Escrito por: Electricidad, Opinión, Santiago Barcón Palomar

¿Y ahora qué?

propuesta reforma eléctrica

No pasó la propuesta a la Reforma Eléctrica. Pensar que todo va a seguir igual equivale a negar la realidad. ¿Qué escenarios posibles tendremos?

Ideas con brío
Santiago Barcón
Especialista en Código de Red

Después de un penoso espectáculo en la Cámara de Diputados, de todos los partidos sin excepción, no se consiguió las dos terceras partes necesarias para implementar los cambios de la propuesta de Reforma Eléctrica. La polarización, ya de por si enraizada, se acrecentó por lo que, sin duda alguna, el Gobierno buscará los mecanismos para conseguir los cambios deseados, aunque no todo lo que desea.

Más importante que la negativa, resulta la votación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre la inconstitucionalidad de la propuesta. En este proceso se necesita que ocho ministros aprueben, de 11, y esta cantidad no se consiguió. Como dato, sólo la ministra Norma Lucía Piña votó en contra de todo el proyecto, lo que da una idea de las diferencias.

Cabe señalar que el resultado no implica que ya se encuentre aprobado, se seguirá legislando y los amparos continuarán con su debido curso, pero sí representa un avance en los objetivos del Gobierno al eliminar la barrera de la inconstitucionalidad.

¿Cuáles fueron los cambios logrados? Iniciemos con el que el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) determinará el orden de despacho; de esta manera, se espera que dé preferencia a la confiabilidad que implica que las plantas de CFE tengan prioridad. Esto viene de la mano del Código de Red (CR), que cubrimos en el número anterior de Energía Hoy, que pueden consultar aquí:

En resumen, la Asociación Mexicana de Energía (AME) presentó un amparo contra el CR publicado el 31 de diciembre del 2021 y que un juez le otorgó un amparo provisional. Lo que sorprende es que la misma AME participó en la redacción del CR, en el sexenio pasado, y lo aprobó. Ya veremos a dónde llega, pero veo pocas posibilidades de que prospere.

En segundo lugar, tenemos al autoabasto que abre la puerta para la revocación de éstos. Una figura de la que una gran mayoría abusó y que, al seguir el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM), abre la puerta para un mejor funcionamiento al contar con más participantes. En este punto preveo que algunos aceptarán la invitación presidencial, pero considero que serán los menos y los más pequeños.

Continuemos con los Certificados de Energía Limpia (CEL), en los que, al entrar plantas legadas que no emiten CO2, se tendrá una gran emisión de éstos y, por ende, el precio bajará en forma importante. De cualquier manera, su valor disminuiría aceleradamente, por lo que su impacto será, en mi opinión, menor.

Toca ahora la posibilidad de terminar anticipadamente los contratos de los Productores Independientes de Energía (PIE), que abre un nuevo frente de batalla en la que CFE tiene mucho margen de obtener beneficios, puesto que algunos de estos acuerdos son realmente leoninos.

Continuemos con que la CFE ya no estará obligada adquirir la energía de las subastas de mediano y largo plazo. Esto es significativo y creo que pone un piso más parejo a los participantes: vamos a conseguir clientes y no sólo venderle a uno con garantía soberana que además es competidor.

Pasemos a que las empresas generadoras de energía tienen que comprometerse a la entrega de energía en fecha y hora. Antes, la CFE cubría esos huecos, pero ahora tendrán que adquirirla, inclusive a la misma CFE. Esto también ayuda a un mercado más equitativo.

Finalmente, la CRE puede ya incluir los criterios de planeación en el otorgamiento de los permisos, lo cual hace todo el sentido. Por supuesto que entiendo la preocupación de la discrecionalidad, pero el aprobar todo lo que se presenta, sin un análisis técnico profundo, es un despropósito total, costos altísimos para otros participantes y afecta el sano crecimiento del Sistema Eléctrico Nacional.

En un análisis frío sobre la propuesta de Reforma Eléctrica no hubo, entre las partes, vencedores, ni vencidos, pero sí un gran perdedor: México. Otra área que sufrirá será la transición energética, aunque tendemos a olvidar que no hay energía más cara que la que no se dispone. Aunemos que la eficiencia energética continuó siendo la gran olvidada y que la seguridad energética, que nos la daría el almacenamiento del gas, sigue en el olvido.

Pasemos ahora a los escenarios posibles. Me parece que la renegociación de los contratos con las PIEs puede dar buenos frutos. Tienen margen y cuentan con varios años operando, por lo que esperaría -no pierdo el optimismo- resultados razonables para ambas partes.

Si se está en autoabasto, considerar pasar al MEM, negociando con el suministrador y esgrimiendo que hay que buscar tierra común.

Consideremos que al Gobierno le quedan, realistamente, dos años; por lo que sus ambiciones se han convertido en transexenales: si en este periodo no se pudo, ya veremos en el siguiente. Para ello se requiere de dinero y si algo ha sabido hacer esta administración es cobrar. Tan sólo aplicar al 1% de los Centros de Carga (usuarios) las multas que marca el CR, darían 5,700 millones de dólares. Y esto es sólo una pequeña parte de la regulación energética.

Resulta evidente que es imperativo estar preparado y para ello, hay que asesorarse correctamente. Ya bastantes errores se han cometido por falta de una visión técnica, de negocios y –muy relevante- con una visión de que no se trata de litigar, sino de ver lo que puede ser realizable y razonable. Nada fácil con los tiempos que corren, pero a no cejar.

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