El mundo se está concentrando en el desarrollo económico y no en el crecimiento, y solo es utilizado como medidor de parámetros; si las políticas públicas empleadas son las adecuadas, para hacer frente a la crisis de incertidumbres que prevalecen en 2022
Ramsés Pech
Grupo Caraiva – León & Pech Architects
Actualmente los jóvenes me preguntan, ¿qué es mejorar para un país?, el crecimiento o el desarrollo económico.
Hoy existe un cambio radical en todas las economías mundiales. Los países hacen su estrategia dentro del mercado mundial en todas las actividades que realizan; al interactuar con otros países dentro de sus regiones. Esto, con el objetivo de reducir costos, por una alta incertidumbre sobre el consumo de productos y servicios dentro de las actividades de los sectores primarios, secundarios y terciarios.
Todo lo anterior se deriva de altas inflaciones y tasas de interés de los bancos centrales, dando lugar a una reducción del poder adquisitivo de cada individuo.
En nuestro país, en todos los sexenios administrativos (y el actual) confunden siempre estos dos términos. Para lo cual, deberemos entre todos presionar para que puedan ser diferenciados en el futuro los nuevos modelos económicos, que surgirán a partir del 2022.
Hoy la inflación acumulada es del 8.62% y, hasta el momento no se ha observado el máximo.
Entonces, surge una pregunta ante todas las variables que presionan a una economía de un país y por ende a su sociedad:
¿En qué es mejor enfocarse? ¿Crecimiento o desarrollo económico? Ante esto, debemos definir primero la diferencia entre ambos parámetros económicos.
- Crecimiento: tiene que ver con el aumento de la productividad y los ingresos de un territorio o país.
- Desarrollo: se enfoca en medir las mejoras en las condiciones de vida de una población.
Durante la pandemia y en el 2022 algunos países se enfocaron en el desarrollo económico. Lo anterior lo hicieron no para el presente, sino para dar las bases a la población y así hacer frente a cualquier cambio futuro, minimizando la incertidumbre del control o descontrol de la economía; ante el desasosiego de la invasión rusa en Ucrania, el incremento de las materias primas como el petróleo y gas natural; y sobre posibles recesiones a nivel global.
Todo esto dio lugar a que se promulguen cambios en cuanto a las políticas públicas, y uno de estos, palpable, lo realiza nuestro vecino comercial, Estados Unidos. El Senado americano aprobó la ley “Inflation reduction”, que enfatiza ayudas para mejorar el poder adquisitivo de la sociedad y se concentra el desarrollo económico.
El objetivo de estas es: reducir los costos para las familias, crear empleos bien remunerados para los trabajadores; y crecer la economía de abajo hacia arriba y de la mitad hacia afuera, para tener un crecimiento sostenido de mediano a largo plazo.
El mundo se está concentrando en el desarrollo económico y no en el crecimiento, y solo es utilizado como medidor de parámetros; si las políticas públicas empleadas son las adecuadas, para hacer frente a la crisis de incertidumbres que prevalecen en 2022.
Algunos países optaron por dejar que el crecimiento fluctuara libremente por la falta de un control inmediato directo en sus economías. Con la falta de intercambios comerciales, que afectó en directamente en sus balanzas comerciales entendieron que, tenían que fortalecer su economía interna, y simplemente apoyaron al desarrollo económico.
En 2023, el desarrollo económico estará marcado y podría dar pie a una contracción del crecimiento económico; a causa de una inflación alta observada al cierre del 2022. Con lo que se crea una mayor incertidumbre y estrés financiero, derivado de si los empleadores darán aumento salarial a los trabajadores de acuerdo con la tasa de inflación observada.
Es decir, si la inflación llegase al 10%, darían aumento salarial entre un 6 a 8%; además de que todos los servicios, insumos y productos deberían hacer este ajuste en enero.
Ante esto, ¿qué política pública existe para que el dinero continué circulando? Derivado de que, al reducir el monto disponible por familia para comprar la canasta básica, educación, servicios y otros, tendrán que disminuir en volumen; originando que la cadena de valor se reduzca con base en una contracción de la demanda; lo que reducirá empleos, ingresos por impuestos y esto dará lugar a un bajo desarrollo económico, y por ende, a un pobre crecimiento en México.
Es por eso que, la hipótesis a seguir, como el centro de una visión de mediano plazo, deberá basar su crecimiento (CE) y desarrollo (DE), en lo siguiente:
- El consumo de combustibles (CC). Será un indicativo de cuántos productos, servicios y personas se mueven dentro de una nación; y cuánto intercambian entre sus regiones.
- Incremento de las actividades secundarias y terciarias (IAST). Algunas de las economías han colapsado, y esto podrá continuar; derivado del cierre de negocios y la falta de nuevos, que ha ocasionado que haya un mayor número de desempleos y gente buscando oportunidades.
- Tener a un número de personas vacunadas contra el COVID-19 y sus variantes (PV). Lo anterior, para tener un menor número de casos al haber un brote que afecta la movilidad de la sociedad.
De todo lo anterior, queda como resultante la siguiente fórmula:
CE = ((DE + IAST) – CC) ^ PV
En México, estamos preocupados por el crecimiento económico como primer punto, siendo que este no se puede lograr si no hay un plan en el desarrollo económico.
Un país que crea, tenga, y desee iniciar una recuperación basada en crecimiento, obtendrá una nación con alta incertidumbre. No tener a una población sana, su política económica, energética, financiera y social, será un rotundo fracaso.
Cambiemos los paradigmas, dogmas e ideologías que iniciaron con las administraciones del pasado y que continúan en el presente.
El futuro es la oportunidad para madurar.