificultades para cubrirlo.

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Por su parte, México presenta al día de hoy una codependencia, porque gran parte del PIB nacional está en función de las exportaciones realizadas. Y se experimentó una afectación en 2022 al haber un alto déficit en la balanza comercial; originado por importar en mayor cantidad productos de insumo intermedio, y con el nuevo plan de inflación presentado en 2023, se incrementara este déficit  aún más, por los productos que han sido seleccionados para este programa. Muchos de esos productos son importados y estarán libre de aranceles. México no produce lo que el mercado necesita.

Ante esta situación, los dos socios comerciales, han estado revisando a otros países de América Latina para poder apoyarse. El objetivo, el desarrollar manufactura con inversiones específicas y, posiblemente, realizar acuerdos trilaterales o bilaterales; cuya visión sea la de satisfacer la demanda ante la poca productividad de México, sin mencionar las rupturas legales, normativas y de seguridad en detrimento de las inversiones, desde el aspecto financiero e integridad física de sus instalaciones en ciertas regiones.

El costo incremental del transporte, este podría ser sustituido por una mano más barata, y así parar la migración.

México comienza a ser un socio incómodo. A principio de la décadas de los 90, los dos socios, Canadá y EU, comercializaron con México; analizaron y confiaron en que se trataría de un país aliado para formar un bloque único entre los tres países, para hacer frente, a cualquier cambio comercial que afectara a esta región.

Pero al parecer, el tiempo dio la razón, y nuestro país no entendió. El acuerdo buscaba dar lugar a desarrollar economías de escala, tecnología propia; incrementar el PIB per cápita de cada persona.

En lo contabilizado hasta el día de hoy, sucedió todo lo contrario; la industria fue convertida en una simple ensambladora de tecnología, sin figura propia de avance o desarrollo.

Esto ha costado caro a EU en las últimas dos décadas, debido a que México no desarrolla tecnología nueva y solo se ha quedado con su vocación de ensambladora. Una desilusión, pues dejaron a México en un área de confort ante el crecimiento de su demanda. Tuvieron que arriesgar y tomar la decisión de buscar una mano de obra barata, encontrándola en China.  Algunas empresas decidieron emigrar hacia este país, pero esto se dio con alta pérdida de tecnología ante la falta de una política que protegiera a las patentes.

Lo anterior, solo ayudó a China a incrementar su crecimiento tecnológico, y a tener una indecencia tecnológica; al igualar o mejorar la tecnología de muchas empresas de nuestro vecino, que se fueron ante la ilusión de poder tener costos bajos.

China, sin tratado de libre comercio, incrementó su capacidad de crear tecnología, tener mano de obra calificada, mejorar los salarios; tener un crecimiento mayor y tener acceso a nuevas formas de energía. Es el país de mayor consumo de energía y depende mucho de las materias primas que pueda conseguir a mejor precio en los mercados. Esto es un factor para reducir los costos, al tener margen para negociar con quienes le quieran vender.

En México, tenemos una frontera en la parte norte con uno de los países de mayor consumo. El sector manufacturero no ha crecido como se esperaba en la línea fronteriza; y este sector tuvo que internarse en ciertas regiones del país, pero el resultado es el mismo. Solo ensamblamos y no generamos tecnología, toda la importamos.

La realidad de México, no ha sabido y no sabe y creo que no sabrá que firmó un tratado. Es muy probable que este tratado termine en 2026, si siguen las cosas igual. En los próximos meses, se dependerá de todas las remesas actuales y, ¿qué es lo que vendrá antes de estas fechas y será de gran interés?, ver cuánto ganaron los socios de México y ver cuánto tuvimos que pagar. Ante esto, habría una evaluación determínate que será:

¿Cuánto tiempo y dinero perdemos en disputas?, ¿cuánto perdió cada uno para ponerse de acuerdo?

Sobre el tratado de libre comercio, su espíritu fue creado para intercambiar productos, servicios, tecnología; materias primas y ahora energía. No debería estar concebido para sancionar o perder el tiempo en saber quién tiene la razón.

La realidad, un acuerdo comercial debería el facilitar los intercambios comerciales, bajo las normas, leyes y lineamientos de cada país; siempre y cuando no se afecte a la sociedad. La meta, es incrementar la calidad de vida de las personas en las regiones, asegurar el futuro con tecnología; energías, conocimiento e inversiones privadas de empresas de los diferentes países. ¿Es acaso que el tratado está hecho para que empresas del estado inviertan?

Un tratado comercial no es político y no está hecho para saber quién controla a la sociedad, conjeturando la protección de una soberanía. Es impropio, y solo indica que la vocación de un país no es para realizar negocios; derivado a que pone primero la ideología, soberanía y al último el bienestar de los mercados internos, para generar una estabilidad económica y financiera a cada individuo que la compone.

México, si no entiendes el concepto de negocios y estás preocupado por tu soberanía, mejor salte y has acuerdos bilaterales específicos de intercambios comerciales; debido a que el actual, contempla un todo, y el cual es una segunda oportunidad para dejar de ser robots humanos que solo ensamblan y no piensan.

La paciencia de EUA y Canadá está por llegar al límite. Sí continuará el intercambio comercial, pero estará sesgado a ciertas cosas en específico, debido a que otros mercados de América Latina podrán ayudar; pues muchos países de esta porción del continente americano han dado cuenta que sin dinero no hay política.

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